"La comida vegetariana es como el porno lésbico. Por muy bien que esté, le falta algo, no es lo mismo", dice un chico en un grupo de amigos que charla en un bar. "Pero, ¿qué porno lésbico ves tú?", pregunta sorprendida la camarera. "Pues ese de chicas rubias con uñas largas que se tocan así, como de lejos", responde él. "Eso no es ni porno lésbico ni es nada. Te voy a pasar yo unos enlaces...". Y fin del tema, pasan a hablar de otra cosa. Los jóvenes de la generación 'millennial' hablan de porno sin complejos, no dan por sentada la monogamia en sus relaciones y viven su orientación sexual de manera abierta.
Eso es Todo lo otro -serie de HBO Max que se estrena el 26 de octubre- y lo es gracias a su creadora -y directora, guionista y actriz-, Abril Zamora, una de las voces más potentes de la ficción española. De su mente también han salido Señoras del (h)AMPA, donde cuatro mujeres de Carabanchel matan sin querer a una madre del AMPA con una Thermomix defectuosa; o Temporada baja, que repasa las relaciones de un puñado de personajes desde la intimidad: una pareja al borde de la ruptura, una primera cita, unas amigas con secretos... Al mismo tiempo, ha creado numerosas obras de teatro, como su debut Yernos que aman o Las increíbles aventuras de Smegman en: Siempre hay madres en el fin del mundo.
Nacida en Cerdanyola del Vallés en 1981, Zamora se ha convertido de manera accidental en la representación de la juventud de ahora, la que sufre en trabajos precarios, sigue vomitando en los baños de las discotecas pasados los 30 y ha roto el esquema boda-hipoteca-hijo que en generaciones anteriores estaba tan presente. Ella no quiere ser la voz de nada, pero sus diálogos hablan por sí solos. En una entrevista con SensaCine, la creadora asegura que ella quiere hablar de gente que no está feliz con su vida pero que, de una manera u otra, aguanta en su miseria, un sentimiento generalizado entre los nacidos en los 80 y 90.
Odio decir que es una serie generacional, para mí no lo es porque me parece mucha personalidad, pero hablo de algo que no se ha contado mucho y es de gente que no le va tan bien en la vida. Que folla con desconocidos y no se siente llena, que se droga entre semana y lo normaliza mucho, que tiene resaca un martes y tienen unos trabajos tan de mierda que han perdido el objetivo
Tampoco reconocerá nunca que ha sabido llenar un hueco que existe en la ficción televisiva española: el de las series que hablan de los treintañeros -y 'cuarentañeros'- de igual a igual. Y lo hace de manera auténtica, sin esconder nada. Su última ficción se centra en las vidas de un grupo de amigos "tirando a frustrados", según la sinopsis oficial, que "no están donde imaginaban que estarían" a su edad. No están contentos con su trabajo, sus relaciones sentimentales no cuajan y todo, en general, parece ir mal. Pero no es un drama. Es, simplemente, la vida real.
Abril Zamora se niega en rotundo a aceptar la responsabilidad de hacer una serie generacional, pero cualquier 'millennial' que vea unos minutos de Todo lo otro se sentirá identificado o reconocerá a alguno de sus amigos entre los protagonistas. La razón es que lo ha sacado de sus propias experiencias y lo que ha visto en su entorno. "Solo tengo que mirar por la ventana y ver la gente de mi entorno. Muchas veces se pinta Madrid como un lugar maravilloso. Y lo es, pero también es un lugar donde la frustración está súper latente. Llegamos aquí con la visión de ser escritora, actriz... Y lo que acabamos siendo es una camarera que trabaja 40 horas y cobra en B. Muchas veces los personajes están muy alejados de la realidad, de lo que querríamos hacer. Son aspiracionales", declara a SensaCine.
También es, por sí misma, la voz de la diversidad. Abril Zamora es una chica trans que comenzó su transición en 2017, por lo que todas sus creaciones son una guerra contra los estereotipos sin que ella misma se lo plantee. Su única arma es contar su realidad y la de su entorno. "No tenía una intención de derribar estereotipos pero, como hablo de las cosas que conozco, mi mundo es un mundo de diversidad. Era inevitable que tuviera personajes LGBT o que se alejaran de los estereotipos. Nunca he tenido intención de hacer una ficción diferente", señala.
Tres de los protagonistas de la serie, David Matarín (Yerai), María Maroto (Eva) y Juan Blanco (César) señalan ese carácter de diversidad desde la franqueza. "Esta serie no subraya ningún colectivo, simplemente está hecha desde la normalidad más absoluta, sin señalar que un personaje es bisexual o no".
La serie consigue no aleccionar sobre nada, pero está dando una lección muy grande en cuanto a inteligencia emocional, más allá de abanderar ningún colectivo o de tener que hacer el discurso reivindicativo de turno
Esta ruptura de clichés se produce con total naturalidad en la serie y no solo en cuanto a la representación LGBT. También surgen temas como el de la salud mental, un asunto tabú que ahora empieza a ser más abierto. Por ejemplo, en una escena, la protagonista discute con un amigo -por cierto, gay- y, en lugar de cerrar con un portazo y un 'qué me olvides', se paran a hablar y se preguntan qué tal se encuentran. No aparece de manera directa, pero detrás de esto hay un mensaje de tolerancia y comprensión de los sentimientos de uno mismo y de los demás. Todo lo otro parece gritar: 'Sí, voy a terapia, ¿y qué?'.
Presentan la serie como "un símbolo de visibilidad que ayuda a la integración y la igualdad LGTB sin tener un discurso sobre ello". También como una representación de "la fugacidad del amor moderno y de las exigencias sexuales" de ahora. Y reivindican un tono "naturalista donde las secuencias respiran para que puedas acompañar a los protagonistas". No vamos a ser nosotros los que llevemos la contraria. ¡Ah! Y "no es una historia generacional" (aunque un poco sí).
Todo lo otro estará disponible en HBO Max a partir del 26 de octubre, fecha en la que se lanza la plataforma en España.
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