Aunque la carrera de Roberto Enriquez (León, 1968) comenzó sobre las tablas de un escenario de teatro, con el paso del tiempo se ha ido convirtiendo en una de las caras televisivas por excelencia. Su experiencia en la pequeña pantalla arrancó de la mano de míticas series como 'Colegio mayor', 'Pepa y Pepe' o 'Esencia de Poder' -obteniendo en esta última su primer papel protagonista- y no fue hasta principios del siglo XXI cuando comenzó a realizar numerosos trabajos en el mundo del celuloide como 'AzulOscuroCasiNegro' o 'Los Borgia'. Sin lugar a duda, el éxito llegó en 2008 con la serie de TVE 'La Señora', que Enriquez protagonizó junto a Adriana Ugarte y Rodolfo Sancho, a partir de la cual conseguiría multitud de trabajos en televisión como 'La Duquesa', 'La Princesa de Éboli' o 'Hispania', la serie que protagoniza actualmente.
En 'Hispania' Enriquez interpreta a Viriato, líder de la resistencia contra la ocupación romana. La ficción, que en su primera entrega logró convertirse en la serie revelación de 2010, regresa a Antena 3 con su segunda temporada el martes 10 de mayo a las 22.00 horas. Viriato vuelve de su viaje a Roma completamente radicalizado y dispuesto a seguir luchando contra los opresores. La principal novedad de los nuevos episodios son las incorporaciones de Juana Acosta ('Crematorio'), Iván Sánchez ('Hospital Central'), Thais Blume ('Sin tetas no hay paraíso') y Ana Rujas ('Tormenta'). El actor, completamente inmerso en el rodaje de la nueva temporada, nos cuenta, entre otras muchas cosas, los cambios que ha sufrido su personaje y cómo resulta la experiencia de trabajar en una serie de época.
¿Qué cambios vamos a observar en Viriato tras su regreso a Roma?
Muchos. El factor desencadenante que arranca este conflicto son las muertes y ultrajes que cometen los romanos. Cuando termina la primera temporada y acaba con esa batalla, parece que hemos ganado, pero no es así. Cuando Viriato va a Roma a recuperar a su hija, se da cuenta de la magnitud que significa Roma y comprueba con sus propios ojos que es un imperio bastísimo. Va a recuperar a su hija pero, aunque está viva todavía, es mucho más doloroso lo que encuentra que si la hubiera encontrado muerta. Esas circunstancias hacen que el personaje venga sin concesiones. Cuando entra en Caura, se da cuenta de que los suyos se han echado a dormir en vez de estar luchando contra Roma. Va a haber muchas diferencias de opiniones entre la forma que tienen los políticos de ver esta situación, que es absolutamente conservadora y de no intervención, y la que él quiere llevar a cabo, que es guerra, ya, ahora, y con todas las consecuencias. Hasta tal punto que traspasa rayas de alguna manera sagradas. Sus dioses ordenan unas cosas con respecto a los muertos y él está dispuesto a traicionar esas leyes con tal de ganar la guerra. Eso va a traer consecuencias con sus hermanos en la lucha porque, claro, los dioses son los dioses. Hasta ese punto llega su radicalidad: a enfrentarse a los suyos.
Roberto Enriquez (Viriato) junto a Juan José Ballesta (Paulo).
¿Qué destacaría de la segunda temporada con respecto a la primera?
En la primera temporada, que estaba muy bien también, los romanos eran muy malos y muy pérfidos y los hispanos teníamos a veces un tinte un poco ingenuo. Esta temporada creo que es mucho más real lo que ocurre con la guerra en el sentido de que saca lo mejor y lo peor del ser humano. Aquí aparece lo mejor, la solidaridad, la empatía por alguien que está sufriendo... Pero también aparece lo peor, que es la mezquindad de me salvo yo independientemente de lo que les pase a los demás, traiciono a los míos por intereses propios, cómo puedo medrar en esto aunque destroce todo lo demás.... Eso hace que se oscurezca todo mucho más y me parece que cobra unos tintes mucho más realese interesantes.
¿Los hispanos tendrán su propia batalla interna y eso les perjudicará en la lucha contra Roma?
Absolutamente. Los políticos tienen una forma de ver la guerra y los militares otra y entran en colisión. Eso es lo que va a ocurrir aquí. A mí me nombran jefe del ejército de Caura, del ejército de los hispanos, y frente a los miembros del Consejo va a haber una oposición radical hasta tal punto que dimito de mi puesto para emprender la guerra sin estar bajo su amparo.
¿Y volverá a haber traidores entre los hispanos?
Sí. Aquí hay un ramillete de traidores bastante importante que va a desestabilizar todo y a emponzoñarlo todo mucho más entre nosotros. No sabes si te puedes fiar de los tuyos.
El líder de los hipanos delante de Sandro (Hovik Keuchkerian).
¿Qué puede llevar a un hombre a traicionar a su pueblo?
Creo que casi todos los traidores que aparecen en esta historia prefieren hacer su guerra personal para conseguir salir beneficiados. Tener más riquezas, conseguir el apoyo de Roma, una mejor posición... Sus intereses personales se anteponen a los intereses generales, cuando los intereses generales son algo tan importante como la supervivencia de un pueblo que puede ser arrasado. Creo que es algo muy real. Durante la época nazi en los países que fueron invadidos había mucha gente que colaboraba con ellos. Un traidor de tu propia sangre es mucho peor que un enemigo.
¿Y Roma también tendrá su propio traidor?
(Risas) También, también. Hay un personaje infiltrado que nos da información muy valiosa para poder atacar a Roma.
¿Cómo continuará la relación de amor entre Viriato y Helena (Manuela Vellés)?
Es muy doloroso porque después de venir de Roma y no poder traer a su hija, llega a Caura y se encuentra con que Helena no está. No sabe si es que Helena no le ha esperado porque no le amaba lo suficiente o si ha habido otras circunstancias. Es un golpe duro para él y, cuando ve que aparece como mujer de Alejo y con un hijo suyo, enloquece y tienen que reducirlo físicamente y encerrarlo para que no haga nada. Helena le da razones aparentes, no las reales, y, por salvar a su hijo llega a decirle a Viriato que no quiere saber nada más de él, que tuvo su oportunidad y la desperdició. Para él es como si a nivel emocional se le cerraran todas las puertas. No tiene a su hija, no tiene a la mujer que ama, no le queda absolutamente nada y tan sólo es un hombre que está mucho más libre para morir. Y todavía se vuelve más radical.
Viriato (Roberto Enriquez) camuflado como un romano.
¿Cómo le está resultando rodar una serie de época?
Es maravilloso. Es un vestuario incómodo y vamos llenos de mierda, pero creo que nos hace el 50% del trabajo a los actores. Te pones este vestuario, coges una falcata y ya te pones en el personaje.
¿Es más agradecido el rodaje en exteriores que en plató?
Es más agradecido en cuanto a que estás en un paisaje alucinante como La Vera, en unos lugares maravillosos que no conocía. También por cómo nos trata la gente extremeña, que nos van pitando desde los hoteles hasta el rodaje por todos los lados y toda la gente nos saluda. Además, para mí la serie cobra sentido en exteriores porque así es la propia historia. Viriato consiguió ganar todas esas batallas porque tenían una gran arma, que era el conocimiento de esa naturaleza. Todas las guerras las ganaban así, nunca en enfrentamientos directos, sino siempre guerras de guerrillas, utilizando esa naturaleza y ese territorio que ellos conocían tan bien. Pero claro, también son unas jornadas brutales físicamente, montando a caballo todo el día, batalleando con las espadas... En ese sentido es más duro que el plató, aunque el plató es mucho menos emocionante.
En la primera entrega tuvieron que aprender a montar a caballo y a usar las espadas. Ahora lo tendrían todo mucho más controlado...
Con nuestro maestro de armas y nuestros especialistas hemos formado un dream team estupendo. Ya nos conocemos. Nos han estado enseñando cómo utilizar las falcatas para que cobren toda su espectacularidad. Estamos más entrenados, pero antes de empezar la serie hicimos lo mismo que en la primera temporada. Volvimos a coger los caballos para entrenar y volvimos a hacer peleas otra vez. Más que nada, para despertar la maquinaria.
Keuchkerian, Enriquez, Pablo Derqui y Ballesta, caracterizados.
¿Esperaba esta acogida de 'Hispania'?
Intento vivir un poco al día con las audiencias porque es todo tan poco previsible que realmente no espero nada. Que fuera un éxito, y ese éxito, porque hubo días que tuvimos cinco millones de audiencia, yo no me lo esperaba y fue una sorpresa muy grata. Espero que esta temporada no les defraudemos y sigamos por el mismo camino, porque la verdad es que es un lujo poder estar en una serie así.
Alicia P. Ferreirós