Serie de misterio con algo de ciencia ficción muy entretenida, y que para nada hace falta haberse leído los cómics de los que se inspira para entender la historia (un error que, por ejemplo, comete The Witcher). Una puesta en escena muy limpia y generalmente clara, con pocos oscuros y de corte juvenil y amable, Locke & Key está lejos de ser una serie de terror. Lo único que flojea en la serie es el villano, sin garra ni personalidad, y este es el aspecto que hace que Locke & Key sea una serie muy buena, pero se queda a las puertas de ser una obra maestra, porque en todo lo demás destaca, y muy bien de hecho.
Las comparaciones son odiosas, pues cualquier semejanza con La Maldición de Hill House es pura casualidad, esta serie está mucho más lograda y le supera en todos los aspectos. Aquí no hay conversaciones eternas e insulsas entre personajes más insulsos que las propias conversaciones. Aquí se va al grano, no se pierde el tiempo en cosas innecesarias ni tampoco existe el vaivén entre momentos y años diferentes.
Los personajes, quitando el villano, me parecen muy dignos y el elenco muy adecuado, cumple a la perfección. Destaco en particular el papel del niño, que sorprende muy gratamente su naturalidad en escena, probablemente el mejor personaje (y actor) de la serie.
La banda sonora me ha parecido muy buena, llegando a shazamear en varias ocasiones.
Puedo decir que me he quedado con ganas de más, de mucho más, se me ha hecho muy corta la temporada, pese a que goza del número de capítulos y de tiempo habitual para las series de Netflix.
En conclusión, Locke & Key es una serie que no te puedes perder, con un guión intenso y magistral, que queda algo empañado por el poco empaque del villano en toda esta historia, pero que cumple a la perfección en su función de entretener y de gustar, y también de emocionar.