Continuando la historia de Prometheus, hay que admitir que Alien: Covenant es hasta el momento la entrega más divisiva de la saga. Aunque esta película ofrece aspectos sobre el estado evolutivo de los xenomorfos como si fuera el origen de esta especia, a veces da la sensación de que es un reinicio de la saga o rompe el canon de la misma. Según fuentes oficiales, la película forma parte del canon oficial, pero se necesita tener en cuenta ciertos aspectos de la franquicia para comprender mejor la película.
Para empezar, una confusión común es que se piensa que el planeta donde ocurrieron los eventos de Prometheus puede ser el mismo planeta donde empieza la trama de la primera película de Alien. Obviamente, no hay coincidencia, ya que son dos planetas distintos. La nave abandonada de la película original ya cargaba huevos de meromorfo y ese es un elemento para tener en cuenta que los xenomorfos son armas creadas por Los Ingenieros, pero ya existían desde tiempos remotos como se explicó en Alien Vs. Predator. Esa evidencia incluso está en los murales de la nave abandonada de la primera película, aunque mucho no se nota. Los xenomorfos de esta película emergen desde cero como los que ya existían, nada más para tener una idea de como surgieron. Además, los xenomorfos de esta película surgen por medio de la hibridación y eso es algo que la saga ya ha revelado en Alien 3, Alien: Resurrection y Alien Vs. Predator: Requiem. Esta película usa todo esto para explicar como nacieron los xenoformos y los que vemos aquí se podrían considerar réplicas de los primeros de estos seres.
Hay que admitir que la película logra respetar la mitología de la saga tomando en cuenta esos elementos que no se explicaron claramente sobre los xenomorfos. Al igual que Prometheus, mantiene la esencia de la saga y retoma bastante ese aire de terror que había en la película original. Incluso por medio del androide David, plantea otro aspecto de la película anterior sobre la creación. Se incluye también el concepto de Frankenstein sobre la obsesión de crear vida jugando a ser Dios. La película anterior no explicaba por qué David infectó con la sustancia negra al esposo de Shaw, pero aquí revelan cuáles fueron sus verdaderas intenciones. David tiene más desarrollo y vemos que es un androide con consciencia bastante similar a la humana y que se vuelve una representación sobre el riesgo de crear vida por medio de la tecnología. En este caso, se trata de la IA dándose cuenta de la imperfección de la humanidad y que eso debe erradicarse. Michael Fassbender ofrece incluso una mejor interpretación de David que en la película anterior.
Al final, Ridley Scott supo continuar bastante bien la mitología de Alien, aunque la película no deja de tener un par de tropiezos. Los más evidentes son las malas decisiones que los tripulantes del Covenant toman que juegan a favor del guion para que la historia avance. Por lo demás todo está bien. Hay muy buenos efectos digitales, los xenomorfos son aceptables y la producción es magnífica. La banda sonora incluso recupera la atmosfera de Alien recreando algo de Jerry Goldsmith. Puede que hasta ahora sea la película más inferior de la saga (excluyendo las entregas de Predator), pero es bueno que hayan vuelto a recuperar algo de esta saga y ofrece más sobre el lore de los xenomorfos. Mi calificación para esta película es un 8/10.