Dylan, El personaje de Reid Ewing en Modern Family, parece bastante seguro de sí mismo. Sin embargo, el actor es todo lo contrario: ha confesado que su trastorno dismórfico corporal le ha jugado más de una mala pasada; en especial, con respecto a su adicción a la cirugía plástica.
Ewing ha declarado en un blog de The Huffington Post que pasó meses aislado en casa. "Me despertaba gritando por el dolor, con lágrimas en los ojos", ha afirmado. Su obsesión era tal que, en 2008, su objetivo principal era parecerse a Brad Pitt. "Después de la cirugía tuve que pasar semanas en una habitación, tomando tranquilizantes. Incluso después de las intervenciones, nunca tuve el aspecto que quise".
Para intentar solucionar su insatisfacción respecto a su nueva apariencia, el actor comenzó a operarse una y otra vez. "Cada interveción causaba un nuevo problema, y tenía que arreglarlo con otra vuelta al quirófano", escribe. "Me prometí que no volvería a utilizar cirugía, y después de ello pasé seis meses hasta que me acostumbré a la mirada de la gente".
Además, Reid asegura que ninguno de sus médicos se preocupó en ningún momento por su salud mental, y advierte a las personas con baja autoestima. "Antes de cambiar vuestra cara, pensad si necesitáis ayuda con vuestra cabeza", sentencia. "Es un hobby horrible, que te consume hasta dejarte sin alegría. Ojalá pudiera volver atrás". Sea como sea, parece que el actor ha conseguido salir del círculo vicioso en el que estaba inmerso.