A estas alturas, resulta evidente que Jessica Jones fue una excepción dentro del universo Marvel televisivo. No es una serie de superhéroes al uso: lo suyo es el thriller psicológico con tintes de cine negro, protagonizado por una mujer que arrastra heridas profundas, un carácter corrosivo y una independencia que se convierte en su mayor escudo.
Desde su arranque, la serie deja claro su tono: crudo, melancólico, con una protagonista más interesada en sobrevivir al día que en salvar el mundo. A medida que avanzan las temporadas, ese enfoque se intensifica, dibujando un retrato cada vez más íntimo y real de una heroína marcada por el trauma. El ritmo puede no ser el de una montaña rusa, pero la evolución de Jessica es constante y siempre interesante.
Krysten Ritter logra una interpretación cargada de matices. Su ironía, su mirada cansada, la forma en que esconde el dolor tras una pose desafiante... Todo encaja. Y lo hace sin necesidad de exageraciones ni discursos grandilocuentes. Ritter convierte a Jessica en alguien cercano, humano, incluso cuando la trama roza lo fantástico.
Los personajes que la rodean también aportan mucho. Trish, Malcolm, Hogarth… todos tienen conflictos propios que enriquecen el relato y escapan de los clichés habituales. La relación entre ellos se transforma con el paso de los episodios, en un juego de lealtades, traiciones y segundas oportunidades que añade peso emocional a la historia.
El estilo narrativo es pausado, pero no por ello menos efectivo. Le da espacio a los silencios, a las miradas, a los momentos incómodos. Puede que a algunos les parezca que tarda en arrancar, pero ese ritmo forma parte de su identidad. No busca fuegos artificiales, sino profundidad.
Lo mejor es cómo aborda temas delicados con una madurez inusual para este tipo de series. Habla de abuso, culpa, adicción, autoestima, violencia... sin caer en dramatismos vacíos ni simplificaciones. Y todo sin dejar de ser entretenida, visualmente atractiva y con momentos de acción bien medidos.
En resumen, Jessica Jones es una serie valiente, con personalidad, que ha sabido contar una historia diferente dentro de un universo saturado de capas, poderes y explosiones. Una pena que Netflix cerrara su ciclo antes de tiempo. Ojalá Disney recupere este personaje, porque aún tiene mucho que ofrecer. Jessica no es una heroína al uso, y quizás por eso es una de las más necesarias.