"Midsommar" es una perturbadora e inquietante obra de terror folclórico, dirigida por Ari Aster y protagonizada por Florence Pugh.
Una pareja de jóvenes estadounidenses que no pasan por su mejor momento viaja con unos amigos a Suecia para participar en el Midsommar, un festival ancestral de verano que se celebra cada 90 años. Sin embargo, lo que inicia como unas necesarias vacaciones poco a poco se convierte en una oscura pesadilla. La celebración del Midsommar o solticio de verano en Suecia es un periodo de celebraciones que se realiza en el país escandinavo de la noche del viernes a la madrugada del sábado, generalmente entre el 19 y 26 de junio, que tiene su equivalencia a la festividad cristiana de San Juan. Según los historiadores y etnográfos se trataría de una celebración que se remonta a la Edad de Piedra y que incluye una serie de rituales de origen pagano asociados al ciclo de vida y la muerte y la fertilidad femenina. Entre estos se encuentran el midsommarstång o danza alrededor del árbol de mayo (en la práctica un poste o cruz que se adorna con flores y se levanta), el att maja o decoración con vegetales de casas y graneros para atraer la buena fortuna y salud, y la vestimenta con túnicas tradicionales suecas y arreglos florales de inspiración rúnica. Otras creencias señalan que, si una joven recoge 7 flores diferentes en el silencio de la noche de verano y las coloca bajo su almohada, soñará con su futuro marido, y un chapuzón final (desnudo, de preferencia) y un par de aguardientes posteriores.
Tras el gran éxito de "Hereditary" (2018), Ari Aster aceptó definitivamente la propuesta que el productor danés Lars Knudsen de B-Reel le había hecho durante la postproducción de su ópera prima, de filmar una película de terror ambientada en cultos paganos en Suecia. Sin embargo, principalmente porque no encontraba la inspiración para desarrollar el guión de lo que iba a ser una película slasher, y porque atravesaba por una compleja separación de pareja, Aster decidió cambiar el enfoque narrativo, manteniendo la exigencia de la productora escandinava de que la trama ocurriera en Suecia, pero a partir de una historia dramática sobre rupturas en el contexto de un festival pagano de verano, cuyas creencias y actividades terminarán por traducirse en un viaje al mismísimo infierno para la pareja. No es necesario señalar que para el propio Aster, la cinta se convertiría en un verdadero autoexorcismo, como lo sería para la protagonista del film. De esta forma, y fuertemente influenciada por el clásico británico de folk horror "The Wicker Man" (1973) de Robin Hardy, "Midsommar" (2019) inicia como una película dramática sobre problemas de pareja y termina como una experiencia pesadillesca y purificadora para los protagonistas, según el enfoque. El leitmotiv propone, entonces, una trama dramática sobre pérdidas familiares, en concreto el suicidio de la hermana y el asesinato de los padres de la protagonista, Dani, una estudiante de postgrado de psicología, por una parte, y las cada vez mayores tensiones en la relación de pareja que tiene con su novio Christian, estudiante de postgrado de antropología, por otra. El presentimiento fatalista y la tendencia emocional a la inseguridad y a la nostalgia de Dani que parecen mermar la relación diariamente, contrastan brutalmente con la distante y indiferente actitud de Christian, que adoptará incluso ribetes antipáticos en el viaje a Suecia.
Es importante destacar desde ya que la película está fuertemente influenciada, no sólo por la obviedad de haber sido concebida por el mismo director, de "Hereditary" (2018) en prácticamente todos sus aspectos discursivos y plásticos, y aún así la primera termina por funcionar sólidamente y sorprender por tomar y adentrarse en sus propios derroteros, convirtiéndola en dos obras totalmente distintas. Así, uno de los aspectos fundamentales que comparten ambos films es la experiencia de la tragedia familiar convertida en pesadilla para los protagonistas, en donde "Midsommar" (2019) reemplazará la brutal descomposición afectiva y emocional de la familia en "Hereditary" (2018) producto de la muerte de Charlie, por el desmantelamiento progresivo de la relación de pareja de Dani y Christian tras la muerte de la hermana y padres de la chica. No cabe la menor duda de que Aster sabe cómo convertir una experiencia traumática en una pesadilla aún peor. Sin embargo, en esta última estructura las consecuencias de la experiencia traumática de una forma no tan endogámica como en su ópera prima en donde se adentra en las oscuras redes de un culto matriarcalista perfectamente estructurado, sino que se aventura a explorar los alcances de dichas experiencias traumáticas en vínculos más bien exogámicos, a decir, la pareja y las amistades. Como sea, el director propone en ambos casos la necesidad voluntaria o no de asumir un viaje espiritual inconsciente del protagonista para comprender cuestiones que no entiende o que no acepta, con consecuencias claramente dispares en "Midsommar" (2019), pero sin olvidar que en un inicio ambos recorridos comienzan teniendo el mismo sentido oscuro y trágico.
Esto nos lleva al aspecto simbólico del film, que tiene mucha más sustancia que el evidente rasgo en común que comparten respecto al culto. En primer lugar, la exposición a la luz del culto que en "Hereditary" (2018) se encuentra evidentemente solapado en beneficio del misterio y la pertubación del culto matriarcalista y que en "Midsommar" (2019) se puede presentir inequívocamente y, por tanto, resultar más predecible para el espectador sobre todo si conoce filmes similares como "Rosemary’s Baby" (1968) de Roman Polanski, "The Devil Rides Out" (1968) de Terence Fisher y "The Wicker Man" (1973) de Robin Hardy. Sin embargo, Aster suple magistralmente este aspecto al priorizar lo impredecible, al aventurarse a construir un viaje pesadillesco que tiene como base antiguas creencias supuestamente ahora simbólicas que sobreviven por una cuestión meramente etnográfica y tradicionalista, y que se traducen precisamente como tales, representaciones simbólicas de una forma de concebir el mundo que quedó atrapada en el pasado. En segundo lugar, encontramos la figura feminista predominante. En "Hereditary" (2018) observábamos una triple figura femenina, la matriarca, la hija y la nieta, que resultan fundamentales para la supervivencia del culto, mientras que en "Midsommar" (2019) si bien no observamos una figura femenina fuertemente arraigada al culto, sí terminaremos por asistir a la conversión de la protagonista como dicha figura. De esta forma, Dani inicia el viaje a Suecia y al Midsommar consciente y convencida de que es una oportunidad para intentar superar la crisis emocional y de pareja, pero también con la sensación de no pertenecer y estorbar en ese mundo, sobre todo a medida que aumenta el distanciamiento, la antipatía y la indiferencia de su novio, y de paso la hostilidad de los amigos de éste que siempre cuestionaron la relación.
En tercer lugar, asistimos al descubrimiento y aceptación de una nueva identidad y un nuevo sentido de la pertenencia en Dani, en la metáfora de su coronación como Reina de Mayo en la que finalmente es aceptada, cobijada y respetada. Luego de ser tratada de forma despectiva, apática y hostil por quienes deberían haber asumido un papel contenedor, la chica encuentra inesperadamente en la comunidad pagana una nueva familia, que tiene en la escena en que las jóvenes suecas la abrazan, lloran y gritan con ella luego de descubrir a Christian engañándola, una enorme metáfora sobre el respeto y la empatía. La mencionada secuencia y el epílogo altamente simbólicos son, de hecho, la concreción de haber encontrado lo que no buscaba, pero necesitaba, un puerto de destino, de felicidad y purificación y renacimiento que el espectador, incluso, no esperaba. En cuarto lugar, y hablando de purificación y de actos simbólicos, la película está cargada de secuencias alegóricas y metafóricas que, aunque chocantes, perturbadoras y terroríficas, se enfocan precisamente en el exorcismo de los demonios internos de Dani. Con el juego que sólo la metáfora y la literalidad permiten, Aster se divierte sorprendiendo, perturbando y golpeando brutalmente las expectativas del espectador con salvajes ritos de suicidio de ancianos y de fertilidad con vírgenes, desollamientos y cocido de pieles animales a personas, práctica del "águila de sangre" (método de tortura y corte y apertura de las costillas y exposición de los pulmones) y utilización de cadáveres como abonos agrícolas, y con otras prácticas más "inocentes" como el uso de sustancias alucinógenas naturales y brebajes amorosos a base de sangre vaginal. Por supuesto, al igual que "The Wicker Man" (1973) de Robin Hardy, Aster empleará el fuego como máximo símbolo de exorcismo y purificación para la protagonista, sin dejar de lado sus alcances literales al destruir todo aquello del pasado que la lastimó y que no le permitía renacer.
Y, en quinto lugar, podemos decir que Aster despliega un juego perverso con el espectador sobre lo que presiente y termina sucediendo. Es evidente que algo anda mal desde el momento en que el grupo de amigos llega a Suecia y traspasa una suerte de umbral a un mundo que no tiene más directrices que el no tener directrices convencionales. Una de las cuestiones que paradójicamente más se observan en aquellos que participan de rituales ancestrales o no convencionales está en que rápidamente abandonan la supuesta tolerancia ideológica que prometieron priorizar y que se convierte en una verdadera traba que convierte la experiencia en algo desagradable y, en este caso, perturbador y terrorífico. Y en esta difícil tarea de generar horror a partir de elementos culturales como una festividad pagana para celebrar el cambio de estación, que Aster demuestra manejar con un concepto de la turbación y lo macabro asombrante. En el aspecto plástico, "Midsommar" (2019) es una propuesta que, a pesar de no ser oscura literalmente en cuanto a colores y utilización de claroscuros para generar una atmófera visual amenazante y espeluzanente, termina convirtiéndose en una experiencia altamente gratificante gracias a la inteligente visión de Aster de no concentrar el horror en la oscuridad. El director demuestra una experticia tal sobre la construcción y exposición del horror como experiencia cinematográfica en una ambientación a plena luz del día, que da cuenta de una perspectiva original, riesgosa y ciertamente atípica, que rompe todos los canónes del género sobre la oscuridad como factor que abriga la maldad, la muerte y nuestros miedos primigenios. Este enfoque permite al director asaltar a gusto al espectador al encontrarlo definitivamente con la guardia baja en gran parte del metraje, lo que fortalece en gran medida la efectividad del film de perturbar y horrorizar.
El destacable trabajo del fotógrafo polaco Pawel Pogorzelski, que repite luego de "Hereditary" (2018), es diverso y contempla el contraste de la fría y melancólica ciudad natal de los protagonistas estadounidenses y la iluminada y fresca naturaleza escandinava acentuada por un uso de abundante flora de árboles, plantas y flores y su diversidad de colores, la utilización de inmuebles y dependencias minimalistas que remiten a la tradición vikinga, ricamente decorados con pinturas y relieves en madera finamente tallados que buscan plasmar historias antiguas y paganas en una época anterior al cristianismo en Escandinavia, la predilección de enclaves naturales para establecer una conexión más fluida con las creencias ancestrales (el bosque, el despeñadero, etc.) y la exploración de una fotografía realista y naturalista para las escenas más brutales como el suicidio y el dramático y simbólico epílogo. Otro de los grandes triunfos y pilares de la cinta es su aterradora y, a la vez, hermosa banda sonora. Con una carrera de más de 10 años en el circuito independiente, el músico estadounidense regala una partitura oscura y tenebrosa llena de matices y atmósferas siniestras, en donde predominan tonos bajos envolventes y agudos cacofónicos minimalistas. Llena de cambios de ritmo y tono, se acopla perfectamente (de hecho parece haber sido el punto de origen de varios aspectos del guión) al tortuoso pero purificador descenso de la protagonista a los infiernos. El film se rodó íntegramente en Budapest en el verano y otoño (julio y octubre) de 2018 y fue estrenada en Estados Unidos el 3 de julio de 2019 por A24 y en Suecia el 10 de julio de 2019 por Nordisk Film. Se convirtió en un éxito de taquilla menor comparada con "Hereditary" (2018) al recaudar más de US$47 millones a partir de una inversión de US$9 millones, sin embargo, resultó igual de aclamada por la crítica que destacó la dirección de Aster, la interpretación de Pugh y su carácter atípico de película de terror.
Las actuaciones son impecables, sobresale la talentosa británica Florence Pugh que interpreta a la angustiada Dani. Demostrando tener una amplia gama de registros emocionales y su traslación espontánea en medio de una crisis depresiva, Pugh se echa todo el peso interpretativo a la espalda y sale totalmente airosa con un personaje complejo, que parte de resurge como ave fénix a partir de la fragilidad e inseguridad más conmovedora. Su compañero Jack Reynor tiene un desempeño correcto como el novio de la protagonista, Christian, personaje que inicia con dudas respecto a su relación y que se convierte en objeto de odiosidad y desprecio por su falta de empatía y egoísmo. El sueco Vilhelm Blomgren interpreta a Pelle, el amigo escandinavo que los invita al festival, se alza como un interesante comodín interpretativo que rivaliza con Christian y que desde la oscuridad va encaminando el viaje de purificación de Dani. El reparto secundario lo completan William Jackson Parker como el ambicioso Josh, afroamericano sin escrúpulos que está dispuesto a violar cualquier acuerdo de confidencialidad en post de su tesis de antropología. Will Poulter encarna a Mark, el petulante, quejoso y menos brillante del grupo que sólo viaja a Suecia en busca de sexo casual, drogas y alcohol. También encontramos a la británica de origen indio Ellora Torchia y al también británico Archie Madekwe como la otra pareja extranjera que viaja al festival, pero que atraviesa por un buen momento amoroso.
En definitiva, perturbadora e inquietante obra de terror folclórico, un ejercicio cinematográfico de horror atípico pero totalmente turbia y espeluznante que tiene sus mayores méritos en asaltarnos emocional y psicológica con lo que menos esperamos y a plena luz del día. El film fue seleccionado como una de las películas independientes más importantes del año por el National Board of Review, fue nominado a varios premios entre ellos a la Mejor Película de Terror/Ciencia Ficción en los Critics Choice Awards, a la Mejor Fotografía en los Independent Spirit, a los Mejores Efectos Especiales en la Asociación de Críticos de Chicago, al Mejor Diseño de producción en el Círculo de Críticos de San Francisco, y al Mejor Guión y Mejor Actriz (Pugh) en los Gotham Awards.
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