El episodio de The Good Doctor de esta semana era uno de los más esperados, ya que, como adelantaron, las cosas entre Shaun y Carly iban a ponerse muy íntimas. Después de pasar un tiempo en la feria, los personajes de Freddie Highmore y Jasika Nicole van a casa de ella y terminan en la habitación con un objetivo más que claro: mantener relaciones sexuales. Carly se muestra más que preparada, ha comprado sábanas especiales de 600 dólares, una almohada viscoelástica y una bombilla incandescente para cumplir los deseos de su novio, pero Shaun todavía tiene sus reparos. De hecho, cuando parece que ha llegado el momento, coge su camiseta y se marcha.
Al día siguiente, los dos intentan encontrar el modo de que Shaun se encuentre a gusto y creen haber dado con el procedimiento correcto: se tumban juntos en la cama sin hacer nada y, cada cierto tiempo, él se levanta y se marcha de la habitación. Parece funcionar al principio, pero sigue sin estar preparado para el gran momento.
Parece que, por el momento, el esperado encuentro sexual no se va a producir. Esta situación genera algo de fricción entre ellos, pero terminan entendiéndose y Carly acepta esperar hata que esté preparado. En un nuevo encuentro, ambos permanecen tumbados en la cama tocándose las muñecas y Shaun no tiene prisa por moverse de ahí. ¡Otro paso adelante!
Por otra parte, las cosas no van nada bien para Morgan. El personaje de Fiona Gubelmann es seleccionado para hacer una endarterectomía carotídea, una intervención por la que mataría cualquier residente. Cuando se prepara para la operación, descubrimos que su mano empieza a temblar y se toma un medicamento que no llegamos a ver. Sin decirle nada a nadie, le pide a Andrews que le cambie de caso, pero este se niega: "Es raro que un residente tenga lo que tienes: agresividad, ética de trabajo y talento para ser una líder. No te estoy preparando para fallar, te estoy preparando para brillar. ¿O me estoy equivocando contigo?".
Finalmente, descubrimos que tiene artritis reumatoide, algo que ha heredado de su madre. Glassman confirma su diagnóstico y le da un medicamento, pero la cirugía tendrá que esperar. Morgan no quiere que nadie se entere todavía de lo que le ocurre, ya que entonces le tratarán diferente, y asegura que es "una cuestión de dolor, no de función". Finalmente, Morgan se enfrenta a la endarterectomía carotídea y la termina con éxito. En cualquier caso, tener artritis no es una buena noticia para una futura cirujana.