Dura poco más de 6 horas y la puedes ver en Netflix: una de las series de terror imprescindibles de los últimos tiempos

Esta sorprendente serie fue una de las mayores sensaciones del género de terror del año pasado. Algunos hasta hablan de ella como la mejor serie estrenada por Netflix el pasado año y una de las mejores de su historia, gracias a su confianza en un gran autor del género que sólo les da éxitos. Antes de que regrese con su nueva serie, es buen momento para recordar la grandeza de Misa de medianoche.

Después del éxito de La maldición de Hill House y su continuación en Bly Manor, Mike Flanagan volvió a desarrollar para Netflix una nueva serie de terror, pero esta vez algo diferente y original sin basarse en clásicos literarios del género (aunque sigue teniendo influencia de ellos). Con actores como Zach Gilford, Kate Siegel o un asombroso Hamish Linklater dio forma a una interesante reinvención de un estilo concreto de ficción sobrenatural.

La acción tiene lugar en una remota localización isleña, con una comunidad pesquera muy modesta y religiosa. A ella regresa Riley Flinn (Gilford) después de salir de la cárcel, a la que fue condenado por el homicidio imprudente de una joven tras conducir en estado de embriaguez y también intoxicado por otras drogas. El regreso a casa no es precisamente ilusionante, pero puede ser una oportunidad para dejar atrás completamente sus adicciones y sus demonios.

No obstante, le esperará algo aún peor en su regreso. Tras la muerte del anterior sacerdote, llega a la comunidad un nuevo y joven párroco que encandila a todo el mundo con su candidez y sus mensajes, pero esconde mucho más de lo que aparenta. Flinn perdió hace tiempo la fe, lo que le aleja de sus liturgias, pero empezará a indagar un poco más sobre él y desvelará un terrible secreto de este clérigo.

A pesar de no adaptar una novela de Stephen King (algo que ya hizo con El juego de Gerald y Doctor Sueño) hay detalles de su mitología que tienen presencia aquí, incluyendo lo sobrenatural y la religión dándose de la mano, además de su exploración de las comunidades modestas de Estados Unidos. La atmósfera que va creando con los elementos a su disposición transmite inquietud aunque nunca deja de resultar muy real y humana.

Por supuesto, la serie sigue siendo un proyecto muy personal de Flanagan. "Siempre pensé en esto como el mejor proyecto que nunca haría" dijo el director sobre la serie en una entrevista, hablando de los problemas personales que decide abordar aquí que dan una riqueza dramática a cada personaje. Su manera de introducir emociones en el terror ya estaban presentes en La maldición de Hill House, pero aquí lo lleva a su máxima expresión.

Cierto es que también lleva bastante lejos algunos elementos que chirrían a algunos espectadores, como su tendencia a lo solemne o a los diálogos extendidos hasta que parecen soliloquios. Pero cuenta con algunos de los mejores momentos del género de horror de los últimos años, unos personajes realmente ricos y un interesante enfoque sobre lo espiritual conectado con los monstruos del presente. Poco más de seis horas de auténtica maravilla del fantástico. Esperamos lo mismo de El club de la medianoche.

Puedes ver Misa de medianoche en Netflix.

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