Genio I 4. m. Capacidad mental extraordinaria para crear o inventar cosas nuevas y admirables. 5. m. Persona dotada de genio. Superdotado I 1. adj. Dicho de una persona: que posee cualidades que exceden de lo normal. U. especialmente refiriéndose a las condiciones intelectuales. Prodigio I 4. m. Persona que posee una cualidad en grado extraordinario. Si te fascina el significado de alguna de estas palabras, o de todas ellas, seguro que has visto en Netflix la interesante miniserie Gambito de Dama, en la que la intérprete Anya Taylor-Joy (La bruja, Múltiple) se mete en la piel de Beth Harmon, una tímida huérfana cuya vida cambia por completo cuando un tablero de ajedrez se cruza en su camino.
El enorme éxito de Gambito de Dama en la plataforma de 'streaming', entre los que saben y también entre los que no tienen ni idea de caballos, reinas, alfiles y peones, ha sido la excusa perfecta para recopilar en este listado algunas películas y series con genios, superdotados o niños y jóvenes prodigios. Aquí encontrarás, por ejemplo, al Shaun Murphy (Freddie Highmore) de The Good Doctor, al Sheldon Cooper (Jim Parsons) de Big Bang y El joven Sheldon, al Josh Waitzkin (Max Pomeranc) de En busca de Bobby Fischer (1993) o a la Mary Adler (Mckenna Grace) de Un don excepcional (2017). Que se nos pegue más o menos de esas mentes tan maravillosas - y, a veces, también atormentadas-, esa es otra historia.
Beth Harmon en 'Gambito de Dama'
Beth Harmon, la flamante protagonista de Gambito de Dama interpretada por la también sobresaliente Anya Taylor-Joy es la razón por la que hoy estamos hablando de jóvenes prodigios del cine y la televisión. También es la razón por la que se están vendiendo más tableros de ajedrez que nunca y, además, también es la responsable de que este tradicional juego de mesa que no siempre ha tenido la mejor fama en cuanto a diversión se convierta en la serie de Netflix en el más emocionante de los duelos. El camino de Beth Harmon, una niña huérfana que acaba en un orfanato para chicas tras perder a su madre de forma trágica en un accidente para convertirse en una gran maestra ajedrecista durante los años 50 y 60, es el núcleo central de la novedosa ficción de la plataforma, que, casi sin avisar, ya ha pasado a la historia del servicio de 'streaming' con las cifras de récord anotadas por su primera y única temporada.
Aunque la serie comienza con una ya veinteañera Beth despertando con resaca para llegar corriendo a una partida de ajedrez en París, Gambito de Dama rápidamente nos traslada hasta finales de los años 50, cuando, poco después de perder a su madre e ingresar en el orfanato, descubre el juego que le cambiará la vida. Su mentor es el bedel del centro, el silencioso señor Shaibel (Bill Camp), quien rápidamente se da cuenta de que la niña que tiene ante sus ojos es un auténtico prodigio. En sus primeros años en el orfanato también comienzan las adicciones que acompañarán a la protagonista durante el resto de su vida, aunque los tranquilizantes que allí les proporcionan son el medio mediante el que Beth puede imaginar partidas reales de ajedrez en sus alucinaciones y seguir practicando. Ya en su vida junto a su madre adoptiva, es cuando comienza la verdadera diversión; el auténtico deleite de la serie, que no es otro que ver al personaje de Anya Taylor-Joy aterrizando como un auténtico huracán en el masculino escenario ajedrecístico de la época y llenando un sinfín de titulares.
A lo largo de la serie de Netflix, vemos cómo Beth Harmon sigue creciendo, a nivel personal y profesional, y cómo, una vez que logra enfrentarse a los mejores, comienza a darse cuenta de que, si quiere ser la mejor, no puede cometer ningún fallo. Aunque eso la lleve en ocasiones a protagonizar comportamientos absolutamente autodestructivos.
Dónde verla en 'streaming': Netflix.
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Alicia P. Ferreirós
Shaun Murphy en 'The Good Doctor'
Freddie Highmore, al que mucho conocíamos por Bates Motel y todos por ser el dulce niño que acompaña a Willy Wonka en Charlie y la fábrica de chocolate, es el protagonista de esta ficción que ha gozado buenas críticas desde su estreno en 2017. Por si no lo sabías, la serie está basada en una ficción surcoreana con el mismo nombre y emitida desde 2013. Volviendo a la versión estadounidense del drama médico, The Good Doctor cuenta la historia de Shaun, un joven cirujano con autismo y síndrome del sabio.
El autismo es un trastorno más conocido. Se caracteriza porque aquellos que lo padecen tienen carencias de comunicación e interacción social, así como otras manifestaciones. El síndrome del sabio se utiliza para referirse a personas con un talento extraordinario en un campo determinado, así como por diferentes acompañamientos como una excelente memoria fotográfica, gran habilidad con las matemáticas o facilidad mnemotécnica.
Murphy, nuestro protagonista, es un joven que recoge en su haber lo citado anteriormente, que forma parte de un prestigioso departamento de cirugía pediátrica. Shaun es brillante, pero con muchas aristas y un pasado complejo por su personalidad excepcional. A lo largo de la serie vemos cómo el joven tiene que enfrentarse a los prejuicios de los que le rodean e ir despejando las dudas sobre si es posible ser un gran cirujano, a pesar de su escasa empatía. El objetivo es salvar vidas. ¿Lo consigue Shaun? Ahí está la respuesta. Si no has visto la serie, anímate. Si ya la ves, seguro que ya te ha cautivado.
Dónde verla en 'streaming': Movistar + y Amazon Prime Video.
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Lourdes de Paredes
Sheldon Cooper en 'El joven Sheldon' y 'Big Bang'
Por supuesto, en un recopilatorio sobre genios de la pequeña pantalla no podíamos olvidarnos de Sheldon Cooper, uno de los protagonistas de Big Bang, en la que es interpretado por el genial Jim Parsons, y estrella absoluta del 'spin-off' precuela El joven Sheldon, donde es el pequeño Iain Armitage el encargado de darle vida. Creo que hasta que Big Bang llegó a nuestras vidas poco sabíamos del trabajo que realiza un físico teórico, y me atrevo a decir que, quizá, el hecho de que la ficción de Chuck Lorre, Bill Prady y Steven Molaro siguiera la vida de un grupo de científicos fue lo que no terminó de seducir a parte del público, que ni siquiera quiso darle una oportunidad.
Pero… nada más lejos de la realidad. La ficción de CBS pronto se convirtió en uno de los mayores éxitos de la cadena y en una de las favoritas de millones de espectadores de todo el mundo. Creo que gracias a Sheldon, con todas y cada una de sus peculiaridades y excentricidades, y, por supuesto, a sus tres mejores amigos, Leonard (Johnny Galecki), Rajesh (Kunal Nayyar) y Howard (Simon Helberg), muchos hemos empezado a ser conscientes de todos los avances y descubrimientos que los científicos aportan a la sociedad. Además, ver a Sheldon Cooper cantando al piano, disfrazado de The Flash y casado con la mujer de sus sueños, Amy Farrah Fowler (Mayim Bialik), seguro que ha hecho que se hayan borrado de un plumazo esos prejuicios que se pueden tener al pensar en los científicos.
Como todo buen genio, Sheldon posee alguna que otra manía o toc y, con estos rasgos, Big Bang nos ha regalado momentos desternillantes. Y, al mismo tiempo, estos han conseguido sacarnos de nuestras casillas -como a sus amigos. Su afán por el orden, su obsesión por los gérmenes, su empeño en sentarse siempre en el mismo lado del sofá, su amor por la comida tailandesa, su rechazo a cualquier muestra afectiva y un sinfín de obsesiones que nos han enseñado que debemos ser más tolerantes.
La genialidad de este personaje, al que mis hijos adoran, llevó a Chuck Lorre y Steven Molaro a poner en marcha el 'spin-off', a modo de precuela, de la ficción que se despidió el pasado 2019 -tras 12 temporadas en antena-, centrado en un joven Sheldon. Un joven Sheldon, de sólo nueve años, al que veremos crecer y enfrentarse a su día a día en el instituto, donde ser un genio no es nada sencillo, y en su casa, donde siente que ni sus padres ni sus hermanos son capaces de comprenderlo.
Dónde verla en 'streaming': Movistar+ y Netflix.
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Lorena Vialás
Walter O'Brien y su equipo en 'Scorpion'
Aunque CBS decidió cancelarlo hace un par de años después de cuatro temporadas, Scorpion era uno de mis procedimentales favoritos. Y en esta serie resulta que no había sólo una mente superdotada, sino varias. Empezando por la de Walter O'Brien (Elyes Gabel), un genio con un cociente intelectual de 197 puntos que, con sólo 11 años, jaquea la NASA para, simplemente, colgar unos planos en su cuarto. El FBI le arresta y, para evitar la prisión, accede a trabajar con Seguridad Nacional bajo la tutela del agente Cabe Gallo (Robert Patrick), que acaba convirtiéndose en una figura paterna para él. Años después decide formar el Equipo Scorpion, última línea de defensa contra amenazas tecnológicas alrededor de todo el mundo. Le acompañan sus amigos Tobias ‘Toby’ Merriweather Curtis (Eddie Kaye Thomas), psiquiatra ludópata con un cociente de 170 puntos; Happy Quinn (Jadyn Wong), dotada ingeniera mecánica de 184 puntos, y Sylvester Dodd (Ari Stidham), matemático, estadístico y toda una calculadora humana.
Lo más divertido de todo es que, a pesar de su inteligencia superior, a ninguno de los miembros del Equipo Scorpion se le da demasiado bien eso de relacionarse con los demás. ¡Ni siquiera entre ellos! Walter, por ejemplo, no se caracteriza precisamente por su inteligencia emocional y le importa bien poco el efecto que tiene su extrema sinceridad en el prójimo. Pero todo empieza a cambiar cuando Gallo regresa a su vida y recluta a su brillante grupo para resolver peligrosos y delicados casos para el Gobierno. Y entonces, justo al principio, es cuando congenian con la camarera Paige Dineen (Katharine McPhee), que pasa a ser su 'niñera' y 'traductora' del mundo real. Ellos, a cambio, se vuelcan para que entienda a su hijo Ralph (Riley B. Smith), aún más inteligente que el propio O’Brien -cociente intelectual de 200.
Dónde verla en 'streaming': Netflix.
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Santiago Gimeno
Gregory House en 'House'
Antipático, desagradable, irrespetuoso, misántropo e insufrible. El doctor Gregory House era un médico estupendo. Un auténtico genio a la hora de curar a los pacientes con las enfermedades más extrañas que pasaban por el hospital de Princeton. Eso sí, a la hora de tratar con las personas… era un auténtico capullo. Aunque su don de gentes dejaba mucho que desear, el personaje interpretado por Hugh Laurie en la serie House nos dejó frases para la posteridad como: "¿Ha oído alguna vez aquello de que no se puede vivir sin amor? Pues el oxígeno es más importante". O: "La mitad de las personas que salvo no merecen una segunda oportunidad". O esta: "¿Prefiere un médico que le tome la mano mientras muere o uno que lo ignore mientras mejora?".
Su creador David Shore -el mismo detrás de The Good Doctor- convirtió esta serie de médicos en un procedimental: un paciente con una extraña dolencia por episodio. Y, además, con un fantástico médico cojo y adicto a la vicodina que, más que un doctor, parecía un detective investigando la escena de un crimen. En este caso, el culpable podía abarcar desde un virus común a una garrapata pasando por una venérea o un tumor.
Y, como todo investigador, su equipo también era clave a la hora de resolver el problema: el guapito niño rico Robert Chase (Jesse Spencer), el hombre hecho a sí mismo Eric Foreman (Omar Epps) y la cálida y empática Allison Cameron (Jennifer Morrison). Un trío que ejercía de contrapunto ante las poco éticas prácticas de su jefe. Pero eso fue solo al principio. Con unas cuantas temporadas cumplidas, la ficción renovó al grupo con rostros como los de Olivia Wilde en el papel de Remy 'Trece' Hardley o Anne Dudek en el de Amber Volakis. ¿No te suena esta última? ¿Y si te digo que su apodo era el de "zorra implacable"? Ya se te va refrescando la memoria...
Vale. House no era un modelo a seguir. En eso estamos de acuerdo. Pero, te cayese mejor o peor el personaje, hay algo muy importante que este huraño médico -para el que Sherlock Holmes sirvió de inspiración- nos enseñó a todos: que te pase lo que te pase, la respuesta nunca es lupus.
Dónde verla en 'streaming': Amazon Prime Video.
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Andrea Zamora
Lisa Simpson en 'Los Simpson'
¡Qué levante la mano quien no haya pensado en más de una ocasión que Lisa Simpson era una repipi y se pasaba de listilla! Quizás no sea el personaje más querido de Los Simpson, pero nos enseñó más de una lección. Por lo pronto, gracias a ella sé lo que es un diorama, me acerqué al jazz, aprendí la palabra 'reticulada' y supe que Paul McCartney era vegetariano.
Nunca sabré el legado que ha podido dejar Lisa en mí, pero lo que es seguro es que presentó a la audiencia -a niños y adultos- varios temas difíciles de tratar en otro contexto: el cuidado del medioambiente, los problemas de la democracia, no encajar en ningún sitio y, sobre todo, el feminismo.
Ha defendido los derechos de las mujeres sin causar gran revuelo, pero dejando la semilla. Como ejemplo, 'Lisa on Ice', el episodio en el que se apuntaba a hockey sobre hielo; 'Bart al futuro', donde descubrimos que es la futura presidenta de Estados Unidos, y el inolvidable 'Lisa contra Stacy Malibu', que todo él es una oda al feminismo. Vamos, que gracias a ella salimos de la infancia sabiendo, por lo menos, un par de cosas interesantes.
Dónde verla en 'streaming': Disney+.
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Sara Heredia
Dexter en 'El laboratorio de Dexter'
Mi parte más nostálgica suele recurrir a revisionar algunos capítulos de las series de su infancia, mientras piensa una frase que a mi yo del presente le hace sentir más mayor: "Ya no se hacen dibujos como los de antes". Y para seguir dándole la razón a mi yo del pasado, suelo ver a menudo El laboratorio de Dexter, una de las mejores animaciones que recuerdo y que gira en torno a un niño que es un verdadero genio. Y es que con esta comedia animada, Cartoon Network se aventuró en 1996 con su primera serie original, que también era el primer trabajo de su creador, Genndy Tartakovsky, más conocido actualmente por la saga cinematográfica de animación Hotel Transilvania o Primal.
Esta animación está protagonizada por Dexter, un niño de nueve años que es un genio y que en su laboratorio, oculto tras una estantería de su dormitorio, crea los inventos más locos e increíbles que se pueden imaginar, aunque su nerviosismo ante un nuevo descubrimiento hace que sus experimentos no lleguen a tener éxito. Mientras sus despistados padres desconocen lo que hace su hijo, su hermana mayor, Dee Dee, se las arregla para eludir todos los sistemas de seguridad que tiene el laboratorio para colarse allí y romper algo. Además, esta joven no es el único problema de Dexter, ya que en su colegio hay otro niño superdotado, Mandark, que también cuenta con un laboratorio secreto en su casa, que utiliza para crear inventos que tienden a buscar el daño ajeno. De esta forma, Dexter tiene que tratar de inventar o encontrar la forma de que sus experimentos funcionen, mientras en cada capítulo, tanto su hermana como su rival, le complican este fin.
Dónde verla en 'streaming': ---
Aída S. Anyolini
Josh Waitzkin en 'En busca de Bobby Fischer' (1993)
Si hay un producto audiovisual del que parece beber la exitosa serie Gambito de Dama, ese es En busca de Bobby Fischer. Se trata de un filme inspirado en la historia real del ajedrecista Joshua Waitzkin, que durante su infancia recibió el título de "niño prodigio del ajedrez" cuando ganó los campeonatos nacionales de dicha disciplina en los años 1993 y 1994.
A pesar de que puede parecer que el ajedrez no tiene demasiado interés para el público cinematográfico, en manos del director Steven Zaillian -creador de la sobresaliente serie The Night Of- tiene como resultado una interesantísima película cargada de una gran sensibilidad. Otra de las sorpresas del filme fue la del joven actor Max Pomeranc -que no volvió a trabajar en ningún largometraje destacable-, que soporta el peso del papel protagonista junto a dos veteranos como Joe Mantegna y Ben Kingsley.
En la película, Pomeranc se pone en la piel de un jovencísimo Josh Waitzkin, un chico que comienza a mostrar unas tremendas aptitudes para el ajedrez como su ídolo, el campeón Bobby Fischer. Su padre (Mantegna), un entusiasta de los deportes que trabaja como reportero, decide apoyarle para sacar su precoz carrera adelante y contrata los servicios de un maestro (Kingsley), que le enseñará nuevas técnicas y quedará sorprendido por las habilidades de su pupilo frente al tablero.
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Tomás Andrés
August Rush en 'August Rush: El triunfo de un sueño' (2007)
En 2007 llegaba a los cines esta August Rush: El triunfo de un sueño, dirigida por Kirsten Sheridan (Dollhouse) y básicamente adaptación musical del Oliver Twist de Charles Dickens. Quizá te sorprenda ver en ella a un jovencísimo Freddie Highmore (The Good Doctor), que venía de hacer las películas Descubriendo Nunca Jamás (2004), Charlie y la fábrica de chocolate (2005) y Arthur y los Minimoys (2006).
El pequeño que da nombre al largometraje es fruto del encuentro de una noche entre la chelista y estudiante de Juilliard Lyla Novacek (Keri Russell, The Americans) y Louis Connelly (Jonathan Rhys Meyers, Los Tudor), vocalista de un grupo de 'rock' irlandés. La joven se queda embarazada, pero su estricto padre (William Sadler, Cadena perpetua) entrega al bebé en adopción cuando ella da a luz de forma prematura por culpa de un atropello. Los padres de la criatura no mantienen el contacto tras esa noche mágica y Lyla, engañada por su progenitor, piensa erróneamente que el niño ha muerto en el parto.
Pasan once años y Evan Taylor (Highmore) vive en un orfanato para chicos, donde su enorme talento para la música provoca que sus compañeros se metan con él. Pero él, en el fondo, sabe que sus padres están ahí afuera, en algún lugar, y por eso se escapa a Nueva York. Lyla empieza a buscarlo una vez descubre el secreto y Louis, su padre biológico, todavía no ha olvidado a esa mujer que conoció años atrás. Por su parte, Evan conoce a Maxwell Wallace (Robin Williams), un músico vagabundo que convierte a niños sin hogar en artistas callejeros con el fin de sacar tajada. Es él quien bautiza a Evan como August Rush, cuyo destino se revela durante una rapsodia en Central Park a pesar de los intentos de Wallace por no perder a su gallina de los huevos de oro. La pieza del desenlace, 'August's Rhapsody' de Mark Mancina, es posiblemente lo mejor del filme.
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Santiago Gimeno
Mary Adler en 'Un don excepcional' (2017)
Si te interesan las matemáticas, seguro que sabes lo que son los llamados Problemas del Milenio. Si eras más de letras que de números, aquí va un resumen: el Instituto Clay de Matemáticas (Clay Mathematics Institute) publicó siete problemas matemáticos sin resolver en el año 2000. Solucionar uno de ellos está premiado con un millón de dólares. Pero, claro, la cosa no es fácil. Se trata de responder a preguntas que, prácticamente, no tienen respuesta. Al inicio de este texto te he dicho que puede que conozcas estos problemas si sabes de matemáticas. Vuelvo a reformular la frase: si te interesan las matemáticas o has visto Un don excepcional, seguro que sabes lo que son los Problemas del Milenio.
Dirigida por Marc Webb, Un don excepcional sigue a Mary Adler (Mckenna Grace), una niña superdotada que vive con su tío Frank (Chris Evans). Su madre, una gran matemática que intentaba resolver el problema del milenio Navier-Stokes, se suicidó cuando la protagonista no era más que un bebé. Frank sabe que su sobrina es una genio, pero quiere que tenga una vida normal sin sentirse diferente. Y ahí es cuando entra en juego la abuela Evelyn (Lindsay Duncan), quien quiere que su nieta desarrolle su potencial al máximo. ¿El resultado? Una batalla legal entre Frank y Evelyn por la custodia de Mary.
Más que de ecuaciones que asustarían al que necesita los dedos para sumar números mayores de dos, Un don excepcional es un drama familiar con momentos que hacen que las lágrimas asomen. Es, además, una de las primeras películas de Mckenna Grace, la actriz favorita de Hollywood para interpretar a las versiones jóvenes de personajes protagonistas como Carol Danvers en Capitana Marvel, Tonya Hardin en Yo, Tonya, Sabrina Spellman en Las escalofriantes aventuras de Sabrina o Theo Crain en La maldición de Hill House. Y, bueno, si eres un zote con los números -me incluyo en ese grupo-, puede que con esta película incluso aprendas alguna que otra cosa sobre matemáticas. Eso nunca viene mal.
Dónde verla en 'streaming': ---
Andrea Zamora
Matilda Wormwood en 'Matilda' (1996)
Todos hemos querido ser Matilda en algún momento. Y no solo por su destreza con la magia -aunque a muchos nos gustaría, en verdad-, sino por lo inteligente que llega a ser. La película dirigida por Danny DeVito es de esos títulos de los 90 que envejecen muy bien y cuenta con una gran protagonista que hará lo que sea para desligarse de su familia, que en realidad la odia más que la quiere.
Este clásico está basado en la novela homónima de Roald Dahl, autor de otros magníficos libros infantiles que se han convertido en numerosas películas, véase recientemente la de Las Brujas (de Roald Dahl), protagonizada por Anne Hathaway. Pero Matilda creo que podría llegar a ser una gran adaptación por cómo desprende esa magia de la infancia, reflejada tanto en el libro como en la película. Además, muchos recordarán perfectamente algunas escenas, ya históricas, como la de la tarta de chocolate o la de la niña que es lanzada al cielo mediante sus trenzas. Es que te paras a pensar un poco esto y... pobre niña, de verdad. Porque de niño solo te preocupa que no sea ensartada en la valla y no en cómo de ilegal es eso.
Dónde verla en 'streaming': Netflix.
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Custodio Guerrero
Tony Stark en 'Iron Man' (2008)
Pese a la saturación de hoy en día, el cine de superhéroes fue antaño un mar de dudas. Sólo las películas de DC habían logrado calar en el público en su día -con las maravillosas Batman y Superman-, mientras que Marvel se debatía entre desastres como Capitán América. La película (1990) o The Punisher (Vengador) (1989). Fueron en los 2000 cuando llegó el 'boom' y la compañía Walt Disney se hizo con la productora Marvel Studios para construir su propio universo cinematográfico.
Este Universo Cinematográfico de Marvel sin duda estaba liderado por una figura: Iron Man. El personaje, que tuvo su primera aparición cinematográfica en el año 2008, se convirtió en el más icónico de la factoría. Todo ello gracias, en buena parte, a la labor de Robert Downey Jr., que consiguió hacer suyo el papel desde la primera entrega, para convertirse en la interpretación más importante de su carrera.
Iron Man es en realidad Tony Stark, uno de los ingenieros más importante de la historia; un magnate del mundo de las armas que abandona el diseño de efectivos misiles y destructivas bombas cuando se da cuenta del daño que éstas causan a los inocentes de diferentes pueblos. Tras escapar de un secuestro, gracias a una arcaica armadura que se construye en clandestinidad, decidirá construir un supertraje con el que proteger a los débiles y mantener una identidad secreta -durante algún tiempo.
Pero ser uno de los mejores científicos y millonarios del mundo no es tan fácil, ya que esto le acarrea crear multitud de enemigos, además de la incapacidad de llevar una vida sentimental estable. Sus escarceos le generarán más de una riña con su interés amoroso: su secretaria Pepper Potts -a la que da vida en la ficción Gwyneth Paltrow-, con quien finalmente acabará formando una sólida relación.
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Tomás Andrés