El director Fernando Meirelles hace la película que quiere hacer, no hay que esperar un film contando la vida y milagros de dos Papas. Dos Papas a la vez es un hecho tan excepcional que la última vez que se dio tal singularidad fue hace siglos.
El gran director brasileño centra la obra en los encuentros de los dos. Y es algo de inmenso contenido por la categoría de ambas celebridades. Es de apreciar la valentía de su ocurrencia, hacer hoy día una película con dos protagonistas viejos, con un argumento que no da pie a ninguna secuencia de violencia, sexo, corrupción, parece como arriesgado. Son los artistas la clave del primer tirón comercial, uno de ellos Anthony Hopkins, genio del arte interpretativo formado en las mejores academias del Reino Unido, solo eso ya empieza a dar confianza y el otro Jonathan Pryce, gran actor que sube muchos enteros por su gran parecido con el personaje. Después el éxito puede venir porque tiene visos de obra maestra.
Pocas veces se asiste a diálogos tan ricos e interesantes que para apreciarlos bien puede ser preciso ver la película más de una vez, es normal, estamos hablando no ya de dos eminencias sino un escalón más arriba. Qué no sabrán expresar estos seres capaces de hablar diez idiomas, por señalar solo algunos de sus muchos conocimientos. Viene uno a decir: el arrepentimiento trae el perdón, y el otro contesta: sí pero solo alivia al pecador, no a la víctima. Preguntas y respuestas para todo.
El nombre que toma el Papa es una auténtica declaración de principios, Benedicto XVI, rompe con la saga Juanes Pablos, lo cual significa que se desmarca en una cierta medida de las reformas que imprime el Concilio Vaticano II, de hecho los papas a partir de Juan XXIII son considerados por los más ortodoxos de la religión católica como antipapas, no son reconocidos, se les considera herejes, pero no es este el momento de contemplar estas razones. Francisco igualmente rompe con todos, nombre nuevo y exento de número ordinal. Se desmarca de las formas de sus antecesores, cierto que los anteriores ya iban reformando maneras y tesis, Pablo VI renunció a la tiara, y a la silla papal, por mencionar algunos cambios, pero Francisco extrema estos cambios en fondo y forma, detalles como el anillo del pescador que lleva el Papa y es su sello, un anillo de oro que al morir el pontífice se destruye y se vuelve a hacer para el nuevo pontífice con el mismo material del anterior, Francisco renunció a ese anillo y usa uno de plata, argentum, es solo un ejemplo de los muchos.
Estos dos Papas son la antítesis uno de otro. Para Ratzinger su poder como pontífice emana de la Iglesia con sus dos milenios de existencia, pero le confiesa a Bergoglio que ya no oye la voz de Dios, porque no le habla. Para Bergoglio su ley viene de Cristo y sí la oye o la ha oído en algún tiempo. Ante las razones eclesiásticas de uno para dirigir la barca se oponen las razones del ejemplo cristiano del otro. Benedicto es la pompa, la Curia, el oro, sus vestidos están bordados de oro, la cruz en el pecho, y hasta la montura de sus gafas. Francisco es la sencillez, el pueblo, los materiales corrientes.
La razón oficial de la retirada de Benedicto XVI es la salud, pero las razones oficiales siempre pueden ser dudosas. La iglesia necesitaba seguir con las reformas, hay mucho que hacer, como atajar la corrupción en sus diferentes facetas, o aceptar nuevas realidades y derechos en su rebaño. Muchas cosas y de mucha importancia pero sin romper el equilibrio entre la doctrina católica y los tiempos que corren. Y Benedicto XVI ya no era el adecuado, debía ser otra cabeza visible que creyera en esos cambios y fuera capaz de imponerlos, cosa muy difícil, por otra parte. Puede deducirse que la salud fue el motivo de su retirada, pero la mucha salud.
Si en algo son parecidos los dos es en el tipo de graves circunstancias que se dieron en su juventud en sus países de origen, Argentina y Alemania, por el horror extremo que supuso los regímenes innombrables que en ambos países hubo y que les tocó sufrir. Desde la placidez de tiempos de paz que vivimos quizá no tengamos derecho a juzgar causas ni motivos que no podemos mínimamente imaginar ni comprender si no se han vivido como ellos vivieron. Esa película será otra si lo es.
Los Dos Papas es una obra casi más de seres humanos con sus virtudes y defectos, limitaciones y grandezas, que de líderes religiosos. ¿Soy yo o este año 2019 ha sido fabuloso de historias y de interpretaciones? Pues gracias.