¿Cómo es Diego Salgado, su personaje?
Es un ejecutivo que carga con una culpa del pasado. A la vez que persigue su objetivo, en cierto modo egoísta porque es también para salvarse a sí mismo, va descubriendo su propia humanidad.
Comienza dando una cara dinámica de un tipo con muchísimo éxito, pero poco a poco se que tiene una carga del pasado. Huye hacia delante, no duerme y tiene una forma especial de relacionarse. Lo interesante es que a medida que va persiguiendo su objetivo para salvarse a sí mismo, va descubriendo su propia humanidad.
¿Logrará redimirse de esa culpa?
Ese es su objetivo y es lo que anda persiguiendo por encima de todo. Puede parecer egoísta, pero todo es por un bien.
¿Le resulta más atractivo interpretar personajes difíciles?
Los personajes tienen que tener problemas para que sean interesantes, les tiene que pasar cosas y tienen que tener una forma especial de enfrentarse a ellas.
¿La serie consta de seis capítulos. ¿Fue decisivo para que volviera a la tele?
Saber que tiene un principio y un final, que puedes trabajar el arco del personaje como si fuese una película es muy interesante, es un regalo haciendo televisión. En este momento, sinceramente, no me apetece estar en una serie que tenga una continuidad indefinida con un personaje fijo. Lo que persigo ahora es disfrutar, buscar, cambiar de personaje y jugar. La verdad es que el ritmo del guión engancha desde el principio.
¿Qué le parece rodar fuera de España?
Me gusta porque tiene un punto de aventura y de inmediatez. Me pone un poco el estar de repente en un desierto o en una selva.
¿Le atraen los personajes complicados?
Los personajes tienen que tener problemas para que parezcan interesantes. Me atraen los que tienen una forma diferente a la mía de enfrentarse a esas cosas.
¿Qué es lo que más le gusta de su profesión?
Creo que la suerte que tenemos los actores, y que es por lo que nos enganchamos a esto, es que vivimos extra, vivimos más. He pasado por muchos procesos y los personajes me han enseñado cosas que jamás hubiera aprendido con otra profesión. En la ficción he matado, me he enamorado un millón de veces... y me lo he creído. Eso es lo que me queda y lo que me gusta de este trabajo. Los personajes me han enseñado cosas que, si me hubiese dedicado a otra cosa, no hubiese aprendido.
¿Y para desconectar de eso?
Una cerveza bien fría, un cigarrito y tus amigos, pero como en todos los trabajos. Me gusta juntar a toda mi gente, darles de comer y estar con ellos hablando de otra cosa. la culpa, al que le persigue la desgracia. Comienza dando una cara muy dinámica de un tipo con muchísimo éxito, pero poco a poco se ve que tiene una carga del pasado. Huye hacia delante, no duerme y tiene una forma especial de relacionarse. Lo interesante es que a medida que va persiguiendo su objetivo para salvarse a sí mismo, va descubriendo su propia humanidad.
¿Cómo lleva ser famoso?
He decidido afrontarlo y no amargarme. Si te toca, te tocó, porque en mi caso yo no lo elegí. Me llegó cuando uno de mis personajes [Lucas] se hizo muy mediático. Lo único que pretendo es que ese personaje no se convierta en un lastre.
¿Prefiere el cine o la tele?
No me apetece volver a la tele con un personaje fijo de continuidad indefinida. Ahora quiero disfrutar, cambiar de personajes, jugar. Prefiero profundizar en un personaje para, al poco tiempo, borrarlo y despedirme de él. Aunque a veces cuesta hacerlo y meterse en el pellejo de otro.