Han sido días duros para todos. Pero también momentos en los que encontrarte frente a tu yo ‘seriéfilo’, y agarrar el mando durante muchas horas frente a la pantalla y disfrutar de esas producciones que tantas ganas tenías de ver. Hacemos una recopilación de esas ficciones televisivas que nos han encandilado estos días, pero también de otras que hemos dejado de seguir. Sin poner en duda la calidad de estas últimas, simplemente porque no estábamos deseos de ver el próximo capítulo y las acabamos abandonando. Hablamos de El ministerio del tiempo, Yo nunca o Los asesinatos del Valhalla.
Me he enganchado a: 'El visitante' (HBO)
Sí ya sé que es una miniserie, pero es que la ficción creada por Richard Price (también responsable junto a Steven Zaillian de la apabullante The Night Of) capturó completamente mi atención durante los primeros días del Estado de Alarma. Además de no ser demasiado seriéfilo -soy muy de cine y de sala de cine- no suelo ver más de uno o dos capítulos por día, pero eso cambió cuando descubrí El visitante, la cual devoré como Obélix sentado a la mesa del cocinero de los titanes: Mannekenpix el Belga. Además de sentir devoción por todo lo que sale de la pluma de mr Stephen King, me parece que es de lo mejor que le ha pasado a la televisión en los últimos años: es terrorífica, pero también muy dramática. La manera en el que trata el dolor por la pérdida o de cómo se nos muestra el peligro al que se enfrentan los protagonistas, me parece sobresaliente. Se demuestra así, una vez más, que la plataforma HBO cuenta con el contenido de mayor calidad -a pesar de tener, en mi opinión, la peor de las plataformas en cuanto a manejo y errores- de cuantas tenemos en el mercado. Como detalle, contar que el segundo día de visionado -tras tener los nervios de punta con varias entregas- sufrí unas pesadillas terribles, relacionadas con la misma. Si un producto de terror te provoca eso, es que está realizando bien su cometido.
He renunciado a: 'The Man In the High Castle' (Amazon Prime Video)
Así como la pandemia ha supuesto mi reconciliación con las plataformas de 'streaming' -que nos han salvado el cuello a los fans del entretenimiento a falta de salas de cine abiertas- también ha conseguido que deje por imposible determinadas producciones que ya trataba de seguir antes de la declaración del Estado de Alarma. He dejado por completo de seguir The Man In the High Castle. Y es que la ficción de Amazon Prime Video ya se me había hecho bola en los últimos capítulos de la primera temporada, ya no te quiero contar lo que era enfrentarme a la segunda con tanto tiempo libre por delante. Una dejadez total ha hecho que la serie inspirada en la novela de Philip K. Dick se una a otras de mi abundante lista como Dexter, Battlestar Galactica o American Gods. Y es una pena porque -debido a las recomendaciones de varias personas, cuando buscaba algo a lo que engancharme en el momento en el que me di de alta en el servicio de Prime Video- la comencé con muchas ganas pero creo que en ningún momento llegó a atraparme por completo.
Tomás Andrés
Me he enganchado a: 'El Ministerio del Tiempo' (TVE y HBO)
Se nos había olvidado. Eso de sentarse delante de la televisión para esperar a que llegue la hora señalada y se emita un nuevo episodio de la serie a la que estás enganchada en esos momentos. Algo que parece pertenecer a un pasado lejano con esto de las plataformas en 'streaming' y la posibilidad de decidir cuándo y dónde ver el próximo capítulo de una ficción. Se nos había olvidado. Eso de ponerse nerviosa por ver qué ocurre con los personajes, de señalar un día de la semana para, solamente, estar pendiente de la televisión y de tener que esperar siete días más para volver a hacer el mismo ritual. Yo he vuelto a recordarlo con la cuarta temporada de El Ministerio del Tiempo. La ficción creada por Javier y Pablo Olivares ha regresado a la pequeña pantalla con una nueva entrega para hacernos olvidar un poco este confinamiento que nos ha tocado vivir. Y es, probablemente, la mejor temporada de lo que la serie lleva en antena. Y eso que la ausencia de Amelia Folch era algo complicado de remontar. Con esta entrega hemos visitado momentos clave de nuestra historia, pero también nos hemos quedado con escenas que nos han hecho llorar y reír como niños pequeños. Me refiero al descubrimiento de Federico García Lorca de su propio legado o del regreso de unos rejuvenecidos Alonso y Julián tras su paso por el Anacronópete. Hemos ido a París y nos hemos encontrado con Pablo Piccaso y Clara Campoamor. Nos hemos quedado en España y hemos conocido a un divertido Albert Einstein y descubierto la historia de Emilio Herrera. Incluso nos hemos transportado a Londres para ver la parte más personal de María I de Inglaterra. Y todavía nos quedan algunos episodios para volver a hacer lo mismo que antes, cuanto Netflix, HBO, Amazon Prime Video y el resto de plataformas actuales no formaban parte de nuestra vida. He de reconocer que era una sensación que se echaba un poco de menos. Como si hubiese atravesado una de las puertas del Ministerio para recordar cómo era todo unos cuantos años atrás.
He renunciado a: 'Run' (HBO)
Tenía muchas ganas de ver Run porque contaba con los ingredientes que me gustan en una ficción: comedia, carreras a contrarreloj, Domhnall Gleeson y el nombre de Phoebe Waller-Bridge en el equipo de producción. Hasta la fecha he visto solo los tres primeros episodios. Y estaba cumpliendo con lo que buscaba. Me entretenía. Me divertía. Y me lo hacía pasar bien durante los 30 minutos que dura cada capítulo. Pero he desistido. Al menos, por el momento. Sé que en algún momento volveré a unirme a la aventura de Ruby y Billy, pero tuve que abandonarlos en su carrera por descubrir qué demonios estaba ocurriendo con sus vidas. Porque esa es, básicamente, la esencia de Run. Ella, una mujer con una vida familiar muy común. Él, un gurú de éxito y carismático. Hace años, cuando no tenían ataduras y eran novios en la universidad, hicieron una promesa: si alguno de ellos enviaba al otro un mensaje con la palabra "Run" y el otro contestaba lo mismo, debían encontrarse en un tren que les llevaría por América. Ya sabes cómo va la cosa. La ficción va contando a cuentagotas las historias reales de cada uno de sus protagonistas y, como suele decirse, dónde hubo fuego, siempre quedan rescoldos. Así que podríamos sentenciar que la serie también es, en parte, una historia de amor. Volveré a por Ruby y Billy. Lo sé. Puede que más pronto que tarde. Pero, de momento, tendrán que esperar un poco a que otra persona más descubra cómo termina su huida.
Andrea Zamora
Me he enganchado a: 'Yo nunca' (Netflix)
Hacía mucho tiempo que no me pasaba. Ya sabes. Eso de quedarte levantado hasta las tantas por ver el siguiente episodio de una serie a la que te acabas de enganchar. Y no tiene por qué acabar formando parte de tu lista de favoritas. Como sucede con un buen helado, simplemente no puedes parar de coger y coger cucharadas, sólo que aquí son más bien capítulos. A mí me ha ocurrido recientemente con Yo nunca, la adictiva historia de madurez de Netflix, con situaciones cómicas y dramáticas a partes iguales, inspirada parcialmente en la niñez en Boston de Mindy Kaling (The Office, The Mindy Project), cocreadora y productora ejecutiva. ¿Es un poco adolescente? Es muy adolescente, ¿vale? Pero aquí no estamos para juzgar a nadie. Su protagonista, que amarás y odiarás, es Devi Vishwakumar (Maitreyi Ramakrishnan), una adolescente de 15 años, estadounidense pero de origen indio, que intenta sobreponerse a la muerte de su padre (Sendhil Ramamurthy) y a la parálisis temporal que ello le produjo. Devi está decidida a que su nuevo año en el instituto en Sherman Oaks sea completamente diferente. ¿Ser popular? ¿Ligarse al apuesto Paxton Hall-Yoshida (Darren Barnet)? ¿Sacar mejores notas que el empollón Ben Gross (Jaren Lewison)? Nada es imposible, aunque en el camino tropezará con su familia y amigos. Quizá lo mejor de esta primera temporada -de diez capítulos- haya sido contar con John McEnroe y Andy Samberg como narradores.
He renunciado a: 'Muertos para mí' (Netflix).
Todo parecía prometedor en el papel. Muertos para mí es una comedia de humor negro creada por Liz Feldman (Dos chicas sin blanca) y entre sus productores puedes encontrar al actor Will Ferrell (Los amos de la noticia) y al director Adam McKay, ganador del Oscar al Mejor guion adaptado por La gran apuesta. Además, la ficción cuenta con Christina Applegate (Matrimonio con hijos) y Linda Cardellini (Bloodline). El título se centra en la amistad que surge entre Jen (Applegate) y Judy (Cardellini). La primera es una agente inmobiliaria de California que ha enviudado recientemente tras perder a su marido como consecuencia de un atropello y fuga posterior. Con la rabia y el resentimiento desbordándola, conoce en terapia a Judy, cuyo prometido falleció debido a un ataque el corazón. O eso hace creer. No he pasado de su primera temporada -aunque ya está disponible en la plataforma de ‘streaming’ una segunda parte con otros diez episodios- y en parte ha sido así por los descontrolados vaivenes de todo de la serie. ¿Pretende ser más un drama o una comedia? He intentado que Jen y Judy me caigan bien y me ha sido imposible. Me he esforzado por ver a la una y a la otra como personajes con sustancia; seres humanos llenos de contradicciones e imperfecciones. Nada. Ni la sonrisa angelical de James Marsden (Westworld) ha logrado que le dé más oportunidades. No me ha quedado más remedio que enterrar mis ganas de verla. Y ya te digo que no las resucitaré.
Santiago Gimeno
Me he enganchado a: 'Modern Family' (Netflix)
La lista de series que quiero ver en algún momento de mi vida es infinita. Tanto, que cada vez veo más improbable poder verlas todas, aunque quién sabe quizá durante mi jubilación me consigo poner al día. Una de esas series que llevaba tiempo queriendo ver es Modern Family, la 'sitcom' de ABC que se estrenaba allá por 2009. Desde entonces, algún capítulo se había cruzado en mi camino televisivo, pero nunca me había puesto en serio a ver la ficción que se despidió para siempre el pasado mes de abril –antes de lo esperado debido a la pandemia provocada por la Covid-19. Hasta ahora. Después de terminar Big Bang Theory, me apetecía ver, en familia, una serie del mismo estilo, con episodios cortos, con escenas cotidianas y con personajes entrañables. Y la candidata perfecta era Modern Family. La verdad es que ha sido todo un acierto, en casa nos hemos enganchado todos, hasta mi hija de 5 años. Es divertida, sus personajes –desde Jay Pritchett (Ed O’Neill), el abuelo, hasta la 'nietecita', la pequeña Lilly- son de esos a los que te encantaría tener en tu propia familia, y, sus tramas tienen ese punto con el que te llegas a sentir identificado. La prueba que certifica que me he enganchado a Modern Family es que sería capaz de verme una temporada en un día. Cuando termina un episodio siempre estoy tentada de poner el siguiente, aunque para ello deba renunciar a horas de sueño.
He renunciado a: 'The Walking Dead' (Netflix, HBO, Movistar+, Amazon Prime)
Lo mío con The Walking Dead es una de esas relaciones de amor-odio que nunca termina de prosperar. Cuando la ficción de Frank Darabont, inspirada en los cómics de Robert Kirkman, llegó a Fox España – finales de 2010- no faltaba a ninguna cita con Rick. Adoraba esa serie, cada episodio me mantenían en una constante alerta, y eso me encanta. Tener esa necesidad de ver a qué más podían enfrentarse los protagonistas en el siguiente episodio, es uno de los factores que busco cuando veo una serie. Pero, se nos acabó el amor de tanto usarlo. A medida que avanzaban las temporadas, que salían algunos de los personajes más relevantes -al menos para mí- y que, por el contrario, entraban otros con los que no sentía ese 'feeling' hizo que nuestra relación empezara a enfriarse. Desde la sexta temporada, he intentado darle varias oportunidades, la última durante estos días de confinamiento. Pero nada, lo nuestro se ha acabado, y no hay reconciliación posible. Fue bonito mientras duró.
Lorena Vialás
Me ha enganchado a: 'El Espía' (Netflix)
¡Avisamos! Engancha y puedes llegar a verte los seis capítulos de esta mini serie de Netflix, en una sola sentada. La historia basada en la figura de uno de los espías más famosos del estado de Israel te trasladará a la década de los 60 y descubrirás el mundo al que tuvo que hacer frente el protagonista, quien consiguió llegar donde nadie pudo en las planas mayores políticas y militares de Siria. Él es Eli Cohen (Sacha Baron Cohen). Sí, el de Borat, El Dictador o Alig G. El Espía es un drama que mezcla la traición y la desestructuración familiar, ya que el protagonista a pesar de estar felizmente casado con Nadia (Hadar Ratzon Rotem) dejará su trabajo y renunciará a su familia para ingresar en el Mossad, el servicio secreto israelí. Serás testigo del duro entrenamiento que tendrá que llevar a cabo el futuro espía para poder infiltrarse. Con elegancia, clase y mucho dinero empezará a fraguar amistades peligrosas y aunque logre camuflarse entre el estamento militar, todo acabará descubriéndose.
He renunciado a: 'Los asesinatos de Valhalla' (Netflix)
El título parecía prometer, Los asesinatos de Valhalla, una serie llena de crímenes entre frío y nieve que suceden en Islandia. El primer capítulo comienza con el descubrimiento de varios cuerpos asesinados en este país y saltan todas las alarmas. Todos ellos tienen varias similitudes que podrían indicar que los realizó la misma persona. Y con este pastel se encuentra Kata (Nína Dögg Filippusdóttir), una agente con experiencia que tendrá que desentrañar todos estos crímenes. En los primeros minutos se presenta este argumento que bien podría coincidir con el de muchas otras series de ésta y otras plataformas en streaming. Vale, tiene todos los componentes de una serie criminal como muchas otras, pero le falta personalidad, le falta algo que le caracterice y enganche por encima de las demás. Es difícil con la gran oferta de series y películas que hay empeñarse en sacarle el jugo a una que no te termina de convencer así que "next".
Beatriz Benés
Me he enganchado a: 'Unorthodox' (Netflix)
Vale, todo el mundo se ha enganchado durante marzo a Unorthodox, la serie basada en el libro de Deborah Feldman, pero he de confesar que personalmente soy de miniseries porque, como dicen en mi tierra, en el bote pequeño siempre está la buena confitura. Justamente es la poderosa interpretación de su protagonista, Shira Haas, el corazón de una serie que, obvio, hace del cerrado universo del judaísmo jasídico su otro mayor atractivo. La ficción abre las puertas a un mundo tan conservador como fascinante; un mundo repleto de ritos, que en el estilo de vida occidental están obsoletos pero que también celebran una comunión espiritual de la que, por otra parte, también nos hemos alejado en las sociedades hipermodernas. También he recuperado Chernobyl (HBO), Muñeca rusa (Netflix) y he vibrado con The Eddy (Netflix). Series cortas, esa ha sido mi apuesta personal en cuarentena.
He renunciado a: 'Ozark' (Netflix)
Otra confesión: tampoco he sido especialmente generosa con el serial creado por Bill Dubuque y apenas he pasado de ver varios minutos de algunos episodios random. Mi pareja sí la está siguiendo y cuando comienza un nuevo episodio de Ozark es el momento perfecto para agarrar un libro. El problema que encuentro en la serie tiene que ver con mis propios prejuicios, lo reconozco, y apuntan directamente a Jason Bateman, a quien tengo encasillado en mi base de datos cinéfila como actor de la Nueva Comedia Americana y a quien no consigo quitarle el dichoso sambenito. Engancharse o no a una serie, flipar con una película o un cómic, o lo que sea, muchas veces tiene que ver con nuestro propio marco mental, porque sí es cierto que Ozark parte de una premisa noir muy atractiva y, además, cuenta con la estupenda Julia Garner en el reparto, pero cada vez que sale Jason Bateman no puedo evitar pensar en Cómo acabar con tu jefe.
Paula Aranzazu
Me he enganchado a: 'Riverdale' (Movistar+ T1-4) y Netflix (T1,2)
Llevaba mucho tiempo detrás de ver esta serie, ya que, al igual que Las escalofriantes aventuras de Sabrina, se basa en los cómics de Archie; y los rumores sobre su increíble estética y dramas de instituto manchados por una perversa trama era motivo suficiente para darla una oportunidad. Sin embargo, como pasa con otras ficciones, descubrir que tiene, en este caso, cuatro temporadas me daba algo de pereza. Pero, si hay algo que hemos tenido en este confinamiento ha sido tiempo, y sobre todo, los maravillosos periodos de prueba gratuitos de las plataformas de 'streaming' como Movistar+, donde se encuentran todas las entregas al completo. Riverdale ha conseguido que, a pesar de sus 22 episodios por entrega, me haya enganchado y haya conseguido ver todas las temporadas en dos meses. Los personajes están conseguidos, la trama se reinventa en cada parte, así como su estética y referencias a la cultura pop, hacen que su descubrimiento haya merecido la pena.
He renunciado a: 'White Lines' (Netflix)
Es cierto que el aliciente principal para ver esta ficción era que el creador de La Casa de Papel, Àlex Pina, estaba detrás de este proyecto. Sin embargo, como en muchas ocasiones, las altas expectativas creadas previamente han resultado ser el principal 'handicap' que ha truncado su disfrute. El primer tráiler que pude ver de la serie me llamó la atención y me dejó realmente expectante, sin embargo, el día que comencé a ver el primer episodio, esa sensación se desmoronó por completo. Es evidente que no es La Casa de Papel, como es lógico, la trama ni los personajes son los mismos, pero White Lines tiene algo que no consigue que hace que empatice con ninguno de los roles, algo complicado ya que la mayoría son narcotraficantes y de dudosa moral, pero el problema va más allá. Aunque los escenarios y las localizaciones son un punto a favor, rodada entre Ibiza y Mallorca, el planteamiento de la trama y los saltos en el tiempo aquí no terminan de funcionar. No he pasado del segundo episodio, quizá sea de esos títulos en los que las segundas oportunidades si valen la pena.
Ana Lasso
Me he enganchado a: 'Buffy, cazavampiros' (A la venta en DVD)
Buffy, cazavampiros siempre ha sido una serie que nunca antes había visto y, que por sus numerosas críticas y cómo impactó en la audiencia de los '90, tenía que verla sí o sí. Afortunadamente, ya que no se encuentra en ninguna plataforma de streaming, me regalaron en su día todos los DVD de la serie protagonizada por Sarah Michelle Gellar a modo: "Ya no tienes excusa". Pero después de coger un poco de polvo durante algunos años y numerosos intentos de ‘seguro que la empiezo esta semana’, la cuarentena ha sido la excusa perfecta para adentrarme en el mundo creado por Joss Whedon (Vengadores). Y fue una de las mejores decisiones que he podido tomar. Buffy, cazavampiros ha envejecido bastante bien, tanto en tramas como en prótesis para los vampiros, y me ha tenido enganchado durante todos estos días. Solo espero que Netflix, Amazon o HBO la rescaten y así muchos de la generación Z descubran de nuevo, como yo lo he hecho, una de las mejores series de los últimos años.
He renunciado a: 'Arrested Development' (Netflix)
"Te va a encantar", "Tiene puntazos", "Es una gran comedia" y otros muchos argumentos han sido los que han hecho que empezase Arrested Development, la comedia que posteriormente rescató Netflix para realizar nuevas entregas. Lamentablemente, no es para mí. No conseguí empatizar con ningún personaje ni troncharme con muchas de las situaciones que les ocurre a sus protagonistas. Y he visto memes de esta comedia por las redes sociales que me han encantado, pero la esencia en sí de la serie me dejó bastante frío y lo dejé como imposible. Pero es indiscutible que tiene un gran reparto.
Custodio Guerrero
Me he enganchado a: 'Death Note' (Netflix)
¿Sabes ese momento en el que una serie te engancha tanto que no puedes despegarte de ella? Que comes viéndola, vas al baño y te pones un capítulo, que te quedas hasta altas horas de la madrugada devorando sus episodios… Bueno, pues eso es lo que he vivido yo durante esta cuarentena con Death Note. Sí, sé que voy con un poco de retraso porque este anime es de 2006, pero mejor tarde que nunca. Sus 37 episodios cuentan la historia de un joven llamado Yagami Light, un alumno modélico de Japón. Pero su vida cambiará por completo cuando recoge un cuaderno negro titulado 'Death Note' que ha visto caer del cielo en el patio de su escuela. Sin embargo, lo más inquietante son las instrucciones que contiene, las cuales indican que aquella persona cuyo nombre sea escrito en él, morirá. Pese a que el principio no se lo cree, Light muy pronto descubre que funciona y, entonces, decide utilizarlo desde el anonimato para eliminar a todos los criminales del mundo y conseguir restaurar la paz. Pero no será fácil, pues todas las instituciones internacionales están siguiendo los pasos de Kira, el nombre con el que le conocen las masas, entre ellos, el detective L, un joven de identidad oculta que ha resuelto los casos más complejos y que no parará hasta atraparle también a él. Sin duda, lo mejor de esta serie es la constante lucha intelectual entre sus antagonistas y la combinación entre fantasía y el género policiaco en su trama que te mantiene pegado/a a cada capítulo. Abajo, el tráiler de la película de 2017 dirigida por Adam Wingard.
He renunciado a: 'Valeria' (Netflix)
A lo mejor tenía las expectativas altísimas con Valeria porque en su momento me leí las novelas de Elísabet Benavent y me engancharon muchísimo, pero lo que está claro es que la serie me ha decepcionado. Hay muchas diferencias entre la obra literaria y su adaptación, entre ellas, un rediseño de los personajes que hace que, de primeras, no empatices demasiado con estas cuatro amigas que son el núcleo de la trama. Sobre todo, no logré entender a su protagonista Valeria (Diana Gómez) que, pese a que te deja claro que está frustrada y estancada, a la hora de la verdad no termina de reflejarlo en sus actos y hace que te desesperes con su actitud. El único personaje al que salvaría es a Víctor, interpretado por Maxi Iglesias, que sí coincide con ese hombre seductor que se convierte en una completa tentación para Valeria, como ocurría en la novela. Aunque he de reconocer que durante estos días de confinamiento, ha sido un placer ver las calles de Madrid llenas de vida y las localizaciones seleccionadas. No descarto darle una segunda oportunidad ya que, hasta el momento, no he logrado pasar del quinto capítulo. Aunque visto lo visto, a lo mejor es preferible quedarme con el recuerdo de los libros.
Aída Sánchez