El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace es una de esas películas que, en teoría, tendrían que haber sido otra cosa. No me malinterpreten, aún no he entrado en materia; pero veía necesario recalcar que esta cinta es un 'plan B' de Christopher Nolan ante el trágico fallecimiento de Heath Ledger, actor que interpretaba al Joker en El Caballero Oscuro y que, supuestamente, habría de regresar en esta tercera entrega.
Debiera haber sido otra película, sí, pero eso no la hace peor. Nolan tuvo que reinventarse y crear una cinta a la altura del universo que él mismo había construido en torno a Batman y Gotham en las dos películas anteriores, dos en las que se había dejado el listón muy alto a sí mismo. Pero... ¿Qué quieren que les diga? No ha perdido fuelle con este cierre de la trilogía.
No entremos en comparativas. No pensemos si es mejor o peor porque el Joker sí, o porque el Joker no. El Joker de Ledger fue increíble, y El Caballero Oscuro fue una película espectacular. Pero La Leyenda Renace es otra película, es otro argumento, es otro ritmo, es otro planteamiento.
Y es otro villano.
Nolan ha sabido reinventarse o, si lo prefieren, reinventar su reinvención de Batman. Ha sabido sacarse las castañas del fuego y rematar su universo con una fuerza abrumadora, un ritmo y un frenesí crecientes y un argumento muy a la altura que, si bien quizá tenga sus puntos flacos, apenas se hacen notar dentro del fantástico conjunto. Ban es un villano temible, espectacular. Quizá no se parezca demasiado a su homónimo de las viñetas, pero su reversión encaja a la perfección en la Gotham de Nolan, su presencia se hace notar, y sus apariciones en la pantalla saben hacer temblar al espectador y a los personajes; no porque sea impredecible, sino porque el sólo mirarle le hace uno pensar en cuántos huesos será capaz de romperte sólo por el afán de destruirte. Y sino, que se lo digan al pobre Bruce Wayne, que en menuda se ha ido a meter después de tanto tiempo con la capa colgada como lleva desde ese 'accidente' que sufrió al final de El Caballero Oscuro.
En Batman Begins, el protagonista tuvo que hacer frente a un villano principal cuyo mayor potencial era físico, con sombras o sin ellas. En El Caballero Oscuro recogió el testigo el Joker, con un enfoque mucho más psicológico. Y el remate, el broche de oro de El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace, es un Bane que asimila ambos conceptos, que resulta temible tanto en su fuerza física como en su capacidad de inventiva e imaginación para tenernos psicológicamente acorralados hasta el final.
A redondear la cinta ayuda también el resto del reparto. Caine, Freeman y Oldman siguen muy bien metidos en sus papeles, creando unos Alfred, Fox y Gordon más creíbles y humanos que nunca. Las nuevas inclusiones al reparto se hacen notar, desde luego; Anne Hathaway no sólo es un poderoso regalo para la vista -en especial enfundada en su traje de noche, si entienden a qué me refiero-, sino que crea una Selina Kyle increíble y con un gran potencial en pantalla. No será una Catwoman propiamente dicha, pero es, por decirlo de algún modo, la motivación femenina que tanto Wayne como muchos de los espectadores reclamábamos en la franquicia de Nolan.
Feromonas a un lado... ¿Qué más quieren que les diga? El Caballero Oscuro: La Leyenda Renace es un más que digno broche de oro a la trilogía del hombre murciélago iniciada por Christopher Nolan en 2005. Ha sabido mantenerse en el universo, en el espíritu de Batman, de Bruce Wayne, sin dejar de proporcionarnos continuos huevos de pascua a cuantos conocemos algo o bastante de las peripecias del murciélago en las viñetas.
Un servidor siempre ha considerado que, para que una adaptación sea buena, lo que importa no son los calcos, lo que importa no son las copias... Demonios, incluso el parecido argumental es relativo. Lo que verdaderamente importa es entender el universo, entender los personajes y, sobre todo, saber transmitirlo.
Y... ¿Qué les voy a contar? Christopher Nolan entiende Gotham, entiende a Batman y ha sabido transmitirlo a la perfección en nada menos que tres películas.