Acaba de estrenarse en Netflix y apenas ha necesitado unos días en la plataforma para posicionarse rápidamente en el primer puesto del codiciado carrusel de lo más popular en el servicio de 'streaming'. Su título es Vigilante, The Watcher en su versión original, y se trata de la nueva serie de Ryan Murphy e Ian Brennan, quienes también fueron los artífices de DAHMER - Monstruo: La historia de Jeffrey Dahmer, la alucinante miniserie sobre el famoso asesino en serie de Milwaukee que ha sido nuestra obsesión seriéfila en las últimas semanas.
Así, el tándem creativo Murphy-Brennan apenas ha tenido que esperar un par de semanas para ver como una de sus nuevas series fruto del acuerdo con Netflix volvía a cosechar éxitos, al tiempo que los espectadores hemos podido disfrutar de otra historia real ficcionada y que de nuevo cuesta creer que sea cierta. Protagonizada por Naomi Watts y Bobby Cannavale en los papeles principales, Vigilante cuenta la pesadilla de una familia acosada por cartas anónimas y vecinos opresores. ¿El origen de estas amenazas? Su propia casa, ubicada en 657 Boulevard, Westfield, Nueva Jersey.
Los siete episodios de Vigilante se convierten rápidamente en una historia digna de cualquier película de terror y, aunque los detalles más específicos de la narración se han inventado y desarrollado específicamente para las necesidades de la serie, lo cierto es que la historia original en la que se basa es muy real y tuvo lugar en el año 2014. Eso sí, no fue hasta cuatro años después del suceso que la espeluznante noticia ganó popularidad gracias a un artículo publicado en las columnas de New York Magazine.
La historia real de Vigilante comenzó en junio de 2014: Derek y Maria Broaddus, una pareja feliz y padres de tres hijos que ha fantaseado con trasladarse a Nueva Jersey y cumplir el sueño de ella de instalarse cerca de la casa en la que vivió cuando era niña decide comprar la casa de sus sueños. Sin emabrgo, el lugar se convierte, tan solo unos días después, en el escenario de sus peores pesadillas. Una mansión de estilo colonial de seis habitaciones construida en el corazón de un barrio idílico que le costó nada más y nada menos que 1,3 millones de dólares.
Tan solo tres días después de su compra, el padre, que está repintando la casa, recibía una primera carta anónima firmada por "El Vigilante" -The Watcher- y dirigida a los "nuevos propietarios". Una extraña carta que comienza de forma cordial pero cuyo tono se endurece rápidamente causando la preocupación de Derek Broaddus.
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Según el remitente, la casa que acaban de comprar ha sido vigilada y custodiada por varias generaciones de su propia familia y le plantea una serie de preguntas: "¿Conoces la historia de esta casa? ¿Sabes lo que se esconde tras los muros del 657 Boulevard? ¿Por qué estás aquí? Lo voy a averiguar". Las obras tan poco parecen gustarle.
Tras unas primeras líneas, el acosador comienza a acosar directamente a los hijos de los Broaddus: "Tienes hijos. Los he visto. Hasta ahora creo que son tres los que he contado. ¿Necesitas llenar la casa con la sangre fresca que te pedí? Mejor para mí. ¿Era su antiguo hogar demasiado pequeño para su creciente familia? ¿O ha sido la codicia lo que te llevo a traer a tus hijos? Una vez que sepa sus nombres, los llamaré y los dibujaré también para mí".
SOSPECHOSOS
Tras esta primera carta, la familia recibiría dos cartas posteriores: una el 18 de junio y otra el 18 de julio de 2014.
Y el contenido resultaba ser cada vez más aterrador: "¿Quién duerme en el cuarto que da a la calle? Lo sabré tan pronto como te mudes. Podría averiguar quién está en qué habitación para que mi plan sea aún mejor".
En ese momento, la familia aún no vivía en las instalaciones, pero Derek Broaddus se tomó muy en serio las cartas y se decidió entregárselas a la policía, sin que las autoridades le dieran demasiada importancia. Para ellos, las primeras teorías apuntaban directamente a posibles vecinos envidiosos o compradores decepcionados porque no pudieron hacerse con la casa, mientras que para la pareja no hay duda: el autor tenía que vivir cerca de la casa que acaban de comprar porque conocía detalles muy concretos sobre ellos.
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El primer sospechoso de haber enviado las cartas fue un vecino sobre el que fueron incapaces de reunir pruebas, mientras que también se recogió ADN de una de las cartas. Sin embargo, aunque llegó a determinarse que pertenecía a una mujer, la prueba no reveló ninguna identidad. Mientras, Derek y Maria Broaddus enfrentaron a los anteriores dueños de la casa y los acusaron de haber ocultado las amenazas del "El Vigilante", pero John y Andrea Woods aseguraron que nunca recibieron tales cartas en más de veinte años.
EL INFIERNO CONTINÚA
Seis meses después de la primera carta, la pareja abandonó la casa y decidió mudarse a otra parte. Sin embargo, aún no han encontrado nuevos compradores. En el barrio, los rumores se extendieron rápidamente y, durante años después de la inquietante experiencia, la pesadilla continuó.
En febrero de 2017, llegó un nuevo inquilino a la casa -aún propiedad del matrimonio Broaddus- y, durante su breve estancia allí, se recibiría una cuarta carta de contenido es aún más violento que los tres anteriores.
No fue hasta 2019 que Derek y Maria Broaddus lograron vender su casa por 959.000 dólares, casi 400.000 dólares menos de lo que les había costado. Sin embargo, los nuevos propietarios se mantienen discretos y afirman no haber recibido ninguna carta de "El Vigilante", cuya identidad nunca ha llegado a resolverse.
Una historia absolutamente inquietante y perturbadora que se ha convertido en el centro de la nueva serie de Netflix, que ya puedes disfrutar al completo en la plataforma.
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