Dejando de lado el detalle de que tres mujeres, dos de ellas de un físico más que contundente y una empleada del lugar no son inmediatamente asociadas al robo por una policia la mar de incompetente, o por qué un malo malísimo insiste en perdonarle la vida a una sra. que se la está poniendo más que difícil, la cosa tiene su encanto. Ahora, como casi todas las series de este tipo en la segunda temporada los guionistas se están metiendo en una madeja de la que ya no saben muy bien como salir. Le sigo dando una chance a ver en qué decanta.