La mejor miniserie de la historia
se centra en una compañía de paracaidistas del ejército americano, pero dejad que os lo explique. Aquí no hay buenos y malos. La nacionalidad de los protagonistas se debe, sencillamente, a una cuestión de empatía con el público al que va dirigido. Son soldados estadounidenses, pero podrían ser milicias de la resistencia francesa, pelotones soviéticos avanzando hacia Berlín o escuadrones nazis defendiendo la causa. Todos luchan, todos sufren, todos perecen. La exaltación nacional queda apartada a un lado para remarcar lo que realmente importa: el trauma de la guerra. Ese repudio al patrioterismo nos permite centrarnos en un relato más complejo, profundo y digno. Por eso Band of Brothers (HBO) hará que el bochorno que sufriste al ver Pearl Harbor sea aún más denigrante.
También es un manual de la psique militar
No hay un héroe que nos acompaña durante el trayecto sino un grupo de soldados que van cayendo por el camino. Centrándose en la compañía de paracaidistas Easy, Band of Brothers recorre los diferentes perfiles psicológicos del hombre enfrentado a la guerra: la aparente fuerza del soldado que acaba de perder a su hermano, la angustia del médico en el frente al que le falta morfina y le sobran heridos, las dudas del teniente, la desesperación del joven que se ve superado, el miedo a volver a una vida de paz… Cada personaje aporta su particular mirada, dando como resultado un trágico y paradigmático relato de las diferentes caras de la guerra
Porque rechaza el sentimentalismo innecesario
Es cruda como la guerra misma: sin heroísmos ni épica, llanamente sobrecogedora y con una visión más fría que un invierno en Bastogne. Los cadáveres se apelotonan en las esquinas y las iglesias se transforman en hospitales teñidos de rojo. Porque la dulce mirada entre un soldado y una enfermera no termina en un beso y música de violín, sino en un cuerpo sepultado entre las runas. Hay lágrimas, sí, pero que provienen de la incapacidad de comprender tanta aberración.