La cartelera apunta a que lo que más nos gusta en España son los 'thrillers', el Anuario del Cine Español (2016) recoge que nos va más el drama y la comedia y si preguntas por la calle seguramente la opinión sea totalmente distinta. Lo único que se puede afirmar sobre los españoles como público es que no hay nada que nos defina.
Podemos echar un vistazo a las series más populares de la ficción televisiva para hacernos una idea del tipo de historias que nos gustan. Así aparece que El príncipe (2014 - 2015) arrasaba con 4,8 millones de espectadores de media en cada capítulo. Eso sí, no llegaba a los niveles de Águila Roja, que alcanzó los 6 millones, o de 23-F: el día más difícil del rey, la miniserie de dos episodios que fue un auténtico éxito rozando los 7 millones de audiencia. Estos tres títulos, por ejemplo, no tienen nada que ver entre sí. Una narra un hecho histórico, otra es una historia de aventuras con intriga y la última está dominada por la acción y el romance.
Por qué te engancha 'Las chicas del cable' o 'La casa de papel': Así se cocina una serie de éxitoEn el cine pasa un poco lo mismo. Si miramos por número de espectadores, la película más vista es Ocho apellidos vascos (2014), seguida de Los otros (2001) y Lo imposible (2012). Es decir, una comedia, una cinta de terror y una tragedia de grandes dimensiones. Lo dicho. Es difícil definirnos como público, pero los grandes creadores de series de nuestro país nos cuentan cómo nos ven ellos. Desde la barrera, se nos puede describir como un grupo que buscamos sentirnos identificados y aceptamos muy bien las historias más arriesgadas.
"Creo que al público español, como a todo el mundo, le gustan las buenas historias. Sobre todo, creo que le gusta mucho verse reflejado", afirma Oriol Capel, coordinador del programa Showrunner de la ESCAC y guionista. Como a cualquier espectador, a los españoles nos gusta disfrutar de una buena narrativa, pero no perdemos de vista el poder sentirnos conectados a los personajes. "Lo importante es pulsar ciertas teclas, arquetipos o temas universales que a todos nos atañen y con los que todos nos podemos sentir reflejados. Eso es lo que hace que la gente se siente a verlo y le apetezca", continúa.
Es el caso de 'Aída', que era una madre coraje. En este país nos sentimos muy identificados con ese arquetipo de mujer luchadora", señala Capel
Susana Herreras, Jefa Editorial de Producción Original de Movistar+, recalca esa inclinación hacia las buenas historias. En España anteponemos el guión a los grandes efectos visuales o un formato espectacular. "Tengo la sensación de que las historias están por encima de los envoltorios. Si hay que poner una cosa por encima de otra, creo que el espectador da más importancia y reacciona mucho a los personajes y la historia por encima de otros elementos".
Para Herreras, además, el público español es muy agradecido y admite historias arriesgadas. "La sensación es que nuestro público tiene una sensibilidad y una inteligencia que está abierta a ideas nuevas, no siempre cómodas, no siempre las más fáciles…", apunta y pone el caso de Antidisturbios, uno de los grandes pelotazos del 2020. "Es una propuesta arriesgada. Ahora parece más fácil pensar que iba a funcionar, pero en su momento no era tan fácil pensar que el público fuera a reaccionar como ha reaccionado", reflexiona.
¿Y qué tienen nuestras historias para gustar fuera?
La industria de ficción española ha dado un vuelco en los últimos años, en parte gracias a las plataformas de 'streaming'. Siempre hemos sabido que nuestras producciones atraían. Y no hablamos de Almodóvar o Amenábar. Los Serrano, Cuéntame o Un paso adelante han tenido versiones en países extranjeros con gran éxito. Ahora, a través de ventanas como Netflix o Amazon Prime Video, tenemos la suerte de poder ofrecer nuestros productos directamente al público internacional.
"La verdad es que la industria ha evolucionado de una manera muy positiva y hemos sabido adaptarnos. Teníamos tantas historias pendientes que no podíamos hacer antes que ahora empiezan a salir. A nosotros mismos nos sorprende todavía el éxito porque, al final, son un poco números lo que leemos. Es cuando viajas cuando te das cuenta realmente del valor", desvela Gema Neira, directora de desarrollo en Bambú Producciones.
¿A qué se debe este ‘boom’ de lo español? En primer lugar, a que tenemos muy buena relación calidad-precio. "Lo que cuesta hacer Las chicas del cable en Estados Unidos es muchas veces más de lo que cuesta hacerlo en España. Evidentemente, las plataformas, de manera muy inteligente, han dicho, '¿por qué no vamos a explorar este mercado tan valioso?'. Esto pasa cada vez menos porque lo que buscamos [los creadores] es la posibilidad de hacer cosas de mayor presupuesto, pero antes teníamos que tirar de mucho ingenio. Si te dan un poco más de dinero las haces un poco mejores", señala Neira.
La segunda razón es clara: podemos llegar a muchas más personas gracias a nuestro idioma y la conexión con el mundo latino. Hay que tener en cuenta que cuando se lanza una serie española su alcance es muy amplio, puesto que abarca diferentes países de Latinoamérica. Gracias a nuestros vecinos del otro lado del charco, la repercusión se multiplica. "Es una baza increíble. Vamos a toda Latinoamérica. Les llegamos de una manera muy directa", cuenta Gema Neira.
En España, por tanto, se crea un caldo perfecto para las buenas historias. Por un lado, el público está abierto a nuevas ideas y guiones sólidos. Por otro, los creadores están acostumbrados a echar mano del ingenio para sacar series y películas adelante. Disponer de una ventana tan universal como las plataformas de 'streaming' ofrece un impulso extra para nuestras producciones. Todo ello da lugar a la gran época que estamos viviendo para las ficciones españolas, como La casa de papel, Élite, Las chicas del cable o El inocente.