Kerem Bürsin se ha hecho famoso en nuestro país de la mano de su personaje en Love is in the air, Serken Bolat, un atractivo y exitoso empresario enamorado hasta las trancas de una florista, Eda, a la que interpreta la actriz y modelo Hande Erçel. Sin embargo, aunque en España el intérprete se ha metido a los espectadores rápidamente en el bolsillo con un personaje amable y romántico, el papel que le lanzó a la fama en Turquía era muy muy diferente. Bastante detestable, de hecho.
Nacido en 1987 y con 33 años de edad, Bürsin ha protagonizado una trayectoria artística considerable en la última década, pero sus primeros pinitos en el mundo de la interpretación no se remontan mucho más allá. Sí protagonizó cortos y realizó pequeñas apariciones en series y películas en la segunda mitad de los primeros 2000, pero no sería hasta el año 2013 que obtendría el papel que le haría popular en Turquía.
Günesi Beklerken sería la primera de las muchas telenovelas que protagonizaría Bürsin, quien en aquel momento tenía 26 años y una prometedora carrera por delante. En ella interpretaba a un personaje muy diferente a Serkan Bolat, Kerem Sayer, uno de los estudiantes e hijo de los propietarios uno de los colegios privados más elitistas de Estambul. Cuando la protagonista de la serie, Zeynep, comenzaba como la nueva alumna del colegio, rápidamente protagonizaba una pelea con Kerem, acostumbrado a imponer sus leyes y a moverse por la escuela como si fuera suya sin que nadie se atreviese a desafiarlo. A partir de su primer encontronazo, Kerem se convertiría en su peor enemigo y comenzaría a hacerle bullying con la intención de doblegarla.
La relación entre ambos jóvenes comenzaría a cambiar a medida que avanzaba la serie, pero lo cierto es que el primer perfil del personaje de Bürsin erá todo lo contrario al galán de Love is in the air que conocemos hoy día.
Mientras, Telecinco sigue emitiendo con éxito la primera temporada de Love is in the air, en la que unos enamoradísimos Serkan Bolat y Eda todavía tienen que hacer frente a diversas piedras en el camino para llegar al ansiado final feliz que, esperamos, deben tener algún día.