Tan sólo queda un episodio para que la cuarta temporada de The Walking Dead se despida hasta febrero y una cosa está clara: El Gobernador ha vuelto a las andadas. ¿De veras alguien creía que el villano por antonomasia de la serie de cómics de Robert Kirkman se iba a convertir ahora en uno de los buenos? El episodio que AMC emitió anoche, 'Dead Weight' (4x07), no sólo demostró que no, sino que dejó las cosas a puntito de caramelo para el último capítulo de la primera mitad, 'Too Far Gone' (4x08), que tiene todas las papeletas para ser de auténtico infarto.
¡Ojo! A continuación hay 'spoilers' de 'Dead Weight' (4x07) así que, si aún no lo has visto, es mejor que dejes de leer ahora.
El personaje interpretado por David Morrissey volvió a convertirse en el eje central del capítulo en cuestión, que terminó justo en el mismo punto en el que lo había hecho dos semanas antes: con el Gobernador observando la prisión en la distancia. En lo que él llama "sobrevivir", el personaje volvió a mostrar su lado más psicópata y asesinó a dos de sus compañeros, Martinez y Pete, para convertirse en el nuevo líder. Y tiene claro cuál va a ser su primera acción: Buscar un sitio mejor y más seguro donde afincar su campamento.
En el próximo capítulo...
Según la sinopsis oficial de 'Too Far Gone' (4x08), ahora que las cosas han empezado a calmarse en la prisión, Rick (Andrew Lincoln) tendrán que enfrentarse a un nuevo peligro inminente y, obviamente, sabemos que ese peligro tiene nombre y apellidos: Philip Blake, a.k.a. El Gobernador. Según vemos en el avance, el nuevo grupo se mostrará ante las puertas de la carcel dispuesto a convertirse en sus nuevos habitantes, algo que el 'sheriff' y los suyos no permitirán. Estamos, sin duda, ante la épica batalla que Robert Kirkman desarrolló en sus cómics y todo parece indicar a que será igual de impactante o más. ¿Sufriremos alguna nueva pérdida?
Alicia P. Ferreirós