"Daenerys de la Tormenta de la Casa Targaryen. Legítima heredera del Trono de Hierro. Legítima reina de los Ándalos y los Primeros Hombres. Protectora de los Siete Reinos. Madre de dragones. Khaleesi del Mar de Hierba. La que no arde y Rompedora de cadenas". Así presentaba Missandei a su señora delante de Jon Nieve, entonces Rey en el Norte, en el episodio de Juego de Tronos 'La justicia de la reina' (7x03). Pero a la excelente intérprete de la isla de Naath se le pasó un título que, aunque no oficial, le vendría que ni pintado a la hija de Aerys II: 'complex problem solver' (solucionadora de problemas complejos). Sin saberlo, podrías estar convirtiéndote en uno de los profesionales más solicitados de aquí al año 2020 si ves la serie basada en la obra de George R.R. Martin con otra mentalidad -sin llegar, claro, a las habilidades de Bran Stark como Cuervo de Tres Ojos. ¡E incluso cambiar de trabajo!
Como recuerda el exconsultor de McKinsey & Company Ken Watanabe en su libro ¡Resuélvelo!, "cada día te enfrentas a problemas que es preciso solucionar [...] Tanto si se trata de algo grande como de algo pequeño, todos nos fijamos metas, nos enfrentamos a retos y nos esforzamos por vencerlos [...] Ser alguien que soluciona problemas no es sólo una habilidad; es toda una mentalidad". Y, en lugar de aceptar el 'statu quo', "los auténticos solucionadores de problemas tratan constantemente de modelar de forma proactiva su entorno". Quizá no puedas recurrir ni a tres dragones ni a un ejército de Inmaculados para cumplir tus hazañas. Pero eso no quiere decir que no necesites solventar dificultades en tu día a día para ascender a tu particular Trono de Hierro. El Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) dictaminó en 2016, en su informe The Future of Jobs, que el 'Complex problem solving' (1) será el talento más demandado por las compañías en 2020, en la llamada Cuarta Revolución Industrial, incluso por delante del pensamiento crítico (2) y de la creatividad (3). ¿Pero en qué consiste exactamente esta aptitud? ¿Se puede aprender? ¿Qué personajes de cine y series, aparte de Daenerys Targaryen (Emilia Clarke), pueden darte pistas al respecto? En SensaCine hemos hablado con expertos en estrategia, liderazgo, procesos complejos y reclutamiento para darte una respuesta y, como en la alegoría de la caverna de Platón, presentarte una nueva realidad.
Empecemos por algo sencillo: ¿qué es el 'Complex problem solving'? Se trata de un término paraguas para muchas disciplinas heterogéneas y, además, de una doctrina para pensadores y estrategas -entendiendo aquí estrategia como el arte de dirigir- cuyas raíces se hunden en varias ramas de la psicología -con Richard P. Rumelt, Giorgio Nardone y Edward de Bono como pilares fundamentales. Puede dar vértigo, pero es apasionante. Ya lo decía Arthur Conan Doyle, creador de Sherlock Holmes: "No hay nada más estimulante que un caso en el que todo va en tu contra". Si lo piensas bien, a veces simplificamos demasiado los obstáculos que se nos presentan con tal de saltarlos; vemos patrones donde no los hay; nuestro cerebro toma decisiones 'en automático'. En definitiva, estamos muy lejos de ser completamente racionales y objetivos. "Cuando nos vemos ante una cuestión difícil, a menudo respondemos a otra más fácil, por lo general sin advertir la sustitución", alerta Daniel Kahneman en el superventas Pensar rápido, pensar despacio. "La búsqueda espontánea de una solución intuitiva a veces fracasa".
Daenerys, la líder natural en 'Juego de Tronos'
Cada vez más, corporaciones e individuos afrontan situaciones VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad). Pero podemos aprender de héroes y villanos de la ficción que podríamos clasificar como maestros en iluminar asuntos que parecen rompecabezas. ¿Pero qué diferencia existe entre un solucionador de problemas y uno de problemas complejos? "Un 'complex problem solver' es perfectamente consciente de que ni tiene todas las respuestas ni es capaz de solucionar las cosas 'right off the bat", aclara Javier G. Recuenco, CSO y cofundador de Singular Solving y director del Programa en Resolución de Problemas Complejos de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). "Pero tiene las herramientas exploratorias e indagatorias necesarias para minimizar el número de pasos necesarios hasta encontrar una solución plausible". Para G. Recuenco, la mejor representación en Juego de Tronos sería, precisamente, la Reina Dragón. "La apariencia dice que Tyrion Lannister, pero yo creo que Daenerys se enfrenta a cosas mucho más complejas con un espíritu más de 'problem solver". Su huida de Rocadragón a Braavos siendo todavía un bebé, su estancia en la ciudad libre de Pentos, su boda con Khal Drogo, sus conquistas de Astapor, Yunkai y Meereen, su compromiso táctico con Hizdahr zo Loraq... Razón no le falta.
Euprepio Padula, presidente de la consultora internacional especializada en talento Padula & Partners y experto en liderazgo político y empresarial, también subraya el poderío estratégico de La que no arde. "Un buen estratega suele ser un buen líder natural [...] Su función pasa por el conocimiento de los distintos talentos que componen su equipo para extraer lo mejor de cada uno. Aporta seguridad y es capaz de generar sinergia en el grupo [...] Su visión y misión son clarísimas y transparentes. En Juego de Tronos, la líder natural es Daenerys Targaryen". Entre el núcleo duro de Daenerys encontramos a su Mano, Tyrion Lannister; a Varys, antiguo esclavo de Lys; al caballero exiliado Jorah Mormont; a Missandei, la políglota traductora de Naath, y a Gusano Gris, el Inmaculado comprado y liberado en Astapor. Y eso sin contar ni a los dothraki ni la alianza con Theon y Yara Greyjoy. Cada uno de ellos con una función.
Tú también puedes ser 'complex problem solver'
¿Hay que ser tan 'especial' como Daenerys y Tyrion Lannister para ser un buen 'complex problem solver'? En absoluto. "Un problema es el lapso entre el dónde estamos y el dónde queremos estar, así que todos somos personas que resuelven problemas", nos contesta Arnaud Chevallier, profesor de estrategia en el International Institute for Management Development (IMD) de Lausana y autor de Strategic Thinking in Complex Problem Solving. "En realidad, resolver problemas es lo que hacemos todos los días, desde el momento en que elegimos qué calcetines ponernos hasta cuando decidimos si deberíamos acostarnos o ver un episodio más de Juego de Tronos. Algunos de los problemas que encaramos son sencillos, pero otros son más complejos. Hay muchas fuentes de complejidad, incluyendo incertidumbre, grandes riesgos o tener que elegir una solución difícil de deshacer. Así que un problema complejo podría ser qué casa debería comprar o si debería cambiarme de trabajo".
Sylvia Díaz-Montenegro, CEO de la 'startup' Balandra Software y especialista en modelado de sistemas no lineales y procesos complejos, coincide con Chevallier en el espíritu democrático del 'Complex problem solving'. "Todos los seres humanos tenemos capacidades de 'complex problem solvers'. Es una diferencia de enfoque, no de capacidad [...] Hay que tener en cuenta que para las personas, que son las que gestionan las cosas, lo complejo no es comprensible ni gestionable. El truco entonces debe estar en estructurar y encapsular la complejidad para hacerla asequible a nuestra comprensión. Los coches son un magnífico ejemplo de cómo casi todos nosotros somos capaces de conducir algo cuyo modo de funcionamiento no entendemos. La conexión de nuestro móvil a Internet, no digamos".
Pero si muchos de nosotros somos 'complex problem solvers' en nuestra vida personal, lo que es más complicado, valga la redundancia, es encontrar estos perfiles en los mundos profesionales. "La vida corporativa tiene mucho de contexto cerrado", indica Díaz-Montenegro. "Tampoco es fácil encontrar profesionales que asumen el riesgo de decidir con datos incompletos y, por lo tanto, de equivocarse, cosa muy necesaria en este tipo de problemas". La opinión de la CEO de Balandra podría resumirse en el siguiente aforismo: si todos los cambios fueran fáciles e intuitivos, ya se habrían hecho. Hasta Jeff Bezos, fundador y director ejecutivo de Amazon, afirma en Think Like Amazon que "inventar y liderar lleva consigo una disposición a ser malinterpretado durante largos períodos de tiempo".
Contratar candidatos en un entorno incierto
Siguiendo las conclusiones del Foro Económico Mundial, nos surge la duda de si el mundo laboral se está preparando, al igual que Invernalia contra los Caminantes Blancos, para plantarle cara a los cambios que traerá consigo esta Cuarta Revolución Industrial, especialmente en la contratación de los llamados 'C-level executives' (CEO, COO, CIO, etc). Según Miguel Portillo, Executive Director en Page Executive, en un entorno incierto, donde los acontecimientos y los cambios se suceden de forma vertiginosa, un ejecutivo de alto nivel tiene que poseer grandes cualidades de anticipación y adaptación. "Una visión global y de largo plazo es una competencia imprescindible en este tipo de roles, al igual que la flexibilidad en la toma de decisiones y un estilo de dirección adaptable a cada situación, momento y persona".
¿Pero cómo se determina en un proceso de selección que un candidato es un buen 'complex problem solver'? ¿Se evalúa este talento tan abstracto de forma exhaustiva e independiente o como un valor extra junto a la creatividad, la inteligencia emocional, etc? "Los criterios que diferencian y discriminan candidatos en lo que a resolución de problemas complejos se refiere son varios [...] De forma general, competencias esenciales en este sentido serían: visión estratégica, conocimiento de la organización, trabajo en equipo, impacto e influencia, capacidad analítica y toma de decisiones y creatividad e innovación".
En los cerca de 15 años que Page Executive lleva colaborando con organizaciones en identificar y seleccionar directivos, este es un rasgo que cobra cada vez más importancia. "El entorno cada vez es más competitivo y cambiante, fruto de la globalización y de la brutal incidencia que introduce la tecnología en todos los eslabones de la cadena de valor", continúa Portillo. "Por ello, las organizaciones buscan atraer talento altamente dotado en este aspecto o, si lo tienen ya en su estructura, [persiguen] fidelizarlo y desarrollarlo hacia posiciones de alta influencia estratégica". Euprepio Padula no se muestra tan optimista. "Mi experiencia de 27 años seleccionando directivos para todos los sectores y entrenando ejecutivos y políticos me dice que las entrevistas siguen siendo muy superficiales a la hora de detectar si el candidato tiene o no esta cualidad, desarrollada tal y como necesitan el puesto y la empresa".
Portillo no sigue la serie de HBO que adapta Canción de Hielo y Fuego, pero la radiografía que hace del directivo que contrataría para una organización asentada en su mercado y sector de actividad suena mucho a Daenerys. "Siempre contrataría a un/a candidato/candidata con una formación completa, experiencia profesional creciente y que parte de la misma se haya desarrollado en un entorno internacional, emprendedor/a, positivo/a y que traslade energía positiva a su entorno, resistente ante la adversidad o el fracaso, polivalente en sus tareas y responsabilidades y que tenga un estilo directivo adaptable a las diferentes situaciones (internas/externas, colectivas/individuales) a las que tenga que hacer frente".
'Apolo 13', 'James Bond', 'House', 'Watchmen'...
Juego de Tronos no tiene el monopolio de avezados 'saltadores de vallas'. Hay más ejemplos. Pero aquí hay que hacer matices. El señor Lobo interpretado por Harvey Keitel en Pulp Fiction (1994) y el John Wick de Keanu Reeves serían arquetipos de consumados profesionales en lo suyo, pero no 'complex problem solvers'. Ni siquiera el sabueso del 221B de Baker Street. "Un 'problem solver' es un profesional, puede incluso que sea el mejor", arguye Javier G. Recuenco, "pero en ningún momento se le está pidiendo que resuelva algo fuera de su ámbito teórico de conocimiento". Gregory House (Hugh Laurie) sí que se merecería la medalla de 'complex'. "Porque, además, ofrece un montón de ejemplos de que en otros ámbitos de su vida profesional y personal es un desastre". El CSO de Singular Solving menciona además a Chihiro Ogino, protagonista de El viaje de Chihiro (2001) de Hayao Miyazaki. "Una chica que se enfrenta con unos problemas de la hostia y que, con sus debilidades, gestiona los locurones que le vienen con una soltura impresionante sin cubrir su cuota de cagadas. El problema es que está también planteado desde otro arquetipo, el del viaje iniciático, pero me parece que pocos pasamos de la adolescencia teniendo a nuestros padres convertidos en cerdos". Y luego tenemos a Adrian Alexander Veidt/Ozymandias (Matthew Goode), el antivillano de Watchmen (2009). "Está todo lo cerca que el ser humano puede estar de ser un dios, como Manhattan [...] Tiene todo: transdisciplinariedad (se trae a expertos de todo el mundo y los junta en una isla), pensamiento lateral, anticipación, 'moonshot thinking' -arte de afrontar lo imposible... Un 'complex problem solver' como un piano".
Quizá hayas pensado que Thanos (Josh Brolin), el enemigo a batir en Vengadores: Infinity War (2018) y Vengadores: Endgame (2019), podría considerarse también como 'complex problem solver'. Al fin y al cabo, el Titán Loco ventila con un chasquido el dilema de la escasez de recursos del planeta Tierra, y por extensión de todo el universo, con un plan -reunir las seis Gemas del Infinito y usar su poder- que, a la larga, incluso le afecta a él. Pero no. "Es alguien que se engaña a sí mismo sofisticando un razonamiento pueril", clarifica G. Recuenco. "Thanos es un tarado que sobrepone los intereses de una parte a su esquema mental retorcido, lo que le invalida como 'complex problem solver'. Es como si alguien me dijera que ha resuelto el conflicto árabe-israelí bombardeando nuclearmente Israel".
Arnaud Chevallier, que se sirve de Con la muerte en los talones (1959) e Ícaro (2017) para delimitar problemas, tiene sus favoritos en Apolo 13 (1995) de Ron Howard y 007 Quantum of Solace (2008) de Marc Forster. "Apolo 13 es una película que consiste en resolver un gran problema. En un momento determinado, Gene Kranz (Ed Harris) transmite a su equipo que decida si intentan traer directamente el módulo dañado o maniobran para rodear la luna. Es un buen ejemplo de toma de decisiones donde nombran varias opciones, las evalúan y eligen". En el caso del agente 007, el profesor del IMD expone más una metáfora de lo que debería ser el 'Complex problem solving'. "Al principio hay una escena en la que James Bond (Daniel Craig) persigue a alguien en un tejado. El tejado se viene abajo bajo sus pies y él intenta compensarlo corriendo hacia la otra dirección. Cuando es evidente que esto no va a funcionar, se da la vuelta y salta enérgicamente para cruzar la calle. Para mí, este es un hermoso ejemplo de hacer lo máximo posible para que funcione tu solución deseada. Pero si nuevos indicios demuestran que no va a ser así, actualiza tu pensamiento y comprométete tan enérgicamente con una alternativa".
Aunque se declara "oxidado" y reconoce que hace mucho que no ve la trilogía de El Señor de los Anillos de Peter Jackson, Chevallier destaca esa escena de La Comunidad del Anillo (2001) en la que sus miembros se reúnen para definir cómo llevarán a cabo la misión de destruir el Anillo Único. "Es un recordatorio de que no resolvemos problemas de forma unilateral: siempre hay un factor humano en nuestros problemas y debes tenerlo en cuenta y gestionar varias motivaciones y preferencias, en particular en aquellos grupos sin un líder claro. Como solucionador de problemas, no puedes descuidar el factor humano". Así que interioriza esa célebre sentencia de Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll ["O el pozo era muy hondo o ella caía con la lentitud de un pájaro, pues tuvo tiempo, durante la caída, de mirar atentamente a su alrededor y preguntarse qué iba a suceder a continuación"]. O, si lo prefieres, que Daenerys y su campaña para llegar a Poniente pase a ser tu modelo. Permanece vigilante y no pierdas de vista cuál es el problema que quieres dejar zanjado. Fija una estrategia, ¡nunca dejes de ser un estratega!, e identifica antes los desafíos clave y los medios para superarlos. Asume que la estrategia perfecta no existe. Sé coherente, escoge la que se adapte mejor a tu problema y apuesta por ella, pero mantén la mente abierta. "Fácil, ¿verdad?", concluye a modo de broma el docente del International Institute for Management Development. "Pues no. ¡Es tan difícil que, si lo haces bien, harán películas sobre ti!". Si están a la altura de Juego de Tronos, por qué no.