Recuerdo perfectamente lo que sentí al final de la tercera temporada de Perdidos: ese "¡Tenemos que volver!" fue una manera de subrayar que todo, absolutamente todo, había cambiado para siempre en mi serie favorita. Ya no solo jugábamos con el tiempo presente y el pasado: ahora, también veíamos el futuro. Había un mundo después de salir de la isla, y no era precisamente perfecto: A través del espejo nos mostraba a Jack totalmente perdido en la vida en lo que creíamos que era un flashback, solo para decirnos, al final, que era un flashforward. Y volvimos a adorar a Perdidos, una vez más.
Volviendo a volver
Obviamente, Damon Lindelof y Carlton Cuse no querían que nadie supiera lo que iba a a ocurrir en este final, así que solo le dieron guiones a cuatro personas: Matthew Fox, Evangeline Lilly (que salían en la escena), Jack Bender (que lo dirigía) y Jean Higgins (productora ejecutiva). La escena se rodó, sin ninguna parafernalia, en un aparcamiento de Honolulu al lado del aeropuerto con una pantalla verde. Pese a todo, no pudieron evitar que se colara en internet una semana antes de que el episodio se emitiese.
Aunque los muy avispados ya podían haber notado, desde el inicio del episodio, que algo así iba a venir. Particularmente, desde que Jack entra en la funeraria Hoffs/Drawlar. Un nombre curioso, sin duda, pero que realmente es un anagrama de "flash forward". Si alguien consiguió pillarlo en el momento tiene todos mis respetos, porque es un detalle prácticamente imposible.
Por cierto, que esto no fue una idea que salió de la nada: Lindelof y JJ Abrams ya pretendían hacer flashforwards desde la mismísima concepción de la serie, pero solo se lo tomaron en serio después de que en la primera temporada se dieran cuenta de que, tarde o temprano, los flashbacks dejarían de ser necesarios. Este fue un antes y un después para Perdidos y para nosotros como espectadores. ¿Se echan de menos sorpresas así? Francamente, muchísimo.