Sofie (Ida Engvoll) es una consultora, casada y madre de dos hijos, que comienza a trabajar como consultora en una editorial de Estocolmo con el objeto de mejorar su rentabilidad llevando a cabo la digitalización de su catálogo, entre otras estrategias. Al poco tiempo, comienza un juego de seducción con Max (Björn Mosten) un empleado de informática temporal de la editorial mucho menor, un juego ciertamente con rasgos originales.
Esta es la premisa general de esta original comedia romántica con un muy querible plantel de secundarios (el director editorial, la directora de ventas y comunicación, la secretaria, el propietario, el padre de la protagonista, todos magníficamente actuados) y agudos apuntes sobre la pequeñas editoriales y su actual crisis. Se podría decir que la pequeña editorial es la otra protagonista de la historia, que describe sus relaciones con los escritoras y escritoras y sus principios, las redes sociales, la edición, los tratos con la industria audiovisual y la inestabilidad laboral.
Los contrastes entre Sofie y Max son muchos: la edad, la extracción social, la jerarquía laboral, lo urbano y lo provinciano, la realización profesional... pero la química entre ellos (y en la pantalla) es imbatible. La descripción de sus entornos familiares y sus fantasmas es tan certera como sensible y no elude momentos de dureza. Como en toda buena comedia, la crisis atraviesa a todos sus personajes y su pintura se va profundizando con el correr de la serie, siempre con una gran economía de recursos, en sus capítulos de media hora. Como siempre, llama la atención la pericia con que en tan poco tiempo a veces se combinan 3 ó 4 líneas narrativas en esos escasos 30 minutos. El humor es agudo y, por momentos roza el absurdo.
Pero por sobre todo, se destaca la enorme audacia de esta miniserie de Lisa Langseth en su abordaje de los impulsos y decisiones de una mujer casada y en la manera en que resuelve visualmente ciertas escenas.
En suma, una comedia romántica original y muy audaz, con un humor social agudo y que no le teme al drama cuando es necesario, con una gran labor de la pareja protagónica y lso secundarios.