Alfonso Cuarón vuelve para remarcar con plumón permanente su talento y experiencia en la silla de director.
Con su última cinta, Roma, el mexicano nos entrega dos horas y quince minutos de cotidianidad; simple, hermosa y angustiante cotidianidad en blanco y negro.
Un diseño de producción poco usual: simple y preciso, mostrando lo que debe y necesita para que entendamos lo que sucede y lo que sucedió.
Una dirección de actores espectacular y un manejo de cámara, simplemente, perfecto. Cada aspecto, la iluminación y encuadre por sobre todo, fue medido micrométricamente para lograr una fotografía perfecta. Con una cámara que consiste en planos fijos y paneos, los cuales son un deleite para la vista.
El también director de 'Children of Men' y 'Gravity' nos trae su obra cumbre, una historia sobre una familia mexicana como cualquier otra, que bien podría también identificar una familia de cualquier país de América Latina, que a lo largo de un año sufre cambios drásticos en su vida cotidiana, junto a un ambiente social y político hostil en donde el clasismo y racismo eran pan de cada día, aún en sus propias tierras.
Tocando temas desde el embarazo no planeado, la pérdida, el divorcio y el simple engaño; esta película es una obra acerca de la vida real, como nada es como lo pintan en los muros y sin importar que tan bajo caigas o que fuerte sea el golpe que recibas, a tu alrededor no cambiará NADA.
Una obra sobre el desprecio y la insignificancia de la existencia misma, como todo vale tanto como nada.
Una obra sobre vivir la vida mientras dura, y ser feliz cuando puedas, porque cuando se te acabe, aunque no sea tu momento, no alterará el día a día de alguien que no te conoce, y no alterará el curso del universo ni el destino.
¿Cómo será tu vida cuando el universo se acabe?
O mejor.
¿Cómo será el universo cuando tu vida se acabe?