Este guion no está basado en una realidad, aunque bien se pueda encontrar cierta sincronia entre la realidad y la ficción social.
Los dos personajes son comediantes de éxito procedentes de los suburbios de Filadelfia, con una familia humilde, y en el que despues se traslado a Nueva York. En la vida real es el padre quien tuvo un pasado problemático con la cárcel y las drogas.
Kevin Hart en la vida real es de las estrellas showman USA actuales más versátiles del entretenimiento. El polivalente actor y comediante afronta su agenda de un lado a otro con naturalidad y encanto. Se le puede ver en un aspecto amplio haciendo un cameo, como a la vez se le puede recordar entrevistando a jugadores de la NBA. Una máquina de likes y de venta de entradas. Un sujeto admirado por personas comunes al igual que por estrellas de distintos sectores. Mucho de todo esto se puede ver en la dinamica ambiental del personaje. El paralelismos entre la historia del comediante y el relato ficcional son tales que a ratos puedr confundirse en clave de documental, y tal vez de donde venga la elección de su título.
Talvez de la dirección y el manejo de cámara durante tramos de la primera parte, puede generar una cierta confusión. Esa idea poco a poco se va desplazando hasta que el relato se instala en el otro registro. Mientras tanto, la producción plantea una serie de disyuntivas que complican el andar de Kevin Hart. A su vez, van exponiendo distintos temas en torno a la figura del comediante.
Aunque ese aspecto, que aspira a ofrecer tensión y diversos nudos narrativos, en ocasiones parece exagerado. En ese camino, el protagonista pierde fuerza en favor durante varios tramos del relato. Puede que esto no tenga tanto que ver con el guion como él. Wesley Snipes y Theo Rossi ofrecen secuencias sólidas, con papeles que esconden varias capas más que el de Hart. Esa suerte de balance salva el film de ser una parodia o un relato hipertrofiado, aunque es un relato entretenido no alcanza a ser memorable.
Un thriller de chantage que se va complicando con giros y contra giros.
Al tratarse de una historia relacionada con el mundo de Kevin Hart, es lógico que el comediante sostenga todo el relato. De alguna forma, Netflix acerca al espectador a ese universo para dejarse seducir. Desde las noches en hoteles de lujo hasta la reacción de los seguidores y el entorno más cercano. Ese viaje incluye algunas zonas grises, esas en las que la historia aspira a trascender, aunque deje dudas.
En esos campos emergen Wesley Snipes, hermano de Hart, y Theo Rossi, el fan más apasionado del comediante. A medida que sus personajes tienen más espacio, el de Hart se va extraviando, aún cuando sus historias tienen irregularidades en cuanto a construcción. Snipes (mas conocido por el personaje Blade), toma las riendas de la historia y aparta a todo lo que se consiga en el camino; algo similar ocurre con Rossi. A través de ellos se muestra la otra cara del estrellato. El riesgo que se corre dentro de ese juego es preferirlos a ellos antes que al protagonista.
Luego, en una vuelta del guion, Hart vuelve a tomar los mandos. Pero la sensación es que en el camino quedaron historias con mayor potencial del mostrado y que la resolución de algunos conflictos que le hace ser rocambosca.
La serie aspira a más de lo que da, propiciando esas resoluciones abruptas o que sus fortalezas se diluyan en el camino. Si el espectador busca una miniserie para acompañar el fin de semana, no se aburrirá con esta producción entretenida, que bien entrelaza trazos morbosamente entre Wesley y Kid