Todo es una mierda llegó a Netflix como huracán de nostalgia y juventud. Ambientada en los años 90, sigue a un grupo de adolescentes de un pueblo llamado Boring, en Oregon. Lo que comienza como un enfrentamiento entre el club de teatro y el club de audiovisuales, terminará explorando las relaciones personales de los adolescentes de esa época.
Ahora, muchos espectadores ansían que la historia de Luke y Kate juntos a sus amigos continúe para seguir explorando la importancia de temas como la homosexualidad y el racismo en ese período de tiempo, en el que la sociedad todavía estaba desinformada y llena de prejuicios. El actor Jahi Winston ha hablado de estos temas con Digital Spy:
La sexualidad, la homofobia y el racismo eran tabús en aquel entonces, y no creo que la gente hablara realmente de ellos
El actor además alaba que la serie se centre en los personajes jóvenes, en los adolescentes, que ellos sean el peso de la ficción y de la historia que cuentan. De hecho, los únicos protagonistas adultos son los interpretados por Patch Darragh, Claudine Mboligikpelani Nako y el padre de Luke, a través de cintas de vídeo.
Es importante que enseñemos los diferentes elementos y capas de lo que estos chicos están pasando, y no sólo los niños bebiendo Martinis en la escuela
Winston tiene claro que está abierto a una segunda temporada, en la que quiere que se trate el concepto biracial por la relación de su madre y su padre. Además, desea seguir contando su historia de amistad con Kate y ser mejores amigos. Pero de momento, Netflix no ha hecho oficial la continuación de la serie, aunque desde el equipo sí parece que ya están pensando en ella. La primera temporada ya está disponible en la plataforma.