New Amsterdam tiene dos temporadas a sus espaldas, una tercera actualmente en emisión y garantizada hasta una quinta entrega en NBC, su cadena original al otro lado del charco. Protagonizada por Ryan Eggold, la serie se ha convertido en un auténtico éxito entre los suscriptores de Netflix en su llegada a la plataforma de 'streamiing' -que incorporó a su catálogo las dos primeras temporadas el pasado mes de febrero-, pero tanto el público estadounidense como aquellos que ya la habían disfrutado en España de la mano de Amazon Prime Video ya sabían que la ficción médica era una auténtica joya para los amantes del género.
Que las ficciones médicas nos gustan ya lo viene desmotrando Anatomía de Grey desde hace 17 años y lo corroborán numerosos éxitos posteriores, como The Good Doctor, pero ¿qué tiene New Amsterdam para que haya logrado amasar millones de fans con tan solo asomar la pata por el extenso catálogo de la gran N? Pues muchas cosas en realidad. Analizamos a continuación por qué te has rendido a los pies del Doctor Max Goodwin y ya solo quieres vivir entre los pasillos del New Amsterdam Hospital.
1. Dos temporadas y cuarenta episodios de historias intensas que puedes ver sin prisa pero sin pausa
Vaya por delante de todas las razones, que uno de los secretos del éxito de New Amsterdam en Netflix tiene que ver con el hecho de que la plataforma de 'streaming' te plante de sopetón dos temporadas al completo de una serie que además resulta ser bastante adictiva.
Lejos de las temporadas de seis-ocho episodios de sus series originales, los suscriptores se encuentran de repente con una historia que les engancha y que encima tienen cuarenta episodios para zambullirse por completo. Con razón ha estado varias semanas en el Top 1 de lo más popular.
2. Un reparto de personajes abrazables con dinámicas no impuestas
Especialmente importante para que una serie te atrape son los personajes en torno a los que giran las historias y en este sentido New Amsterdam es todo un acierto. El protagonista de la serie, Max Goodwin tiene un gran carisma y rápidamente es capaz de meterte en su bolsillo, pero es que el actor que lo interpreta, Ryan Eggold, tiene absolutamente enloquecidos a los fans. De su interpretación se extrae amor por su trabajo y pasión por el médico al que encarna, consiguiendo así aportarle toda la fuerza y corazón que necesita para que su historia, que no es precisamente fácil, llegue directamente al interior de los espectadores.
Algo similar ocurre con el resto de personajes, como la Doctora Helen Sharpe encarnada por Freema Agyeman o incluso la a veces prepotente Lauren Bloom interpretada por Janet Montgomery. Los personajes están bien diseñados, tienen capas, un pasado interesante y no están pasados de rosca en ningún sentido. Además, entre ellos se establecen dinámicas interesantes que no siempre se desarrollan como el espectador quería que ocurriese, lo que supone un elemento diferenciador.
3. Problemas reales y compromiso social
Al igual que las tramas entre personajes se desarrollan de forma realista, la serie también apuesta por este concepto a la hora de desarrollar sus tramas y pone sobre la mesa asuntos y problemas sociales y reales sin miedo a meterse en jardines o a tocar temas difíciles. Su única bandera: el respeto. New Amsterdam ha explorado la salud mental, los estigmas raciales, la marginalidad, la inmigración ilegal, el proceso de transición de un adolescente trans y un largo etcétera.
Además de ser realistas, los casos están protagonizados por personajes creíbles y sus historias rápidamente adquieren el compromiso del espectador. Eso, sumado a que los pacientes son absolutamente lo más importante para los doctores del hospital y el director del centro, es otro de los puntos fuertes de la serie.
4. Te hace sentir bien...
¿Has oído hablar de las 'feel good movies'? New Amsterdam lo es en versión serie. La ficción estadounidense es pura emoción y, aunque a veces toca temas que te rompen el corazón, rezuma positividad y buenas intenciones por los cuatro costados.
Sus personajes te caen bien, en cada episodio de salvan vidas y se ayuda a personas a superar tragos difíciles y, en definitiva, resulta una serie conmovedora en muchos aspectos.
5. ... y a veces también es capaz de llevarte al límite
Depende del episodio, pero New Amsterdam combina bien su ritmo pausado y su forma de construir sus historias poco a poco con episodios de ritmo más frenético que hacen que los espectadores estén sentados al borde del asiento.
También están presentes pero bien dosificados los a veces temidos 'cliffhangers', tramas que te dejan colgado en lo más algo y que te dejan contando los días para saber cómo termina determinada historia. Claro, que esto último no te pasa si la ves en Netflix en plan maratón.
6. Es Inspiradora e informativa, pero no aleccionadora
Aunque se atreva a poner temas duros sobre la mesa, New Amsterdam no resulta una serie aleccionadora, ni se mete en política o busca generar polémica. Es curioso ver cómo puede presentar determinadas temáticas de forma tan elegante y cariñosa, con la amabilidad y la empatía siempre como dos grandes pancartas que parecen tener David Schulner y compañía en la sala de guionistas.
La serie siempre mantiene por encima de todo la importancia de ser amable, de tener empatía y de tratar de comprenderse mutuamente, aunque nuestras opiniones sean diferentes. Y ese es el carácter que les proporciona a sus personajes, liderados por un Max Goodwin que es todo un ejemplo a seguir. Asimismo, la serie contribuye con causas benéficas y anima a los espectadores a que también lo hagan.
Quizá no lo habías pensado, pero todas estas son algunas razones por las que New Amsterdam te ha cautivado. Aunque hay otras. Diversidad a raudales, ruptura de determinados mitos en torno a la profesión, o el hecho de saber que su protagonista y hasta el propio hospital están inspirados en una persona y centro reales.
Las dos primeras temporadas hastan disponibles al completo en Netflix.