Sensacine se ha puesto en contacto con uno de los guionistas de 'El Internado', Pablo Aramendi, quien ha accedido - via e-mail - a contestar a todas nuestras preguntas sobre lo que no vemos en televisión.
¿Cuánto tiempo llevas trabajando en 'El Internado' y qué haces exactamente en la serie?
Llevo un año y medio trabajando como guionista.
¿Cómo trabajan los guionistas de la serie?
Antes de entrar directamente con los guiones empleamos un tiempo en diseñar qué va a ocurrir en el desarrollo de la temporada, cuáles van a ser las líneas generales y qué tramas serán las que tengan más peso, ya sean de misterio o personales. Lo llamamos el mapa de tramas. Esta fase suele durar dos meses. Después entramos a la escritura por capítulos, divididos en tres equipos de tres guionistas. Cada equipo apoya a los demás durante una semana aportando una trama que se trabaja en continuidad para tres episodios. Luego dedicamos una semana para hacer las tramas y la escaleta de nuestro capítulo, y otras dos semanas las empleamos en dialogar y en revisar el capítulo. Al terminar, los productores ejecutivos le dan un último repaso al guión.
Hasta ahora, ¿cuál ha sido la trama más difícil de solucionar dentro de la serie?
Lo más difícil son las tramas de las niñas pequeñas porque es un tono distinto y por las limitaciones con las que vienen marcadas. Lo más complicado para mí fue el último capítulo de la quinta temporada en el que se llegaba al último día del curso. Según el final que teníamos pensado, el plan de "los malos" no se desvelaba hasta la última secuencia y la dificultad consistía en mantener la tensión cuando los protagonistas no tenían ningún obstáculo -aparente- para abandonar el colegio.
¿Cómo habéis organizado el diseño de cada personaje?
Yo entré en la cuarta temporada donde el grueso de los personajes ya estaban diseñados. Pero a partir de ahí cada nuevo personaje que ha aparecido se ha creado más bajo criterios de utilidad que porque quisiéramos hacerlos de tal o cual manera. Al tratarse de una ficción de misterio pesan más las tramas que los personajes. Para que un personaje pueda dar juego analizamos qué tramas necesitan ser reactivadas con una nueva presencia o cuáles necesitan compañeros para interactuar.
¿Cuál crees que es el personaje con más matices? ¿Y cuál es tu preferido?
Quizás Iván (Yon González) pueda ser el que haya mostrado mayor número de matices. Puede que por todo lo que le hemos alterado su vida personal sea el que se ha enfrentado a mayores emociones y le hayamos visto un mayor número de registros. El que sí debería haberlo sido es Lucía (Lola Baldrich). No sé si ha quedado reflejado pero nunca logramos ponernos de acuerdo en si era buena o era mala y es un debate que tendría que haberse trasladado al espectador. Mis preferidos son Noiret (Carlos Leal), porque da juego para escribirle frases muy cínicas y Julia (Blanca Suárez) porque ofrece muchas cosas y nunca se viene abajo delante de Iván.
¿Llega el guionista a encariñarse con los personajes?
Absolutamente, pero también llegas a odiarlos. Eso se nota desde el momento en el que escribes las tramas, porque acabas dando más peso a los que más te divierten, sobre todo, cuando estás dialogando. Si ves que un personaje te dará mejores líneas, te rompes más la cabeza para sacarlas. Pero cuando un personaje te cae peor utilizas a los demás para que le metan caña. No sé si esto casi da más placer.
Cuando aparece un nuevo actor o se marcha uno antiguo... ¿Cómo pensáis en justificarlo?
Es más difícil introducir que quitar. Quitar solemos hacerlo matando, tampoco nos vamos a engañar. En una serie en la que hay tantos movimientos en la sombra y donde hay que mantener la tensión, alguna muerte que otra siempre viene bien. Introducir es más complicado porque hay que crear en el espectador las ganas de ver a los nuevos cuando ya están más encariñados con los viejos. La serie tiene tanta información que el problema habitual con los nuevos es que llegan frescos y puede ser cansino para el espectador el tiempo que tardan en ponerse a la altura de los demás.
‘El Internado' tiene un poco de todo: nazis, virus, monstruos, asesinatos... ¿Demasiados elementos y tramas diferentes no pueden hacer que el espectador pierda un poco el hilo de la serie?
Está claro que el espectador ocasional se va a perder algunas de las cosas que pasan, pero el fan se queja de que "pasa muy poco". Encontrar la forma de que el fan y el espectador ocasional terminen satisfechos es clave en nuestro trabajo. Nosotros solemos estar más cerca del fan y siempre a nos gustaría que pasaran más cosas.
¿En qué os inspiráis para crear cada historia?
Los demás no lo sé pero yo me suelo inspirar en mis ganas de irme a casa. Eso de estar todo el día encerrado con los compañeros en una misma habitación soltando ideas que, por lo general, les parecen aberrantes es lo que te obliga a ser ingenioso. Ahora ya más en serio, es una serie no da mucho para una inspiración de ideas geniales. En 'El Internado' mover cualquier pieza suele ser muy complicado por las consecuencias que trae, por eso la mejor idea es muchas veces la menos mala.
¿Llegáis a trabajar con el resto del equipo? Actores y demás...
El principal contacto que tenemos es con el equipo de producción, dirección y arte. Ellos son los que nos dicen lo que se puede o no grabar por tiempo y medios con los que contamos. Sobre todo en cuestiones de de decorados tenemos que controlarnos. Si por nosotros fuera todo sucedería en el bosque y de noche, o en los pasadizos, que son los escenarios que dan más juego y emoción.
¿Nos puedes adelantar algo de lo que pasará en esta temporada?
Prefiero no hacerlo porque, como la gracia está en los "avances" que se dan en la trama, si adelanto algo luego los capítulos no tienen gracia. Pero sí diré que se va a producir un giro tan potente que casi se puede decir que reformateará la serie. Eso va para todos los que dicen que la serie está estirada y que ya no hay quien la aguante. Que se esperen, a ver qué les parece la nueva propuesta.
¿Cómo te gustaría que terminara la serie?
Con un final feliz pero crudo. Cuando más disfruto es cuando la historia se pone más oscura, y luego siempre me cae la bronca por eso.
Eva Fernández y Alicia P. Ferreirós
