"Misery" es un interesante y espeluznante drama psicológico de terror, una tremenda adaptación del clásico de Stephen King, dirigida por Rob Reiner, y protagonizada por Kathy Bates. Que le significó quedarse con el Oscar a la mejor actriz, además de otros premios. El escritor Paul Sheldon vivirá un infierno cuando tras sufrir un accidente vehicular, quede al cuidado de una maniática enfermera, fanática de uno de los personajes más emblemáticos creados por el novelista, y no acepte que éste haya decidido "matar" a dicho personaje y sacarlo de sus futuras novelas. La película comienza con una situación de lo más normal como es el hecho de que un escritor de fama se cansa de lo mismo, de su éxito y quiere cambiar rotundamente de estilo y temática, porque siente que toda esa bruma del éxito es superficial y que no refleja el verdadero límite de sus capacidades. Se autorecluye en una cabaña alejada de todo y todos y crea una nueva novela, totalmente distinta, pero tiene un accidente vehicular en la nieve y “la fortuna” de que una mujer solitaria lo rescate. Con mayor razón si ella es enfermera y fanática admiradora de su trabajo. Annie Walkes parece ser una mujer bondadosa y respetuosa, pero todo comienza a cambiar cuando se entera que el escritor ha decidido acabar con la heroína Misery Chastain descartando cualquier idea e intención de resucitarla.
Annie considera a Paul un genio, un verdadero poeta, y al principio cree que ella ha sido escogida para enmendar el camino del escritor. Cree que está atravesando por una crisis que le hace renegar de todo lo que ha escrito, pero más aún caerá en la idea de que si se recupera, terminará por perderse en ese nuevo camino. Así, decide hacer creer a Paul que no es posible sacarlo de la casa, a causa de la nieve y de las graves fracturas del accidente, para obligarlo entonces a recapacitar y “resucitar” al personaje de Misery, a como dé lugar. Ella está convencida de tal manera que no dudará en matarlo si no lo hace. Hay que comentar que el guión es bastante más liviano que la novela de Stephen King respecto al personaje de Annie Wilkes, en donde el legendario novelista de terror da rienda suelta a toda una serie de situaciones extremadamente violentas que demuestran la demencia y psicopatía de la enfermera, que van desde la negativa de Annie de proporcionarle analgésicos a Paul para los dolores de piernas y darle de beber agua sucia, hasta la mutilación a hachazos del pie, cuyo muñon luego cauteriza con un soplete y el corte del pulgar con un cuchillo eléctrico cuando se quejaba de que se caían las teclas de la máquina de escribir. Además, a diferencia de la cinta, en la novela Annie mata al policía descuartizándolo con una cortadora de pasto y no de escopetazo.
Reiner tiene el mérito de saber dosificar la tensión en el film, con un ritmo que a todas luces va in increscendo y que tiene en sus mejores momentos la fractura de tobillos, en esa escena icónica con el mazo, y el enfrentamiento final entre Paul y Annie, en que Paul quema la nueva versión de “Misery” con gasolina y termina dándole con la máquina de escribir y una escultura con forma de cerdo en plena cabeza. Pero tan meritorios son estos momentos, son aquellos previos en los que el director juega con las ansias del espectador de que Annie no sorprenda a Paul fuera de la cama en la que lo dejó, que termine por enterarse de qué clase de monstruo es y que ésta, al volver, no sospeche que él sabe quién es ella. La fotografía está más que correcta para una cinta que hace hincapié en la hostilidad e inaccesibilidad del infierno físico, con ese blanco inmaculado contrastando con el horror y la sangre. Y no sólo ello, el interior de la casa, convertida en refugio y al mismo tiempo cárcel, inquietantemente hogareña y hostil, paradójicamente.
Las actuaciones son impecables, Kathy Bates está realmente soberbia en su interpretación de Annie Wilkes: psicótica, espeluznante e imponente, logra pasar por un grandioso registro de sensaciones, desde la ternura y la alegría, el amor a la indifeferencia, la obsesión y el odio. Desatándose en la segunda parte del film, en especial, cuando no tiene tapujos en dislocar los tobillos de Paul para que no pueda caminar nunca más y perforar al sheriff de un escopetazo cuando éste ya sospechaba que el escritor podría estar en la casa de Annie. Johnatan Caan personifica a Paul Sheldon, proporcionando una actuación sobresaliente, realmente convincente como este escritor que intenta viajar de la incertidumbre a la realidad. A medida que va descubriendo el oscuro pasado de Annie como enfermera y qué pasó con su ex familia, el actor nos introduce en un mundo angustioso, en donde la soledad del lugar y la falta de interés de sus familiares, aunado a la poca funcionalidad de los policías en el lugar, hacen que realmente esté en peligro de muerte. Merece especial atención la aparición secundaria de Richard Farnsworth, en el papel del bondadoso sheriff.
En definitiva, un filme que se ha convertido en un clásico del cine de terror y suspense, por meritos propios, pues no ha perdido un ápice de su irresistible fuerza absorbente, su clima malsano, su atmósfera claustrofóbica, turbia, sombría y sórdida, de una crueldad aterradora. Es tan alto su potencial en todos sus rubros, desde la dirección hasta el sonido, todo en conjunto como un puzzle terminado y exhibido en una pared del salón, así con grandeza. Una película que retrata las frustraciones del ser humano y la locura. Y de como las personas se refugian tras un libro en este caso, en vez de afrontar sus problemas, lo cual causa un efecto demoledor. Obra lúcida donde cualquier loco apercibiría la negación de su propia condición. Es la nivola unamuniana donde el personaje se niega a aceptar su destino.