Definida como thriller psicológico con ambiente de terror, el aclamado director de la trilogía de Mútliple, Señales y La Joven del Agua entre otras, así como su incursión en la serie Wayward Pines, M. Night Shyamalan (productor) aporta ese aura de misterio paranormal constante que intentará atraparte los 2 ó 3 primeros capítulos.
Escenarios cuidados, cámara nítida, relajada, sin cambios bruscos de intención, marcando con cuidado cada corte, mirada o palabra. Toby Kebbel interpreta a un buen Chef inglés cuyas innovaciones marcan su estado de ánimo, callado y con mal carácter. Lauren Ambrose, periodista reputada, intenta evadirse de los males que la rodean, sobre todo el trágico pasado que acompaña a ambos, pero en especial a ella, pues una desafortunada irresponsabilidad llevó a lo que nos da la serie: muerte prematura de un bebé y reemplazo por un muñeco de silicona, con la conveniencia de la familia, y el ”desconocimiento” de la madre.
Un ingrediente, o un par, faltan por añadirse a este guiso. Dorothy (Lauren Ambrose) contrata por su cuenta a una niñera para encargarse del muñeco, situación difícil de enfrentar, sumado a que la madre dentro de su limbo mental considera que sigue vivo, pues pasó un estado catatónico al estar con el bebé muerto 4 días encerrada. Myrcella Baratheon, en este caso, Leanne Grayson (Nell Tiger Free) se presenta como una niña inocente, pulcra, rutinaria, que acepta encantada esta extraña composición familiar, aunque la rodea un área de misticismo e intriga, que no sabes en ningún momento cual será su reacción llegando a desmayarse, insinuarse sexualmente, rezar, o dormir con el bebé en la cuna.
Julian (Rupert Grint) hermano de Dorothy, hilo conductor de comedia de la serie, alcohólico e intuitivo, desconfía de Leanne nada más llegar, lo que le sume en una investigación acerca de sus orígenes ayudado por un detective y la psicóloga sin titulación, que aconsejó a la familia el cambiazo preventivo del hijo. Las sospechas hacia la niñera se saldan con extraños sucesos, que no dejan de conformar un ambiente enrarecido en el que no te llegas a creer lo que acaba de pasar; el bebé, cuando está con Leanne, cobra vida. Sí, y no sabes si lo ha traído ella, o es algún tipo de ritual (nada más llegar pone en su cuarto una cruz hecha con ramas y cuerdas).
La clave de esta composición de 10 capítulos es ésa, no sabes si hay magia o no, te lo crees, pues astillas en la garganta no es algo muy típico, así como la pérdida de gusto de un Cheff de alta cocina, pero a la par asumes perfectamente las explicaciones banales que aportan cada personaje. Leanne, obsesiva con quien no la trata bien, parece evocar un mal hacia esas personas, y viceversa, otorgando vida a quién sufre mucho, pero solo con ella delante, lo que nos lleva a pensar que puede ser una especie de elegida, con un don excepcional.
En la última estocada de tensión, aparecen nuevos personajes, supuestos familiares pertenecientes a una especie de secta religiosa fanática, que ayudada de dos buenas actuaciones de Alison Elliot (Tía May) y Boris McGiver (Uncle George), acaban por mostrar en sus monólogos fuertes, enrevesados y cautivadores, cómo pueden abducir a cualquier personalidad, por fuerte que sea, y te hacen dudar de todo lo que ha pasado en la serie sin que ésta pierda pie ni intención.
Subjetivamente, el hecho de que el ochenta por ciento de los planos sean en la cocina, estableciendo una especie de simbiosis entre escenas de cortes de cuchillo, tajos, cocciones y Leanne preparándose meticulosamente su inmutable bandeja de sopa de tomate, reuniones cargantes y comedia de matrimoniadas, alivia momentos en los que te da la sensación que vas a recibir un susto. No es la típica película de screamers (La Monja, Llorona), se aleja bastante de ese ”pseudoterror”. Demuestra que son innecesarias caras de CGI terroríficas, invocaciones demoníacas y consigue envolverte con una manta de incomodidad perturbadora que en algunos casos se queda corta. Considerando que su intención sea no llegar más allá en esos aspectos, alcanza cuotas altas que cualquier persona que gusta del suspense oscuro puede disfrutar sin aburrirse del todo.