Comienza tu serie favorita y tú, además de disfrutar con las nuevas tramas, prestas especial atención a esos dos personajes que para ti deberían ser pareja desde el primer capítulo. Vale, eres uno de esos fans que adoran emparejar a sus ídolos televisivos, como si se tratasen de tus propios seres queridos. Reconócelo: eres un 'shipper'. "Caskett" (Castle y Beckett, Castle), "Olicity" (Oliver y Felicity, Arrow), "Omander" (Omar y Ander, Élite), "Briemund" (Brienne y Tormund, Juego de tronos) y "Shamy" (Sheldon y Amy, The Big Bang Theory) son sólo algunos ejemplos que han circulado y circulan por la Red de parejas de la pequeña pantalla que han generado un verdadero movimiento social entre sus seguidores.
Para conocer por qué tenemos esa 'manía' de crear parejas en nuestra mente y descubrir los sentimientos que genera esa 'obsesión', he contado con la colaboración de Fabián Tapia, pasante de la Licenciatura en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Chihuahua (México), autor de la novela epistolar Cartas por el cielo, la novela juvenil Nunca [pero después] y el 'thriller' romántico Paola o el renacer del mar, entre otros; Gloria Martínez Tejo, psicóloga especialista en Terapia Familiar y de Pareja, y Andrea Compton, 'influencer' y 'youtuber'.
Antes de adentrarnos en este apasionante universo, vamos a determinar qué significa el término 'shipper'. Para Fabián Tapia son "aquellas personas que idealizan una relación amorosa independientemente de su existencia dentro de una película, serie o, incluso, en la vida real. Se les identifica como personas efusivas por las parejas que ensalzan y lo demuestran haciendo 'fanfics', 'fanarts', ediciones, etc, además de fijarles un nombre, generalmente uniendo las raíces de los nombres de ambos.
Urban Dictionary tiene su propia definición del término 'shipper' y establece que proviene de la palabra 'ship' y que hace referencia al deseo de una persona porque dos personajes de una serie (o una película) se unan como pareja o, por el contrario, que una pareja ya formada no se rompa jamás. Este diccionario urbano sugiere que los protagonistas de Expediente X, Mulder y Scully ("Sculder") fueron los primeros (al menos no se tiene constancia de otro ejemplo anteriormente) que generaron este fenómeno fan, cuyos integrantes se apodaron así mismos 'shippers'.
Para Gloria Martínez Tejo, el término 'shipper', "si nos remontamos a siglos anteriores, podría referirse al de celestina", una definición que hace referencia, según la RAE, a esa mujer que se dedica a concertar una cita amorosa entre dos personas. Un personaje que se hizo muy popular gracias a la obra de Fernando de Rojas La celestina (1499) y con el que "a día de hoy seguimos identificándonos en muchos aspectos", reconoce la psicóloga. Realmente, los 'shippers' estamos muy lejos de esa faceta de celestinos porque no tenemos ese poder de planificar una cita entre dos personajes. Pero, ¿por qué tenemos esa obsesión porque se formen nuevas parejas?
Andrea Compton cree que lo hacemos porque "nos gusta vivir la emoción del amor a través de la pantalla. Creo que se busca la emoción al disfrutar ese 'shippeo". Para la 'influencer', lo normal no es que los seguidores de una serie piensen que son ellos los que están viviendo esa historia. Aunque sugiere que quizá "algunas parejas se sienten identificadas con el 'shippeo' de una serie o película al parecerse a ellos o a su propia historia".
Fabián Tapia piensa que esta tendencia, que según Gloria Tejo se extiende más entre la población más joven, viene determinada por la fascinación que tenemos por fabular, por "idealizar" a determinadas parejas o, incluso, los finales de las ficciones que estamos visionando porque al final somos expertos en crear nuestras propias películas en "nuestra mente".
La psicóloga especialista en terapia familiar y de pareja piensa que "todos alguna vez hemos comentado las posibles parejas que pueden surgir en series de televisión" y sugiere que esta afición suele estar ligada con "la idealización del amor y de la vida". Martínez Tejo señala que un gran poder que tenemos es "la imaginación", pero al mismo tiempo reconoce que ese poder "muchas veces puede volverse en nuestra contra al descubrir que todo lo que nos habíamos imaginado se queda en eso, en una simple ilusión".
Cuando vemos una pareja feliz en las películas o series pensamos que nosotros también podemos tener esa bonita e irreal historia de amor. Pero la realidad es que se tienen que dar muchos factores para que una pareja funcione en su totalidad. Lo importante es saber que no existen las parejas perfectas y el 'shippear' lleva a imaginarse relaciones ideales inalcanzables [Gloria Martínez Tejo, psicóloga]
Después de leer estas declaraciones, me he parado a pensar si los que nada más empezar a ver una nueva serie ya tenemos en mente a nuestra pareja ideal extrapolamos esta forma de actuar a las personas de nuestro entorno. ¿Somos los celestinos del siglo XXI? El escritor está totalmente de acuerdo con esta afirmación y admite que actualmente hay una "cultura de evasión, de no expresar lo que sentimos hacia alguien" porque algunos de nosotros "no buscamos nuestra propia felicidad" sino que la "proyectamos, en este caso, en entes ficticios".
Los espectadores de ahora somos los celestinos del siglo XXI [Fabián Tapia, autor de 'Cartas por el cielo']
En la misma línea, la psicóloga familiar admite que la tendencia al 'shippeo' "lleva entre nosotros muchos siglos, pero ahora lo llamamos de otra manera. Tenemos la manía de emparejar a nuestros amigos con otros amigos que 'creemos' que pueden funcionar como pareja, simplemente porque vemos aspectos similares o porque físicamente 'pegan". Pero también lo relaciona con la "búsqueda de la felicidad, que es el objetivo del siglo XXI. Estamos constantemente buscando lo que nos hace felices para quedarnos así eternamente". Martínez Tejo reflexiona sobre ello y cree que es gran error. "La felicidad es un proceso y, como todo proceso, tiene sus idas y venidas. La obsesión de siempre estar sonriente, de tener siempre una actitud muy positiva y no poder permitirte tener un mal día es lo que nos lleva a la frustración. Y esto nos pasa tanto a la hora de querer que el otro sea feliz como a la hora de buscar nuestra propia felicidad". Esta incesante búsqueda de la felicidad y la perfección "son un arma de doble filo. Cuando entendamos que no siempre seremos felices y que la perfección no existe, dejaremos de frustrarnos". Y lo extrapola al hecho de obsesionarnos demasiado con una pareja ficticia y poner demasiadas expectativas en esa hipotética relación. Porque si al final "no se da, viviremos constantemente una ola de sufrimiento".
Después de varias temporadas soñando con ese momento en el que esos dos personajes den el paso para convertirse en pareja, tus sueños se hacen realidad y por fin surge el amor entre ellos. ¿Y ahora qué? ¿Nos hacemos aún más fans de ellos o nos decepcionan tanto como pareja que perdemos el interés en la propia serie? "Depende de cómo se ejecute. Si es muy artificial y forzado, por más que lo haya soñado me decepcionaría. Y, sí, también puede ocurrir que me decepcione al ver que no cumplen mis expectativas porque al final el mejor escenario que hay es tu imaginación: donde idealizas y orquestas las mejores escenas", sugiere Tapia.
Gloria Martínez Tejo sí ve factible que si las expectativas que hemos generado en torno a esa pareja no se cumplen "perdamos el interés por la serie". Aunque reconoce que lo más probable es que nos consolemos con otros aspectos que no habíamos tenido en cuenta. "No solo hay que fijarse en lo negativo (desilusión, decepción, frustración…). También es importante ver qué es lo que se puede sacar de positivo en esa relación. Creo que lo importante es ver que hay muchas cosas que se ponen en juego cuando empiezas una relación. Y eso hay que tenerlo en cuenta tanto dentro como fuera de la pantalla", concluye.
Andrea Compton, por el contrario, considera que hay que darle emoción a la relación o al entorno. "Es ficción, no es la vida real... Tienes que darle 'salseo' de todo tipo para que crezca el interés por ella". Sin embargo, si tras varios capítulos tu 'shippeo' se rompe definitivamente, la 'youtuber' sí que cree que puedes llegar a sentir una cierta "tristeza cuando lo estás viendo" o, incluso, "querer matar al creador o creadora de la serie. Pero no se lleva a la vida real". Compton nos pone un ejemplo con dos personajes de la serie de HBO True Blood, Sookie y Eric. "No me gustaba nada [esta pareja]. Yo quería que volviese con Bill. Pero no fue más allá".
Por su parte, el escritor reconoce que ver cómo se rompe la pareja de tus sueños en la pequeña pantalla puede ocasionar en ti un sentimiento de tristeza "porque a veces la ficción cobra cotas de realidad inimaginables". Tapia incluso admite que en determinados momentos puedes llegar a pensar que esas parejas "te las puedes encontrar en la vida real". Por eso, añade, "el cine y las series, cuando están bien ejecutadas sus historias, causan esa purgación de sentimientos y el espectador no vuelve a ser el mismo. Lo mismo pasa con los libros. Son espejos".
La psicóloga coincide con Tapia y reconoce que "cuando nos montamos nuestra propia hipótesis o nuestro propio 'culebrón' en la cabeza, suele ser tan real que nos dejamos llevar demasiado y nuestros sentimientos florecen tanto de forma positiva como de forma negativa. Al final la ficción no suele ser tan distinta a la propia realidad de uno mismo: los sentimientos son los que son. No sé hasta qué punto se puede decir que esa tristeza puede afectar a la autoestima [del espectador] como tal, pero sí que puede afectar a la imagen que tenemos sobre el amor".
Dentro del fenómeno 'shipper' me llama la atención la cantidad de veces que defendemos 'parejas tóxicas' que jamás defenderíamos en la vida real. Una relación como la de Joe (Penn Badgley) y Beck (Elizabeth Lail) en la serie de Netflix You en la vida real no estaría bien vista. Sin embargo, un gran número de espectadores terminaba empatizando con Joe a pesar de que su comportamiento con Beck era bastante enfermizo. ¿Por qué llegamos a ver con buenos ojos este tipo de parejas en los que uno de los dos está sometido al otro?
Para Compton, el motivo principal de esta aceptación es que "probablemente viste esa peli o leíste ese libro hace mucho y cuando te haces mayor te das cuenta que ni loca querrías una relación así. Cincuenta sombras de Grey y Crepúsculo son ejemplos muy buenos. No tienen ni pies ni cabeza". Sobre ello, Tapia opina que puede "estar relacionado con la curiosidad. Es una posibilidad que ofrece la ficción, que a veces le quita severidad a cuestiones de la vida real que deberían ser preocupantes y otras las aumenta".
En cambio, Martínez Tejo sugiere que el hecho de "aprobar ese tipo de relación tóxica puede deberse a que la persona lo relaciona, consciente o inconscientemente, con su vida sentimental. Para no sentirse extraños y sentir que es algo 'normal". La psicóloga llega a pensar que "esta situación puede llegar a empeorar la percepción que tiene la persona de su relación y corroborar que no está en una situación extraña, que todo el mundo vive relaciones así. Es un riesgo para futuras relaciones y sobre todo para la propia persona, ya que su autoestima puede verse afectada y no valorarse como debería hacerlo".
Tendemos a buscar excusas que nos ayuden a afrontar la situación. Lo utilizamos como mecanismo de defensa y nos hace sentir mejor. Pero al final son eso: excusas que a la larga nos perjudican [Martínez Tejo]
'Fanfiction': el complemento perfecto para los 'shippers'
Sigo indagando en el apasionante mundo de los 'shippers' y descubro que hay un gran número de fans que van más allá del mero hecho de emparejar a los protagonistas de su serie de cabecera y deciden escribir su propio 'fanfiction' o 'fanfic' para desarrollar esa relación o esa historia que han creado en su imaginación. "Es una especie de terapia", reconoce Fabián Tapia. "¿A quién no le entraron ganas de escribir su propio guión tras el final de Juego de Tronos o de cualquier otra serie?".
Los 'fanfiction' son una herramienta de desahogo para sobrellevar esas circunstancias que no se pueden cambiar de otra forma. También funcionan para preservar un ideal con el que te enamoras y no quieres que desaparezca por más que se desmienta una y otra vez. Son recursos que nos dan la creatividad, la imaginación y la inventiva que tenemos los seres humanos por defecto [Tapia]
Este tipo de relatos, que suelen estar dirigidos a los propios seguidores de la serie en cuestión y están disponibles en plataformas como WattPad, "seguramente sean un tipo de mecanismo de defensa cuando las cosas no salen como queremos", apunta Martínez Tejo. "Que los fans de las series cuenten su propia historia con los mismos personajes puede ser una forma de paliar eso que no les gusta y no tiene por qué ser algo malo. Es el poder de la imaginación". Aunque advierte que es un medio que puede generar una "desconexión con la realidad y hay que tener cuidado con desrealizar tanto lo que nos rodea. Si no tenemos los pies en la tierra nos podemos perder y no encontrarnos". Por ello, concluye la psicóloga, "la clave está en buscar la diversión y conectar con otras personas que tienen tus mismos gustos".
Curiosamente, la nueva serie de HBO Euphoria incluye en su trama este apasionante mundo de los 'fanfiction'. Una de sus protagonistas, Barbie Ferreira, interpreta a Kat, una adolescente que decide escribir un 'fanfiction' donde 'shippea' a Harry Styles y Louis Tomlinson, integrantes del grupo One Direction, y les imagina viviendo una relación amorosa. Este 'shippeo' está inspirado en la decenas de fans del grupo -denominados Larry 'Shippers'-, que soñaban con que Styles y Tomlinson anunciaran su romance, un hecho bastante alejado de la realidad que incluso provocó que entre ambos cantantes se enfriara la relación.
El distanciamiento que se produjo entre Styles y Tomlinson es una de las consecuencias que puede llegar a generar ese fanatismo por unir como pareja a dos de tus ídolos. Fabián Tapia no lo considera como algo negativo, sino al contrario. "Es una buena forma de congeniar con otros seguidores con gustos afines para compartir tu obsesión. Incluso el arte que se deriva de ello". Aunque sí cree que puede tener "un efecto colateral, ya que si el 'fanbase' es muy grande" puede llegar a ejercer "una presión sobre los guionistas y eso puede arruinar la forma de encauzar la historia". Como ejemplo, el escritor destaca la recién finalizada Juego de Tronos y "la relación incoherente, que se pedía a gritos, entre "Daenerys y Jon Nieve".
La culminación de esta relación es la prueba de que el fenómeno de los 'shippers' sí puede llevar a los guionistas de una serie de televisión a cambiar la idea inicial sobre la relación entre dos personajes. Andrea Compton está segura que de que "sí escuchan al público, y más ahora con las redes sociales". Tapia también cree en esa presión ejercida por los fans, "sobre todo ahora que tienen acceso a las redes sociales y tienen un contacto directo con la creación en sí". Pero también admite que es algo contraproducente.
Odio cuando las multitudes toman el control de la narrativa porque vuelve a la serie predecible y daña su esencia genuina. No digo que no se les deba escuchar, pero a mí me gustan las series que sorprenden con giros y parejas inusitadas aunque de buena construcción [Tapia]
Las redes sociales y la posibilidad de contactar con gente con tus mismos intereses, tus mismos gustos, en cualquier parte del mundo, han contribuido a generar una mayor proliferación de 'shippeos'. Sin embargo, ¿quién no se ha sentido alguna vez defraudado cuando su pareja favorita de la pequeña o la gran pantalla se rompía, o cuando esos dos personajes que creías que congeniaban seguían caminos separados? Al final es inevitable que, cuando ves una serie, una película o lees un libro, imagines posibles parejas, potenciales asesinos o hipotéticos finales. ¡Dejemos volar nuestra imaginación!