La serie sigue a cuatro funcionarios de prisiones en una antigua cárcel conocida como La Casa. Sammi (Youssef Wayne Hvidtfeldt), Henrik (David Dencik), Miriam (Sofie Gråbøl) y Gert (Charlotte Fich) trabajan en un entorno aparentemente tranquilo, pero siempre al borde de la violencia. Tanto los empleados como los internos mantienen una frágil armonía, operando bajo sus propias reglas que desafían el código de conducta oficial.
Sin embargo, cuando la prisión enfrenta el riesgo de cierre, los altos cargos implementan una política de tolerancia cero con nuevos métodos que impactan directamente a todos. Esta situación desencadena un motín que pronto se descontrola, poniendo en peligro a todos los involucrados.