Quizás con Sexify se haya querido ofrecer una visión más feminista de la sexualidad en general. Es posible que también se hayan planteado como premisa anteponer este paradigma femenil ante todo lo demás. Incluso es probable que el creador de este pegote polaco haya pensado que un guión coherente, o el rigor narrativo de la historia no son tan importantes si muestras en cada episodio universitarias en topless con apenas una razón expositiva. Y lo siento de veras, porque las chicas son muy monas, pero no. No cuela. Esta crónica a modo de colegialas no tiene ni pies ni cabeza: un proyecto de postgrado lleva a la protagonista, una veinteañera virgen y mojigata, a permitirse desarrollar una app para “optimizar el orgasmo femenino”. Claro, porque ella es una experta y sabe mejor que nadie cómo alcanzarlo. A partir de ahí las estupideces surgen solas. Y tetas. Muchas tetas, eso sí.