Ya sé que es muy probable que nunca sea considerada una serie de culto y que para muchos este tipo de productos está hecho por y para mujeres. Pero después de 180 episodios, 8 temporadas y 9 años de emisión, creo que las vecinas de Wisteria Lane se merecen una despedida ahora que la serie ha llegado a su final.
“Mujeres Desesperadas” puede presumir de tener sus propios records, en 2005 fue la serie más vista en todo el mundo, en el 2006 fue la segunda ya que la final de la Super Bowl coincidió con la emisión del último capítulo de su segunda temporada. En 2007 fue considerada la serie con más audiencia en el mundo. Durante la emisión de su cuarta temporada (2007-08) ocupó el quinto lugar en la lista de los 160 programas de televisión más vistos en los Estados Unidos, por delante de series como “House”, “Perdidos”, “Anatomia de Grey” o “CSI: Miami”, por ejemplo.
La serie es mucho más que una caricatura sobre las amas de casa, nos ofrece un retrato mordaz de los barrios residenciales de clase media alta, lugares apacibles en los que nunca pasa nada, con el césped perfectamente cortado, niños repartiendo periódicos en bicicleta y vecinas que te reciben con un pastel, pero que en el interior de sus preciosas casa ocultan vicios, secretos inconfesables, adicciones y problemas como en cualquier otro barrio.
“Mujeres desesperadas” (“Desperate Housewives”) nos sitúa en la zona residencial de Wisteria Lane, en la imaginaria ciudad de Fairview. En el primer capitulo podemos escuchar la voz en off de Mary Alice Young, que nos relata como ha sido su día, atender a su familia, limpiar su casa, cuidar el jardín, coger un revolver y pegarse un tiro. La voz de Mary Alice es una constante en la serie ya que cada capítulo lo narra ella, empezando y terminando con sus reflexiones. Durante su funeral, Mary Alice nos va presentando a sus vecinas y amigas Bree Van de Kamp, la perfecta ama de casa, obsesionada con la limpieza, el orden y los buenos modales; Susan Mayer, recién divorciada es inmadura y algo torpe; Lynette Scavo que es equilibrada y competitiva, dejo su carrera profesional para cuidar de su numerosa familia y Gabrielle Solís una antigua modelo materialista y frívola que siempre obtiene lo que quiere de su rico marido.
Cuando encuentran una nota entre las cosas de su amiga que parece una amenaza, deciden investigar por su cuenta el suicidio de Mary Alice y la relación que su marido y su hijo adolescente tienen con el acontecimiento.