Conan O'Brien, el último presentador de los Óscar, no ha llegado donde lo ha hecho por mera casualidad. Bueno, un poco sí, la verdad: cuando se presentó como presentador del Late Night, un mítico programa de David Letterman que llevaba once años en emisión apenas había hecho un par de apariciones en Saturday Night Live. De hecho, allá por 1993, O'Brien era más conocido por ser un guionista de Los Simpson. De alguna manera les conquistó, y el resto es historia.
Una niña muy lista
Por aquella época, Scarlett Johansson tenía 9 años y una carrera basada en anuncios de televisión. Sin embargo, tenía muy claro lo que quería: convertirse en actriz de cine. ¿Y cuál fue el primer paso? Pues, sorprendentemente, un pequeño papel en el recién estrenado Late Night with Conan O'Brien donde interpretó a Sarah Hughes, una niña que acaba de ganar el concurso nacional de deletreo. Y obviamente, no todo sale como debería.
Os recomiendo mucho echar un vistazo al sketch, porque no solo es hilarante: también es muy representativo del humor en los late night americanos de mediados de los 90 y solo se va poniendo mejor con cada minuto. Después de este estreno por todo lo alto, Johansson debutó en el cine con un papel muy secundario en Un muchacho llamado Norte (¿os acordáis de esta película? Espero que no). Y no creáis que el resto de su carrera inicial fue espectacular, para qué engañarnos.
De hecho, antes de aparecer en El hombre que nunca estuvo allí, Ghost World y Lost In Translation tuvo que hacer papeles en películas como Solo en casa 3, Mi hermano el cerdito o Manny y Lo. ¡Eh, nadie dijo que triunfar en los 90 y convertirse después en la actriz mejor pagada del mundo 30 años después fuera cosa sencilla!