The Mandalorian me recuerda a esas viejas películas de los ochenta en las que el argumento no era tan importante como los efectos especiales o la puesta en escena. Y no me parece mal, salieron grandes obras de ficción en aquella década (aunque ahora nos parezcan técnicamente anticuadas). Lo que le reprocho a The Mandalorian es que dé la sensación que no se ha conseguido avanzar absolutamente nada: el hilo argumental basado en generar una aventura diferente (“diferente”) y cerrarla en cada episodio está muy anticuado ya. Pero vale, te lo compro. Que el mandaloriano vaya acompañado en todo momento de un bebé Yoda cuyo personaje no ha evolucionado ni un centímetro bien avanzada la segunda temporada es imperdonable a nivel narrativo (y muy aburrido), pero si nos conformamos con que emita de vez en cuando un sollozo de bebé humano y nos ponga carita de angelito mientras se lleva a la boca todo lo que pilla, pues vale, es monísimo el engendro, pero atufa a pastelazo Disney. Y por último, que los animatronics y los efectos especiales en general parecen rodados hace 40 años es el colmo de la desidia técnica. The Mandalorian gustará mucho a los clérigos de la saga Star Wars, pero no porque sea una buena serie, sino porque así lo contemplan sus escrituras.
The Mandalorian me recuerda a esas viejas películas de los ochenta en las que el argumento no era tan importante como los efectos especiales o la puesta en escena. Y no me parece mal, salieron grandes obras de ficción en aquella década (aunque ahora nos parezcan técnicamente anticuadas). Lo que le reprocho a The Mandalorian es que dé la sensación que no se ha conseguido avanzar absolutamente nada: el hilo argumental basado en generar una aventura diferente (“diferente”) y cerrarla en cada episodio está muy anticuado ya. Pero vale, te lo compro. Que el mandaloriano vaya acompañado en todo momento de un bebé Yoda cuyo personaje no ha evolucionado ni un centímetro bien avanzada la segunda temporada es imperdonable a nivel narrativo (y muy aburrido), pero si nos conformamos con que emita de vez en cuando un sollozo de bebé humano y nos ponga carita de angelito mientras se lleva a la boca todo lo que pilla, pues vale, es monísimo el engendro, pero atufa a pastelazo Disney. Y por último, que los animatronics y los efectos especiales en general parecen rodados hace 40 años es el colmo de la desidia técnica. The Mandalorian gustará mucho a los clérigos de la saga Star Wars, pero no porque sea una buena serie, sino porque así lo contemplan sus escrituras.
Qué pena tener que volver a este absurdo cuento de hadas galáctico después de haber disfrutado tanto con los episodios de Andor. Favreau vuelve, por lo tanto, a esas andadas triviales que tanto parecen gustar al respetable (tras haber leído las críticas aquí expuestas). Lo siento, pero discrepo por completo de éstas. Aquí solo hay un terrible compendio de episodios (afortunadamente cortos) en los que se expone, una temporada más, distintas micro historieta para cada entrega. Personajes ridículos y despersonalizados, omnipresencia de robots estúpidos, un peluche sollozando como un bebé humano, el pirata maligno calcado estéticamente al de Piratas del Caribe (la vagancia creativa es extrema)… Y todo para enmascarar una línea argumental tan simple como vulgar. Sigue sin haber esfuerzo de producción en The Mandalorian. Pero tampoco hay respeto alguno por la saga original. Esto tiene que acabarse, por favor.