Laura se quedó embarazada tras dos meses de un amor impulsivo y marcado por las drogas con Rubén. Cinco meses después del nacimiento de Mario, la relación llega a su fin y la separación es todo menos amistosa.
Aunque un papel los llama familia, Laura cría sola a su hijo, con amor, fe y una chispa inquebrantable. A pesar de sus carencias y luchas personales, se enfrenta la maternidad con valentía, aunque a veces apenas pueda sostenerse a sí misma.