Mi cuenta
    Negación, enfado, sorpresa, alivio, decepción. Un psicólogo te ayuda a superar el final de 'Juego de Tronos'

    David Pulido, experto en reacciones psicológicas y guionista, analiza las respuestas al desenlace de la serie de más éxito de la TV, pero prefiere prescindir de etiquetas. Experimentamos cierto bajón y ansiedad, pero "no hay duelo, ni trastorno".

    HBO

    Apenas una semana después de la emisión de 'El Trono de Hierro' (8x06), todavía tenemos mucho que digerir. Por un lado, el desenlace en sí mismo que los 'showrunners' de Juego de TronosDavid BenioffD.B. Weiss, han diseñado para el fenómeno televisivo de toda una década; pero, principalmente, que nos hemos despedido para siempre de una serie que no sólo nos ha acompañado durante todos estos años emocionándonos con sus personajes y tramas, sino que ha dado lugar a un disfrute colectivo lleno de debate y especulaciones por encima incluso del que vivimos en su día con Perdidos (2004 - 2010) o, en menor medida que la primera, Breaking Bad (2008 - 2013). David Pulido, guionista y psicólogo clínico junto al que psicoanalizamos las complejas mentes de los distintos personajes nos ha ayudado a comprender mejor qué ocurre en nuestra cabeza al despedirnos de nuestra serie favorita.

    Tras la emisión de cinco de los seis episodios que conformaban la tan esperada octava temporada de Juego de Tronos, millones de fans de todo el mundo se daban cita de madrugada el pasado domingo, 19 de mayo, para despedirse para siempre de la ficción con los sentimientos a flor de piel. Los más críticos, con la esperanza de que la serie lograse sorprenderles una vez con con el mejor de los finales; los más conformistas, con la emoción de descubrir el final de su serie favorita. Sin embargo, como ya sabían todos y cada uno de los involucrados en el aclamado título de HBO, el final de Juego de Tronos estaba destinado a no ser del gusto de todo el mundo y a generar todo tipo de opiniones polarizadas que han oscilado entre el enfado más absoluto y la simple aceptación de que esta es la historia que nos han contado.

    HBO

    Entre ambas, un sinfín de emociones reflejadas en miles de tuits, 'stories' y acalorado debate: negación, rabia, impotencia, sorpresa, alivio, decepción y hasta, en algunos, la necesidad de sentir que, efectivamente, existe un mejor deselance para la historia.

    ¿Por qué nos preocupa tanto cómo termine 'Juego de Tronos'?

    Mientras algunos superan la sensación de que les han hecho 'un Perdidos' y otros se muestran felices de ver cómo "la manada sobrevive" mientras nacen brotes verdes al otro lado lado del Muro, entre los seguidores de Juego de Tronos que se han ido elevando a la enésima potencia durante los nueve años de trayectoria de la serie hay un sentimiento compartido: la sensación de pérdida. Y es que, tras esas primeras sensaciones de rabia o aceptación que colocan a los fans en una posición tan diferente respecto al final, existe una sensación de tristeza y nostalgia de la que ninguno podemos librarnos cuando pensamos en que nos hemos despedido para siempre de Juego de Tronos.

    Esa sensación de pérdida generalizada es la prueba más absoluta del fenómeno que hemos tenido ante nuestros ojos, como lo es que el final de una serie termine copando los titulares todo el mundo o el hecho de que acabemos teniendo cierta sensación de abismo al pensar que ninguna otra ficción tendrá la capacidad de enloquecernos de esa manera.

    Sin embargo, ¿podemos considerar que estamos experimentando un duelo? David Pulido tiene claro que de ninguna manera. "Tenemos que diferenciar el que se agote una actividad que nos guste mucho con un proceso de duelo en el que nuestras emociones son muchos más intensas y la sensación de la pérdida es irreparable"

    HBO

    Que el final de una serie sea capaz de generarnos emociones mucho más allá del momento en que lo estamos viendo es, sin duda, la prueba definitiva de su éxito. Así que, enfadados, contentos o tristes, la lectura debería ser positiva. "Hay una cosa que olvidamos cuando hablamos del 'bajón o el duelo de una serie'. Si nos ha producido esa tristeza que haya acabado es porque nos ha regalado un montón de momentos buenos", apunta Pulido.

    No nos apenemos tanto por la pérdida y démonos cuenta de la alegría que nos ha producido durante mucho tiempo y muchos años

    Y eso es importante porque más que haber perdido una serie que nos hacía felices, hemos ganado una  experiencia y un recuerdo que "ya forma parte de nuestra memoria y de nuestro aprendizaje". Como señala Pulido, seguimos y seguiremos hablando de ella, la recordaremos dentro de diez años y ya siempre formará parte de nuestras referencias cuando veamos otras series. "Todo eso nos hace al ser humano más rico en experiencias".

    ¿Qué reacciones puede generar despedirnos de una serie?

    No podemos hablar de duelo, pero es obvio que despedirse de una serie genera reacciones en nosotros. En primer lugar, como enumera Pulido, porque "perdemos refuerzos". "Durante un tiempo, ocho años en el caso de Juego de Tronos, hemos disfrutado de algo que nos hacía felices durante una hora todas las semanas. Y no sólo durante su visionado, sino también más tarde, cuando la comentamos con los amigos y compartimos la experiencia". 

    El nivel de actividades gratificantes que tenemos disminuye. En nuestra vida cotidiana dejamos de hacer algo que nos gusta y que nos producía mucho placer

    Sin embargo, la solución a esta pérdida de refuerzos es bastante sencilla y basta con "reemplazar eso que teníamos por otro tipo de actividad o de refuerzo" sin que ni siquiera tenga que ser ver otra serie. "Es bueno que nos demos cuenta de que en nuestra rutina nos falte algo", añade.

    Además, "otra cosa que nos puede ocurrir es que, si la hemos consumido con mucho enganche, experimentemos ansiedad, del mismo modo que ocurre cuando dejamos otro tipo de vicios", afirma el psicólogo y guionista. "Se nos puede quedar esa sensación de "Y ahora qué" y experimentar y mono".

    Ahí el problema no es en sí de la serie, sino nuestro. De cómo hemos reaccionado ante ella de una manera muy adictiva

    No obstante, y aunque podamos identificar estas reacciones, para David Pulido es muy importante aclarar que tenemos que ser cuidadosos y no hablar ni de duelo ni de adicción en un contexto en el que enseguida nos apresuramos a etiquetarlo todo. "Trastorno de adicción por series, trastorno de adicción al móvil... Al final, muchas veces somos las personas que hablamos de estos problemas los que acabamos poniendo unas 'etiquetas psiquiátricas' a situaciones que son de toda la vida, que son absolutamente normales. Todos hemos estado apuntados a un equipo de fútbol y, de repente, lo dejábamos, o todos teníamos el verano, que era maravilloso cuando éramos niños, y de pronto llegaba septiembre y perdíamos todo eso. Son procesos muy naturales en la vida del ser humano y que en absoluto son procesos patológicos".

    Mientras volvemos a incorporar a nuestra rutina nuevas cosas que nos hacen felices es normal experimentar esa sensación de 'bajón'. Pero al final se trata de un sentimiento completamente natural y habitual en la vida del ser humano. "No tenemos que ponerle ningún tipo de etiqueta ni ningún tipo de tratamiento psicológico ni farmacológico, por supuesto".

    'Juego de Tronos' como parte de una experiencia social

    Otro aspecto importante relacionado con la 'pérdida' que supone que Juego de Tronos se haya despedido para siempre es el hecho de que el visionado de la exitosa serie de HBO ha sido mucho más que una experiencia individual o compartida con nuestros seres más cercanos.

    La adaptación televisiva de la Canción de hielo y fuego de George R.R. Martin ha sido "una experiencia social", como asegura Pulido, lo que al final acaba teniendo distintas consecuencias en nuestra percepción individual del producto en sí. ¿Por qué? Porque, "al haberla compartido, es fácil acabar distorsionando un poco el enfoque y retroalimentarnos emociones del tipo "No lo voy a poder superar en la vida" o "Menudo final de mierda. Habría que lapidar a los guionistas". 

    HBO

    Al mismo tiempo, el compartirlo en grupo nos ha permitido disfrutarlo más. "Creo que ahora consumimos ficción de la misma forma en que antes consumíamos espectáculos deportivos", reflexiona Pulido. "Antes lo hacíamos de una manera más individual, cada uno a su ritmo, y era una experiencia privada. Ahora, asistimos a la ficción como si fuera un acontecimiento deportivo: "¡Ya va a empezar el partido!". "¡Faltan dos días para que empiece!". "¡Falta uno!". "Seguidores de uno, seguidores de otro, hay que posicionarse". "¡Dos horas para que empiece el último episodio!".

    Se hace una experiencia colectiva tan grande, que al final pasa lo mismo que en un campo de fútbol. Que lo mismo lo ves tú solo y ya está  y asumes que ha perdido tu equipo. Pero si lo ves con gente gritando, llorando, insultando al árbitro o lo que sea, pues de alguna manera te contagias

    La conclusión de las reacciones que nos provoca el desenlace de Juego de Tronos es sencilla: "Las cosas nos despiertan emociones. Como lo es leer un libro y llorar o irnos de la playa y sufrir un bajón increíble al llegar a la ciudad". Te echaremos de menos, Juego de Tronos... Pero sólo por un tiempo.

    FBwhatsapp facebook Tweet
    Links relacionados
    Back to Top