"Para ser sincera, las drogas probablemente sean la única razón por la que no me he suicidado", dice Rue (Zendaya) a Ali (Colman Domingo), su mentor, en el episodio especial de Euphoria (HBO Max) dedicada a ella. Es su vía de escape y no sabe cómo vivir sin ellas. Mucho antes, en el primer episodio de la serie, la vemos llegar a su límite. Raya tras raya de cocaína, con la botella de alcohol a mano y muchas caladas al porro de turno que le ha pasado un amigo. Todo ello presentado como si fuese un videoclip, con música y colores sugerentes. ¿La serie de Sam Levinson está mostrando el mundo de las drogas como algo apetecible o todo lo contrario?
Euphoria es una serie que retrata la vida de un grupo de adolescentes en los últimos años de instituto que andan en busca de su propia identidad. Cada personaje tiene su trama, desde la adicción hasta las relaciones tóxicas o el empoderamiento, pero todos tienen en común ciertos traumas que deben superar y el acecho de los estupefacientes en cada esquina, de los que hacen uso bastante a menudo. El debate en redes sociales acerca de la normalización de las drogas por parte de Euphoria está a la orden del día. Hay quien cree que romantiza el consumo y quien lo ve como un retrato realista de las adicciones.
"Desde luego, en el primer episodio de Euphoria, no me parece que normalice el consumo de drogas. Se ve claramente el deterioro de esta persona, cómo cae en un agujero y cómo no tiene ningún tipo de intención de abandonar el consumo. Se desintoxica para seguir consumiendo. No creo que retrate una situación que anime a la gente a consumir", señala Luis Fernando Alguacil, catedrático de Farmacología y director del Instituto de Estudios de las Adicciones de la Universidad CEU San Pablo. Coincide con él Diego Figuera Álvarez, psiquiatra, director del hospital de día de Salud Mental del Hospital Clínico San Carlos y supervisor de centros de violencia de género y atención a las familias: "No hace ningún canto a las drogas de que es estupendo. La mayoría de chicos y chicas que salen en la serie tienen sus dificultades de relación, de autoestima, y, en parte, usan las drogas como siempre se han usado en esas edades".
Todo lo que sabemos de la temporada 3 de 'Euphoria': Fecha de estreno, reparto y el futuro de la serie de ZendayaPero, ¿Y qué piensan los adolescentes sobre la serie y cómo retrata el consumo?¿Se escandalizan de lo que ven o les resulta atractivo? Entre los consultados por SensaCine hay discrepancias. Jorge, de 17 años, cree que no oculta el lado oscuro del consumo. "Lo representan como algo generalmente negativo. [...] Incluso cuando los personajes que no son drogadictos -Cassie (Sydney Sweeney), por ejemplo- toma drogas se muestra claramente la pérdida de control sobre uno mismo", dice. Candela de 18, lo ve “exagerado”. A ella le molesta que, en ocasiones, parezca que "apoyan al drogadicto y las drogas. Lo normalizan. No me ha gustado nada cómo lo retrata". Gadea, de 17, coincide en parte: "Las drogas como una manera de divertirse y escape, aunque muchas veces acaban enseñando lo mal que se puede acabar con ellas con personajes como Rue", dice. Que surja este debate es, precisamente, uno de los aspectos positivos de que existan series como Euphoria.
Tiene su desventaja porque algunos chicos -de cierto perfil- se pueden enganchar a ella pero tiene la ventaja de que podemos hablar de las drogas. No hay que demonizar las series, hay que enseñarles a que las vean con una mirada crítica. Para eso hay que pasar tiempo con los hijos y la verdad es que, el problema con la generación Z y todos los que vienen después es que los padres dedican poco tiempo a estar con ellos”, asegura Diego Figuera.
Y ésta es la clave del problema. Todo viene del entorno familiar, lo bueno y lo malo, tal y como lo representa la ficción. En los primeros cinco minutos del capítulo piloto, hay un primer plano de las decenas de pastillas que tiene que tomar el padre de Rue para superar la enfermedad que padece. Instantes después, vemos el armario del baño familiar repleto de medicamentos. "Refleja bastante bien que uno de los primeros contactos con las drogas es en el cuarto de baño de los padres. La protagonista accede a Alprazolam -también conocido como Trankimazin, un fármaco para el tratamiento de la ansiedad- en casa y eso es algo que están revelando las encuestas. Los adolescentes están consumiendo, desde hace unos años ansiolíticos y sedantes que consiguen en sus propios domicilios", apunta Luis Fernando Alguacil, director del Instituto de Estudios de las Adicciones de la Universidad CEU San Pablo. Las drogas están en la rutina de este hogar, al igual que lo está la tragedia surgida de la enfermedad paternal, lo que conlleva a una crisis demasiado grande para que la joven lo asimile. Todos son factores de riesgo para caer en la adicción a las drogas y Rue, con su historial de ansiedad y otras patologías mentales, es una víctima fácil.
"En esa serie aparecen padres que se drogan o que son alcohólicos y lo usan para tapar sus propios problemas de comunicación entre las parejas o que están separados o familias monoparentales", reflexiona Diego Figuera Álvarez, quien apunta directamente a la familia como motivo principal para el desarrollo de adicciones. "Las crianzas hoy en día se dan en una mayor inseguridad. Los padres aguantan menos las relaciones y lo muestran delante de sus hijos, hay más discusiones y más sensación de que no todo es tan bonito. La influencia del colegio tampoco es tan normalizadora. Hay más variedad y cada uno va más a lo suyo. Hay una tendencia enorme hacia una sociedad más individualizada donde las soluciones de las cosas tienen que ser a través de uno mismo", explica el psiquiatra experto en adolescentes.
Crecer en un hogar que aporte confianza y apoyo a los jóvenes es fundamental para que series como Euphoria, que muestran a adolescentes con problemas de abuso de las drogas a diario, no provoquen la imitación.
Los chicos que están más sanos, que han tenido unas crianzas más seguras y tienen mayor confianza en sí mismos creen que estas series son radicales y excesivas. Los chicos que tienen dificultades en casa tienen el riesgo de ver la serie e identificarse con sus personajes y tomar posturas más radicales", reflexiona el psiquiatra
En Euphoria aparece mucho cannabis, mucho consumo de alcohol, drogas de síntesis, pastillas que nadie conoce. Están presentes en el instituto, en las fiestas a las que van, se las pasan entre amigos, se las cogen a sus padres. Están por todas partes y todo el mundo hace uso de ellas. Eso sí, hay que entender que los jóvenes que salen en la ficción son resultado de sus propios problemas y entorno y que no coincide con la vida del adolescente promedio. De hecho, los consultados por SensaCine no se sienten identificados en esa visión. "Yo no me drogo. Me molesta que la serie esté basada en drogas, sexo y alcohol y no tenga nada que ver con la juventud. No somos solo drogas y sexo", zanja Candela de 18 años. Jorge, de 17 años, se siente "relativamente identificado" con ellos porque tiene su edad, pero sabe "perfectamente que es una ficción". Opina lo mismo Gadea, de 17, que asegura sentirse identificada "de alguna manera con al menos alguno".
Sam Levinson, creador de la ficción, se encarga de que veamos el lado negativo de las drogas. Quien las consume pierde el control y no alcanza ese estado de felicidad que espera al tomarlas. Consigue equilibrio entre mostrar la realidad de determinados círculos de adolescentes y, al mismo tiempo, no caer en discursos aleccionadores. Todo un logro puesto que Alguacil cree que tan malo es banalizar el consumo de drogas como exagerarlo.
Cuando se transmite a la sociedad que porque alguien se fume un porro se va a morir es más contraproducente. Enviar mensajes irreales es perjudicial porque la gente puede pensar 'me estás contando una milonga'. Es importante que sea realista y en ese sentido es realista el hecho de que la gente se lo puede pasar bien con las drogas, pero también es importante enseñar que eso tiene un precio muy alto", explica el profesor de la CEU San Pablo
Justo por esto, la labor de Levinson ha funcionado. Al menos para Jorge, de 17 años, que cree que es de agradecer que se distinga entre diferentes tipos de consumo. "Diría que la serie acepta que la gente en general, especialmente los adolescentes, puede consumir drogas y opta por representar las consecuencias en vez de censurar y castigar. Esto, para mí, tiene más potencial de surtir efecto que simplemente decir ‘las drogas son malas’ (aunque lo sean)", opina el adolescente.
Ya lo dice Rue en el primer capítulo. "Un buen día amanecí sin un mapa o una brújula. O, para ser sincera, sin nadie que pudiera darme un buen consejo. Y sé que esto puede parecer triste, pero, ¿sabéis qué? Yo no creé este sistema, ni me lo cargué”. En Euphoria todos están jodidos, pero el espectador se lo puede tomar de dos formas: o huye despavorido o los acepta como parte de los suyos. Y eso, para bien o para mal, solo depende de cada uno de nosotros.
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