La miniserie comienza con Elena Richardson (Reese Witherspoon) observando cómo arde su enorme caserón. situado en un suburbio adinerado de Cleveland, a causa de un incendio intencional. ¿Quién será el o la responsable?
Luego la acción nos ubica cuatro meses atrás y nos presenta a Elena (periodista en un pequeño diario local) y su familia (esposo abogado y cuatro hijos, dos chicas y dos varones, adolescentes). Poco tiempo después le alquila un departamento a Mia Warren (Kerry Washington), una artísta plástica itinerante, quien tiene una hija adolescente. A partir de ahí, los caminos de ambas mujeres y de ambas familias se entrecruzarán de forma permanente.
LFE tiene varios problemas: pretende abarcar demasiados temas y no encuentra mejor solución que reducirlos al esquema de un culebrón, pero un culebrón no asumido, ya que se nota que tiene pretensiones; entre otras, emular a la claramente superior Big Little Lies (Witherspoon es productora de ambas miniseries)
Los dos primeros capítulos funcionan muy bien, planteando varias temáticas que giran alrededor de la confrontación de clases y el racismo. Elena es virtualmente un ama de casa, esposa y madre perfecta de una familia perfecta, políticamente correcta, que vive en una barrio pionero en "integración racial" pero con una prepotencia paternalista y condescendiente para con Mia, celosa defensora de su independencia y modo de vida pero con un pasado aún opaco y aparentemente oscuro.
La irrupción del personaje de Bebe (Lu Huang) introduce el tercer gran tema de la serie: la maternidad. Pero esta irrupción resulta, a mi criterio, sumamente forzada y precipita a la serie en el territorio del culebrón. El personaje de Mia incurre en acciones aparentemente desconcertantes, desencadenándose en ese punto el franco antagonismo entre ella y Elena, que venía planteándose hasta ese momento con una sutileza prometedora.(en cuanto a antagonismos, se encuentra más logrado, y desde la comedia, el de las protagonistas de Muertos por mí).
En líneas generales, los personajes adolescentes parecen comportarse en forma más razonable que los adultos.
En varios momentos, los planteos o situaciones de la serie son correctos, algunos diálogos son elocuentes... pero el giro melodramático termina en algún punto banalizando las problemáticas que plantea.
Witherspoon vuelve a componer un personaje muy similar al de Big Little Lies, igual de insufrible y caprichoso. El personaje de Mia (y la actuación de Washington) ofrece más matices, pero pierde sugestión a medida que lo vamos conociendo.
En suma, una serie que termina equivocando el tono en su planteo de temáticas interesantes y forzando un tanto las motivaciones de sus protagonistas y sus antagonismos, haciendo que falle el cruce entre lo individual con lo social que se propone la serie.