¿Te imaginas estar en un barco en el que se esconde un asesino pero nadie sabe quién es?
Eso es lo que le ocurre a los pasajeros del Barbara de Braganza, el enorme transatlántico en el que transcurre la acción de la nueva serie española de Netflix: Alta Mar. El prestigioso servicio de 'streaming' sigue apostando por la producción nacional y, de hecho, varias series españolas debutarán en la plataforma en la temporada 2019-2020: El inocente y Los favoritos de Midas -que fueron anunciados durante la presentación del nuevo hogar de Netflix en Madrid-, Alta mar, Criminal, Hache, El vecino, Días de Navidad, la tercera parte de La casa de papel, la cuarta temporada de Las chicas del cable, la tercera de Paquita Salas y la segunda de Élite.
Desarrollada por Ramón Campos y Gema R. Neira para Netflix, Alta Mar es una serie de drama y misterio que trasladará a los espectadores hasta los años 40 para subirles a bordo de un grandioso buque que viaja de Europa a América. Entre sus pasajeros viajan dos hermanas, Eva (Ivana Baquero) y Carolina (Alejandra Onieva); Pedro (José Sacristán) el tío de ambas; y el prometido de Carolina Fernando Fábregas (Eloy Azorín), que también es el dueño del barco. Además, Eduardo Blanco encarna a Santiago Aguirre, Capitán del Bárbara de Braganza, y Jon Kortajarena interpreta a Nicolás Vázquez, primer oficial.
El asesinato de una misteriosa mujer que no aparece en la lista de pasajeros será el detonante de una historia repleta de intriga, secretos y traiciones, en las que todos saben que el asesino sigue a bordo y que, en alta mar, no tiene escapatoria.
Como puedes ver en el vídeo que encabeza esta noticia, para la recreación del gigantesco buque en el que transcurre la acción se ha diseñado un set de rodaje de 2700 metros cuadrados que SensaCine ha tenido la oportunidad de visitar para explorara al milímetro cada uno de sus rincones: desde los camarotes de primera clase hasta el centro de mando, pasando, cómo no, por la divertida cantina en la que transcurren un gran número de escenas de la serie al más puro estilo Titanic. Cada detalle para la recreación de este barco de los años 40 se ha cuidado al detalle y eso se percibe casi en cada metro cuadrado. Según nos explicaron durante nuestra visita, un mismo camarote sirve para representar los camarotes de varios personajes, pero, para ello, no sólo se cambian las puertas y disposición de los muebles, sino que se añaden todo tipo de elementos y adornos que revelan interesante información sobre los personajes.
Cabe destacar que para la recreación de los espacios el equipo ha utilizado diversos elementos originales de los años 40. En el Puente de Mando, por ejemplo, donde el timón o el telégrafo son piezas reales cedidas para el rodaje por un coleccionista británico. También se ha utilizado vestuario y joyas originales de la época, aunque la mayoría de las prendas del vestuario de los personajes ha sido diseñada una a una por parte del equipo de diseño de vestuario.
Según nos explican desde el taller, repleto de fotografías de la época y patrones que les sirven como inspiración, los años 40 era una época "muy visual y rotunda y eso es algo que se notaba en la moda", así que, para el diseño de los vestuarios el equipo ha utilizado muchísimas referencias.
A lo largo de nuestra visita también tuvimos la oportunidad de visitar La Cantina, donde, según nos contaron los actores a continuación, trancurre gran parte de la trama. Además, al igual que el resto de espacios del set, este escanario sirve para albergar otros puntos clave del barco. Los camerinos de primera y tercera clase, el enorme salón donde se llevan a cabo las cenas de gala o la recepción del transatlántico fueron otros de los espacios que pudimos visitar y ya estamos deseado verlos en pantalla.
El Barbara de Barganza todavía no ha zarpado, pero lo hará próximamente en la plataforma Netflix con el estreno de los ocho primeros episodios de Alta Mar.