En un principio, a nadie le interesó Sensación de vivir. De hecho, si se salvó de la cancelación fue porque Fox emitió una temporada especial veraniega en verano de 1991 que vapuleó en audiencia a sus rivales, que emitían tan solo repeticiones de sus series. Pronto se convirtió en tal éxito que Jason Priestley, Luke Perry o Shannen Doherty fueron iconos pop, dando nacimiento a un género en sí mismo que continúa hasta nuestros días: el de la telenovela adolescente. Aunque en el año 2000, claramente la serie ya no daba más de sí y fue cancelada... Solo para tener un reboot ocho años después.
Sensación de morir
Si ahora ya nos parece increíble que las temporadas de series tengan más de 10 capítulos, en la época de Sensación de vivir tenían 32 por temporada. Imagina. En total, 293 episodios que dieron para muchísimas estrellas invitadas y oportunidades para jóvenes actores. Uno de ellos, que debutó en en el episodio 20 de la temporada 9, era un chaval de 20 años que estaba dando sus primeros pasos en lo audiovisual: un tal Aaron Sturtevant, al que después conoceríamos como... Aaron Paul.
Aunque, para ser totalmente honestos, este no fue el primer papel de Paul: fue en una película hecha para televisión llamada Even the losers de la que ya nadie se acuerda (literalmente, apenas hay información sobre ella en Internet). Después de Sensación de vivir, Paul fue alternando pequeños papeles episódicos (Melrose Place, De repente Susan, Cosas de marcianos) hasta que, por fin, debutó en el cine en el año 2000 con Cueste lo que cueste.
Aunque por aquel entonces no le conocía absolutamente nadie, y aprovechó para ir a concursar a El precio justo, donde no se llevó el coche porque se pasó de precio... por solo 132 dólares. Por suerte, en 2008 llegó su gran momento cuando Jesse Pinkman cayó en sus manos y se volvió un imprescindible de la televisión gracias a Breaking Bad. Yeah, Mr. White! Science!