Luke Cage es una serie que tiene personalidad, ritmo, carisma... y también algunas contradicciones. No es solo otra historia de superhéroes, y eso se agradece. Desde el primer episodio deja claro que quiere hablar de poder, de identidad, de comunidad. Lo hace desde Harlem, con orgullo afroamericano, con una banda sonora que acompaña como un latido, y con un protagonista que impone sin necesidad de levantar la voz.
Mike Colter se mete en la piel de Cage con una presencia imponente. No necesita hacer mucho para transmitir seguridad. Pero ahí está también una de las rarezas de la serie: teniendo un personaje que puede tumbar paredes con una mano, cuesta entender que algunos villanos duren tanto o que haya combates que parezcan más igualados de lo que deberían. A veces da la sensación de que se fuerza el guion para que la tensión se mantenga, aunque eso implique olvidarse de lo que el protagonista puede hacer.
Aun así, lo que hace que Luke Cage funcione no son solo los puñetazos. Lo mejor está en los diálogos, en los conflictos personales, en esa mezcla de cine negro, blaxploitation y drama urbano que la hace distinta a cualquier otra entrega del universo Marvel-Netflix. Hay capítulos en los que casi se olvida que esto va de superpoderes, y no pasa nada. Es más: cuando se apoya en eso, gana.
También hay que reconocerle que mejora con el tiempo. La segunda temporada pule errores, explora más las relaciones y se atreve con dinámicas menos previsibles. No todo es perfecto: hay altibajos de ritmo, tramas que se alargan demasiado y algún que otro personaje desaprovechado. Pero en general, la serie sabe lo que quiere contar, y lo hace con estilo.
Otro de sus aciertos está en cómo refleja Harlem como un personaje más. La ambientación, la cultura, la música… todo construye un universo creíble, con identidad propia. Y eso no es fácil. De hecho, es probablemente la serie más coherente en ese sentido dentro de las producciones Marvel para Netflix.
No todos los enemigos están a la altura, eso es verdad. Hay momentos en los que uno se pregunta cómo alguien con tanta fuerza física tiene que esforzarse tanto para derrotar a rivales que, en teoría, no le llegan ni a la suela. Pero si se acepta el juego, si se compra la propuesta, lo demás fluye.
Luke Cage no será la serie más redonda del catálogo de Marvel, pero tiene algo que la hace especial. Es entretenida, sí, pero también quiere dejar huella. Y en muchas ocasiones, lo consigue. Aunque tenga sus tropiezos, tiene también momentos memorables, de esos que se quedan. Y en este tipo de producciones, eso no es poco.