Hovik Keuchkerian es uno de los miembros de la banda de El Profesor más fuertes y totémicos. En la ficción, no lo imaginamos pasando por una mala racha. En la vida real la cosa cambia, aunque sigue teniendo el mismo carácter de superviviente. Esta semana ha visitado el plató de El Hormiguero, donde ha confesado que ha pasado por una época muy mala de su vida que le ha llevado a consumir alcohol de manera habitual. Ahora mismo se encuentra en una etapa de reconciliación consigo mismo y, tras terminar su labor en La Casa de Papel, se ha tomado un descanso para reflexionar.
Jaime Lorente, Úrsula Corberó, Álvaro Morte... Los proyectos de futuro de los actores tras 'La Casa de Papel'Antes de ser actor, Keuchkerian desarrolló una carrera profesional en el boxeo, que comenzó en serio en 1999. Se proclamó campeón de España en la categoría de pesos pesados en 2003 y volvió a ganar al año siguiente. Sin embargo, perdió la pasión por este deporte y se retiró. Ahí fue donde comenzaron los problemas. "Allá por el 2005, cuando dejé de pelear, me fui al otro lado. Por el boxeo y por cosas personales. Hasta los 32 yo era un... No es que quisiera que mi cuerpo fuese un templo, pero no había bebido nada, no fumaba, estaba entrenando, en mi gimnasio, con mis cosas. De repente, dejé de boxear. La putada de dejar de perseguir un sueño es que, a la mañana siguiente, tienes una oquedad absoluta. El día es muy largo y no sabes qué hacer", comienza explicando el actor a Pablo Motos.
Un compañero de boxeo mexicano le dijo "En México los hombres ahogamos las penas con tequila" y se lo tomó demasiado en serio. Fueron varios años de estar perdido hasta que empezó a encontrar su hueco en la profesión que ocupa actualmente, la de actor. Empezó a hacer monólogos, fichó por Hispania y todo se puso en marcha otra vez. "Perdí la pasión. Tuve dos o tres años que iba sin rumbo. Y los monólogos me devolvieron ese foco".
Fue gracias a su amigo Jorge Blass -sí, el famoso mago-, que le escuchaba contar chistes para sus amigos y le animó a que escribiese un número. Puedes comprobar lo bien que se le da esta faceta en el monólogo Cocretas que grabó para Paramount Comedy. A partir de eso creó el espectáculo Un mendigo con zapatos de algodón, que le tuvo tres temporadas en la Gran Vía. Desde entonces empezó a encadenar papeles de actores en diversas producciones, tanto teatrales como televisivas y cinematográficas.
Ha sido una montaña rusa durante muchos años en los que el alcohol es la puerta para pensar solo en ti, aislarte en tu casa, apartarte de la gente y te salva el estar metido en la rueda a nivel profesional
Ya dentro de su nueva profesión, aún pasó algún tiempo hasta que encontró la felicidad. Él mismo explica cómo puedes estar metido en la rutina sin sentirte realizado. "No es lo mismo estar en un set de rodaje 100% implicado en lo que tienes que hacer a estar esperando que lleguen las 6 de la tarde para llegar a casa y abrirte una botella de whisky".
Salió de esta rueda un 6 de mayo, cuando su madre le llamó por teléfono preocupada. "Me llevó al rincón del ring y me tiró todo. Mi madre era Joe Frazier por teléfono", dice en el programa, "Me dijo 'Estás gordo, estás tóxico, estás feo, andas encorvado... Básicamente, que era un trozo de mierda". Esas palabras le calaron muy hondo y decidió cambiar de manera definitiva.
Ahora ha decidido descansar. Una vez terminada La Casa de Papel se ha dado un tiempo de descanso para estar consigo mismo -exceptuando un trabajo que va a llevar a cabo con Paco León con el que está entusiasmado-. Ha dejado pasar numerosos proyectos porque "mi proyecto era yo". Notaba que volvía a caer en una rutina que no le gustaba y, antes de caer en un pozo, ha parado para poder volver con más fuerza. "Me estoy reencontrando. Me he puesto un año. Dentro de un año estaré perfectamente preparado para la guerra".
Aún podremos verle en la segunda parte de la temporada 5 de La Casa de Papel, además de Rainbow, la película que dirige Paco León y que podrá verse en Netflix.
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