Una de las cosas más esperadas de la 76ª edición de los Globos de Oro era ver como se desenvolvían Sandra Oh (Killing Eve) y Andy Samberg (Brooklyn Nine-Nine) en el papel de presentadores, pero la también ex de Anatomía de Grey sería protagonista por partida doble al hacerse con el galardón en la categoría en la que estaba nominada.
Después de todos los años en los que Ricky Gervais deleitó con sus monólogos, del magnífico trabajo de Tina Fey y Amy Poehler y de que el año pasado Seth Meyers condujese la gala más reinvindicativa marcada por el #MeToo, en 2019 se buscaba un tono diferente. Un tono cálido y positivo, que se notó desde el principio de la gala. Oh y Samberg comenzaron con un monólogo al estilo Gervais, pero que a medida que avanzaba se volvía más tradicional.
Tras prometer que se "meterían" con todo el mundo de la sala, siendo ellos "dos de las personas más majas de Hollywood", se dedicaron a lanzar alabanzas en tono de insulto, siendo algunos de sus objetivos fueron estrellas como Spike Lee, Michael B. Jordan o Bradley Cooper.
A pesar de toda la negatividad que rodea últimamente a Hollywood, Oh y Samberg querían destacar algo mejor y más alentador y la actriz protagonizó el mejor momento en este sentido al agradecer que en este último año la industria se había esforzado en que las minorías estuviesen mejor representadas en películas y series.
Y no me estoy engañando, ahora mismo este momento es real. Porque os veo. Os veo, a todas esas caras del cambio [ha dicho mientras los realizadores enfocaban a intérpretes asiáticos, latinos y afroamericanos], y ahora, así lo hará el resto del mundo
Asimismo, la actriz también protagonizó un adorable momento al recibir el Premio a Mejor actriz en drama por su papel en Killing Eve, cuando agradeció a sus padres, que se encontraban entre el público, todo su apoyo y dedicarles unas palabras en coreano.