En plena emisión de su quinta entrega y con una sexta temporada en el horizonte que pondrá el broche de oro a la trayectoria de El cuento de la criada, la famosa serie de Hulu protagonizada por Elisabeth Moss que en España vemos de la mano de HBO Max nos sigue brindando algunas duras escenas en uno de los escenarios de ficción más crueles que hayamos podido imaginar y que al mismo tiempo ha sido clave para su éxito.
Sin embargo, la distopía de El cuento de la criada lleva consigo una historia que, aunque parezca quedarse en la ficción, va mucho más allá. La novela original de Margaret Atwood, así como la serie, sacan a colación numerosas leyes de la República de Gilead enormemente duras de vivir, establecidas según la estricta religión de un estado totalitario y con un régimen militar. Sin embargo, la autora ya ha apuntado que no se trata de ciencia ficción, sino de "ficción especulativa": nada de lo que vemos está sacado de la nada, sino que realmente todo ha ocurrido por alguna razón.
En esta trágica historia de supervivencia, las mujeres son las principales víctimas, las mayores afectadas. Son personas sin libertad, sin derechos, a quienes no se les permite leer o escuchar música, trabajar, tener una cuenta bancaria, o caminar solas por las calles de este lugar. Sin embargo, también encontramos otros grandes perjudicados, como aquellos pertenecientes a la comunidad LGTBI+, los niños que son separados de sus madres, o los médicos que anteriormente practicaron abortos.
Pero, ¿qué más leyes encontramos en Gilead que guarden parecido con la realidad?
Nombres de las criadas:estas mujeres adquieren un nuevo apelativo compuesto por 'De' -'Of' en su versión original- seguido por el nombre de sus "amos". Esto implica un robo de identidad así como, sobre todo, una marca de propiedad, lo que conlleva falta de libertad. Si lo pensamos bien, en la antigüedad, esto se hacía con los niños a los que, al nacer, se les adjudicaba como apellido el nombre de sus padres. Resultado de esto, hoy encontramos aquellos terminados en -ez ('hijo de'): Martínez, Márquez, Pérez...
Las Colonias dependiendo de las características de la persona, será asignada a un determinado grupo u otro. Algunas irán a Las Colonias, donde las mujeres estarán sometidas a un extenuante trabajo forzoso. Esto se relaciona de manera directa con El Holocausto, donde las personas eran enviadas a trabajar en campos de concentración, muriendo muchas de ellas. En el Holocausto, encontramos también otras relaciones, como el hecho de que los vecinos espíen e informen sobre sus amigos, o que los judíos pierdan sus nombres pasando a ser reconocidos como simples números. Además, a las criadas se las divide en función de su fertilidad al igual que a los judíos según su capacidad para trabajar.
Vestuario distintivo: durante la Alemania Nazi, los judíos debían distinguirse con una banda amarilla alrededor del brazo, que contenía una estrella de David. El cuento de la criada también utiliza el vestuario para separar a las diferentes categorías sociales mediante el uso de sus colores. Además, en algunas regiones con la cultura del Islam, a las mujeres se las obliga a llevar un determinado atuendo para cubrir su cuerpo.
Ejecuciones públicas:en The Handmaid's Tale hemos asistido a la ejecución de algunos personajes frente a una gran audiencia, o bien, muchas personas han sido colgadas en El Muro. Esto hace referencia a lugares como Irán, donde este tipo de actos siguen siendo legales, o a Arabia Saudí, Corea del Norte o Somalia, donde se han venido practicando hasta hace relativamente poco
Mutilación genital femenina:Deglen (Alexis Bledel) sufrió la mutilación genital como castigo por su "comportamiento inmoral" al mantener relaciones con mujeres. Este correctivo que utilizan las Tías no dista mucho de la realidad de otros países -especialmente de África, pero también de otros muchos lugares- donde, por razones "culturales", las niñas sufren la ablación de clítoris al poco de nacer.
Adopción forzada: las criadas de The Handmaid's Tale son violadas y forzadas a tener hijos para sus amos y, además, muchos niños fueron separados de sus padres al entrar a formar parte de Gilead, tal y como sufrió Defred (Elisabeth Moss) con su pequeña Hannah. Desde la II Guerra Mundial hasta finales de los 70, algo parecido pasaba en muchos lugares con los "niños robados". Por ejemplo, esto sucedió en Australia, donde esta práctica era legal. Además, la propia autora señala que "Hitler robó niños, los rubios, con la esperanza de poder convertirlos en alemanes rubios. Ha estado sucediendo desde hace mucho tiempo".
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