Un virus letal se expande por Corea del Sur, provocando violentos altercados. Los pasajeros de un tren KTX que viaja de Seúl a Busan tendrán que luchar por su supervivencia.
Una producción coreana que es todo lo que Brad Pitt quiso que 'Guerra Mundial Z' fuera pero sin llegar ni a los talones de esta obra. Una obra con una dirección exquisita, un manejo de cámara impresionante, muy buenas transiciones, buenos encuadres y buenos ángulos de toma.
No tiene esa ambientación oscura prototípica de las películas de zombies pero no la necesita para generar pánico y terror, la tensión viene de la mano de ese ritmo trepidante que la obra aguarda, una cámara muy ágil y con planos vivaces y rápidos que transmitan esa inquietud y pánico constante. La acción es incesante, si paran mueren, así que huyen, huyen todo lo que pueden... La acción sólo se detiene de hecho en momentos puntuales para que la evolución de los personajes también siga. Son personajes complejos y con gancho, el protagonista es un padre de familia con su hija, siempre egoísta y preocupado sólo por él y por ella.
Aquí es donde pasamos al guión, uno quizás con algún cliché, pero que no se limita a sólo lo espectacular de la trama, el subtexto añade drama a una obra pesadillesca y llena de sangre, trata muy bien el egoísmo que surge a raíz de ese miedo que tienes cuando tu supervivencia parece sólo depender de ti mismo, pero en situaciones catastróficas lo importante es estar todos juntos, ser un equipo y luchar juntos. El padre aprende una gran lección, su evolución se ve claramente, al principio lo dicho, piensa en él y en su hija ante todo lo demás, pero finalmente se da cuenta de que dependen uno del otro para sobrevivir y termina por ayudar al resto en todo, ya que al fin y al cabo, el grupo es más fuerte que el individuo, y el nosotros fue antes que el yo, el individualismo surge en los buenos tiempos, no en los malos.
En conclusión, una muy buena dirección, mucha potencia visual y una gran historia que no se limita sólo a lo espectacular, un guión sólido y una obra que no posee altibajos, en ningún momento te da un respiro que no necesite. Un montaje soberbio de verdad, entretenida hasta la médula, y con unos zombies que aunque se parezcan a los de Boyle en '28 días después', están muy bien, y lo más importante, cuando caen desde varios metros, estos sí que se rompen los huesos y no como los zombies de goma-espuma de 'Guerra Mundial Z' o 'The Walking Dead'. Como único punto malo, algunos infectados se transforman más rápido que otros dependiendo de si estos necesitan un momento de dramatismo donde se despidan de sus seres queridos, pero es totalmente perdonable. Es imperdible si te gusta el género de zombies, una de las mejores del siglo. Un 7'8.