Hay una máxima en la producción de series animadas como Los Simpson, especialmente por las limitaciones de duración impuestas por la emisión en televisión con anuncios. Todas estas series deben aprovechar cualquier espacio mínimo para hacer un chiste, y eso incluye meterlos en el fondo de una escena donde el espectador más atento podrá captarlos. La clase de gags visuales que se vuelven obsesión para sectores de fans.
No todas estas bromas visuales estaban pensadas para ser un éxito, y de hecho algunas estaban escritas sólo para un tipo de gente muy concreta. Gente como David X. Cohen, que trabajó como guionista en la serie durante un tiempo, y que siempre que podía sacaba a relucir sus estudios de física y de informática en Harvard y Berkeley introduciendo chistes de matemáticas.
Siempre que había una pizarra o un contexto académico, Cohen era del sector de guionistas que aprovechaba para meter una fórmula que tuviera una broma, o que cambiase el nombre de un nombre importante para la ciencia matemática. Eran bromas no pensadas para el público general, sólo para un pequeño grupo de personas que tuvieran pasión por la ciencia, que tuvieran un detalle extra para disfrutar de una serie plagada de chistes “tontos”.
El poder de las matemáticas
Aunque no fueran los chistes más populares en Los Simpson, fueron claves para su serie hermana: Futurama. Cohen fue creador junto a Matt Groening de la serie animada de culto y de ciencia ficción, que le daba aún más oportunidad de meter bromas matemáticas visuales. Hablando en un podcast de Wired Magazine pudo reflexionar sobre como ese tipo de chistes construyó una apasionada base de fans: “muy, muy poca gente va a probar esto en una calculadora y pillar el chiste. Pero los que lo hacen se quedan tan asombrados de que hayas metido algo tan raro y hecho a su medida que se convierten en fans de por vida”.
‘Futurama’ tuvo un episodio tan violento que fue prohibido: no pudo verse hasta un año despuésLo que empezó en su momento como “algo que mis viejos amigos van a apreciar” en los tiempos de Los Simpson ha servido para forjar la pasión fuerte que sienten los fans de Futurama. Y ha servido hasta para escribir libros, como The Simpsons and Their Mathematical Secrets de Simon Singh, que decidió explorar todos estos chistes colocados de fondo y valorar lo que los hace geniales. La clase de libro que, sin duda, hace ilusión a gente como Cohen.
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