Homecoming (Regreso a Casa) es una institución privada (dependiente de una empresa llamada Geist) donde se interna voluntariamente a soldados con estrés postraumático para brindarles asistencia psicológica con el objeto de su reinserción familiar, social y laboral.
En 2018, Heidi Bergman es la terapeuta (counselor) de Homecoming, se reporta con Colin Belfast (Bobby Cannevale), su superior inmediato y uno de sus principales pacientes es Walter Cruz (Stephan James). Cuatro años más tarde, Heidi trabaja como camarera y es abordada por un burócrata menor del Departamento de Defensa, Thomas Carrasco (Shea Wigham) para indagarla acerca de su pasado en esa institución.
Ya en su capítulo presentación, la serie nos deja claro que se trata de una trama conspiranoica y no nos deparará demasiadas sorpresas durante su desarrollo. Su desarrollo es más bien moroso, incurre en repeticiones y podría haber contado con menos capítulos o haberse encarado como una película.
Podría decirse entonces que el interés de Homecoming radica más en los aspectos formales de la narración: una estética entre vintage y atemporal, planos secuencia y cenitales, pantallas partidas, distintos formatos de pantalla, buena alternancia y definición visual de los temporales en que se desarrolla la acción y algunos prefacios de sus capítulos que son una joyitas.
Muy buena banda sonora, que por momentos, sumada al sustrato conspiranoico y la estética vintage nos hace pensar en un capítulo de la serie británica Los Vengadores; es más, toda la serie lo parece.
Julia Roberts compone un personaje triste, una antidiva; Cannevale está muy bien con su insufrible Colin, lo mismo que Wigham con su desangelado Carrasco y James con su tierno soldado Cruz. No se entiende el lujo de poner a Sissy Spacek en el personaje tan deslucido de la madre de Heidi.
En definitiva, un drama conspiranoico con momentos de thriller, un toque romántico, en general moroso, con diálogos no siempre logrados o demasiado extendidos y que más vale la pena ver por la elegancia de su aspectos formales y su melancolía, ya que sus peripecias resultan en general predecibles.