Álvaro Cervantes (Barcelona, 1989) es uno de los actores nóveles con mayor proyección de futuro dentro del mundo de la interpretación en España. Con tan sólo 25 años, el joven intérprete cuenta con una extensa trayectoria en cine, televisión y teatro. 3MSC fue una de las principales plataformas para hacerse conocer entre el público tras Punta Escarlata en Telecinco. También ha destacado en otras producciones como la serie Luna, el misterio de Calenda y la cinta El juego del ahorcado.
Ahora, el actor se pone al frente de la nueva apuesta de Telecinco, Hermanos. Se trata de una miniserie de seis episodios en la que comparte protagonismo con Antonio Velázquez y María Valverde. En la ficción, Álvaro Cervantes se pone en la piel de Alberto, el hermano pequeño de Juan (Velázquez). Una serie de hechos que tienen lugar en España cambiarán por completo su visión del mundo y de las cosas. Su capacidad de trabajo y responsabilidad lo llevarán a lo más alto, convirtiéndose en uno de los empresarios más jóvenes y valorados del país.
SensaCine ha tenido la oportunidad de hablar con el actor sobre su personaje, la historia y todas las incógnitas que rodea a Hermanos, la nueva apuesta de Telecinco para esta nueva temporada.
¿Cómo es Alberto, tu personaje en Hermanos?
Mi personaje es Alberto, el segundo hijo de la familia Torres. Es una familia humilde que vive en un barrio obrero de Madrid y trabaja en una tintorería donde las cosas no van del todo bien. Tiene un hermano, Juan, con el que tiene una relación especial porque están marcados por la misma chica, Virginia (María Valverde). Es su vecina de enfrente, con la que han compartido de todo desde pequeños.
Dos hermanos enamorados de la misma mujer...
De hecho, el título de la serie se refiere mucho a esta relación triangular, no solo a los hermanos Juan y Alberto, sino a la relación que tienen con Virginia, que es como si fuera una hermana. Dicha relación es lo que origina el conflicto. Los dos están enamorados de ella, cada uno a su manera y para Alberto es el amor de su vida.
Por otro lado, Juan lo vive de una manera mucho más liviana. Él es juguetón y Alberto no sabe jugar. A Alberto desde pequeño le pusieron el sambenito de el chico inteligente, listo, el ‘crack'... Entonces eso con los años se ha ido acrecentando. Evidentemente llega el momento de cumplir y lo hace con creces. Ese peso y esa responsabilidad no le deja vivir como debería vivir un chaval de su edad.
¿Te has visto en una situación similar en la vida real?
No, en la vida real no. Pero sí es verdad que uno de pequeño vive situaciones que dices: 'no, son cosas de niño', y en realidad no es así.
En este caso la historia comienza más tarde, con personajes que tienen entre 18 y 19 años. El pasado de los personajes se ve en la serie. Juan y Alberto se quieren mucho pero esta historia hace que no se lo demuestren. Por otro lado, hay dos pérdidas en la familia. Muere el padre y Juan se va un poco desterrado. Alberto se queda más solo que nunca con esa figura de la madre que le ha inculcado siempre la necesidad de salir del barrio, de trabajar, trascender y las ansias de poder.
Tu personaje tiene una evolución muy marcada a lo largo de la historia, ¿no?
Alberto consigue una beca para una universidad privada muy prestigiosa y una vez ahí, comienza a entrar en un círculo con una determinada gente que va a hacer que se aleje de su mundo. Alberto se olvida de lo emocional y se dedica a ascender y a crecer en un sentido que, más tarde, se va a dar cuenta que no era el más adecuado.
Pero eso no es lo que él quería para su vida, ¿no?
No, ahí está el kit de la cuestión. Son personajes que cada uno va por un lado y se van a encontrar más tarde. Van a ver en qué punto están y que han hecho bien y que han hecho mal para llegar hasta ese punto.
María Valverde dice que lo más interesante de todo el proyecto son las etapas de la vida de cada uno de los personajes.
A mí me parece un lujo esta historia porque permite esta evolución. Son unos personajes que cuesta encontrar como actor. Es lo más complicado que he hecho. Mi personaje comienza con 18 y acaba con 34. Y no es tanto la edad, sino el camino que recorre. Vive situaciones límite y se mete en el barro de cabeza.
¿Te sientes de alguna forma identificado con Alberto? ¿Tienes algo en común con tu personaje?
No, no me siento identificado. Tengo en común que lo hago yo (risas) e imagino que también la parte humana. He podido dar al personaje la parte más introvertida de mí, sobre todo al principio. Un actor o una actriz siempre están muy habituados a conectar con las emociones, a entender y a analizar. Pero este personaje no es así. Alberto se olvida de lo emocional, se olvida de él mismo. Es un carácter muy distinto al mío.
Has dicho que se aleja de lo emocional pero más adelante contrae matrimonio con Pilar Yagüe (Aura Garrido).
¿Cuántos matrimonios existen en los que las emociones son nulas? Es un matrimonio en el que sí que hay un punto de atracción porque realmente es la única chica con la que ha estado. Con Virginia el amor siempre ha sido platónico. Por otro lado, aunque él no lo sepa, o no se quiera dar cuenta, en esta erótica del poder todo lo que conlleva estar con esta chica y todo lo que le puede reportar… A veces uno cree que le gusta algo pero en realidad le gusta lo que eso conlleva. Él mismo se siente atraído por ella y por poder tener cierta afinidad y respeto.